Inicio Biblioteca Complutense Catálogo Cisne Colección Digital Complutense

Conjunción de saberes. Historia del patrimonio documental de la Biblioteca Lafragua

Antonio Carpallo Bautista 19 de Diciembre de 2018 a las 14:35 h


La Biblioteca Histórica acaba de recibir la donación de un magnífico libro de la Biblioteca Lafragua de la Universidad Autónoma de Puebla, México, que queremos agradecerle públicamente. Se trata de la obra Conjunción de saberes. Historia del patrimonio documental de la Biblioteca Lafragua. Jesús Márquez Carrillo, coordinador. Puebla (México): Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Biblioteca José María Lafragua, 2017.

Conjunción de saberes, es una obra imprescindible para dar a conocer el fondo bibliográfico y documental de esta biblioteca histórica. La iniciativa, promovida por el maestro Manuel de Santiago y coordinada por el doctor Jesús Márquez, ha sido realizada por el personal de la propia Biblioteca Histórica, quienes son en realidad los que mejor conocen su fondo.


Es necesario felicitar a todos los que han participado en este proyecto, que sin duda va a favorecer la difusión y conocimiento de esta Biblioteca, enfocada principalmente hacia la investigación en las diferentes ramas del saber, así como en el estudio del libro antiguo, la imprenta y la encuadernación, debido a la rica y variada tipología de obras, ediciones y encuadernaciones. Me consta la visita a la Biblioteca Lafragua de investigadores de diversos Estados de la República y de diferentes países, tanto de América como de Europa.


Esta obra nace como testimonio de la historia de una gran institución como es la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y su Biblioteca Histórica, dando a conocer la procedencia de sus fondos, sus colecciones y las personas, que con su esfuerzo y dedicación, han colaborado y facilitado la conservación, estudio y difusión de sus obras.


Muchas bibliotecas con un acervo bibliográfico y documental similar, o incluso superior en número, no tienen una obra estas características, por ese motivo hay que reconocer el esfuerzo realizado por parte de la Biblioteca Histórica y de la Universidad en la publicación de esta cuidada edición.


Al realizar una rápida consulta al índice se observa una excelente distribución de los capítulos, junto a numerosas citas y notas a pie de página, en distinto color al texto en los capítulos, lo que ayuda a resaltar estas informaciones, junto a una completa bibliografía, perfectamente normalizada, como no podía ser de otra manera al ser realizada por bibliotecarios.


La obra se inicia con una acertada presentación de su actual directora Mercedes Isabel Salomón Salazar, seguida de una introducción por parte del doctor Jesús Márquez Carrillo, coordinador de la obra, el cual nos indica que el acervo de la biblioteca no es solo bibliográfico sino también documental ya que custodia el Archivo jesuita, el Archivo del Colegio del Estado, el Archivo de la Academia de Bellas Artes de Puebla y el de la Escuela de Medicina y Farmacia.Cabe destacar la inserción de imágenes en color, sobre todo entre los capítulos con ejemplos de obras relevantes de la Biblioteca y una abreviada descripción.

 

En el primer capítulo, titulado "Vestigios y peripecias: el fondo de origen de la biblioteca del Colegio del Estado de Puebla (1825-1875)" y realizado por Edgar Iván Mondragón y Jesús Márquez, encontramos informaciones relativas a la creación del Colegio del Estado de Puebla, el inventariado de los fondos de su biblioteca, realizado por un estudiante que seguramente sea conocido, José María Lafragua.Continúa el capítulo adentrándose en el fondo procedente de los jesuitas, más concretamente el de la Librería del Espíritu Santo, junto al fondo del Real Colegio Carolino. También se hace alusión a varias constituciones y reglamentos del Colegio del Estado, donde en uno de ellos se especifican las labores de los bedeles, cargo antiquísimo que ya se utilizaba en las universidades más antiguas de España como es el caso de la Universidad de Salamanca, fundada en 1218 por el rey Alfonso X el Sabio, siendo la tercera en antigüedad en Europa, y también hace alusión en ese reglamento al cargo del bibliotecario. En los mismos reglamentos se incluyen datos sobre el equipamiento del Colegio como mesas, sillas, cajas, entre otros, especificando los materiales de la Librería y de la Biblioteca, además de las pinturas de la Librería.Se incluyen en el capítulo informaciones sobre las incorporaciones de los fondos de la Biblioteca del Consejo del Estado de Puebla, de la Academia Médico-quirúrgica, del Real Hospital de San Pedro, junto a unas consideraciones finales.

 

El segundo capítulo, titulado "Los saberes en los fondos conventuales de la ciudad de Puebla" y realizado por Jonatan Moncayo, se adentra en el estudio de los fondos procedentes de los conventos como el de San Francisco, Santo Domingo, San Agustín, la Merced, el Carmen, San Antonio y Nuestra Señora de Belén, identificados por sus marcas de fuego. La Biblioteca, como indicaremos al finalizar el texto, participa en el proyecto del Catálogo Colectivo de marcas de fuego, junto a otras instituciones, siendo una herramienta muy útil para la descripción de las procedencias de la obras.Se identifican las obras conventuales que tratan sobre historia, viajes, exploraciones, poesía, teatro, gramática, retórica, lógica, derecho canónico, dialéctica, historia natural, entre otras.

 

El tercer capítulo titulado "El legado Lafragua y los nuevos tiempos de la Biblioteca del Colegio del Estado en el último tercio del siglo XIX" y realizado por Edgar Iván Mondragón, es continuación del capítulo primero elaborado por el mismo autor y Jesús Márquez, y se centra en la Biblioteca del Colegio del Estado en la última parte del siglo XIX.Se incluyen notas haciendo referencia a documentación de archivo como cartas y expedientes. También se ofrece información sobre la recepción del Legado Lafragua, destacando que no existía un inventario de los libros recibidos. Pero no todo fueron libros sino que José María Lafragua también incluía en su legado obras de arte, bienes inmuebles así como un legado económico, el cual se tuvo que administrar, siendo el 25% destinado a la compra de libros para la biblioteca.El ingreso del Legado Lafragua hizo cambiar de sede a la Biblioteca del Colegio del Estado, junto a otras medidas como horarios de apertura a los lectores y formas de clasificación de las obras mediante la clasificación de Melvin Dewey.


El siguiente capítulo titulado "Los nuevos saberes y el resguardo de la memoria" y realizado de nuevo por Jonatan Moncayo, nos trata de acercar a la forma de cómo los libros de las bibliotecas de los conventos se fueron incorporando a los fondos de las bibliotecas públicas, entre ellas la actual Biblioteca Lafragua, lugar de resguardo de la memoria.En el capítulo se ofrecen tablas donde se observa el número de volúmenes de las bibliotecas públicas más importantes de la República en 1873, figurando en tercer lugar la Biblioteca del Colegio del Estado, solo rebasada por la Biblioteca Nacional y la Biblioteca de Guanajuato.


Para dar un mejor servicio a los lectores y ubicar convenientemente los fondos de la Biblioteca, sobre todo los procedentes del Legado Lafragua, el 5 de mayo de 1874 se inauguraron los nuevos locales lo que originó un aumento de los lectores. Recordar que el 12 de julio de 1859, un decreto ordenaba que todos los bienes eclesiásticos pasaban a ser propiedad del Estado, lo que haría que se aumentaran los fondos de las bibliotecas públicas, entre ellas la Biblioteca del Colegio del Estado, después Biblioteca Lafragua.


Otro de los capítulos de esta obra lleva el título "Las colecciones particulares de la Biblioteca Lafragua: tres casos (1899-1934)" realizado por Christian Sánchez. Este capítulo trata de poner en valor la donación de las colecciones privadas a la Biblioteca y expone tres ejemplos. El primer fondo perteneció a la biblioteca del Embajador de México en Estados Unidos, Manuel Azpírez, con 509 obras en 806 volúmenes, con temáticas tan diferentes como derecho, ciencias, obras de referencia, geografía, historia, filosofía, entre otros. El segundo donante fue Manuel Maneyro, ya que el Ayuntamiento de Puebla había sido nombrado heredero de su dinero y bienes, entre ellos su biblioteca, aunque el destino en principio, según Maneyro, debía ser el Seminario Conciliar, pero finalmente se depositaron en el Colegio del Estado. En 1901 los libros pasaron a la Biblioteca del Colegio del Estado. El tercer donante fue José Rafael Isunza que donó su fondo bibliográfico a la Biblioteca del Colegio del Estado, con obras generales, filosofía, religión, ciencias sociales, filología, ciencias puras, ciencias aplicadas, bellas artes, literatura e historia, con un total de 1626 obras en 3071 volúmenes.Otro de los fondos que custodia la Biblioteca Lafragua perteneció al doctor Rafael Serrano, no siendo una donación sino una adquisición promovida por suscripción pública de profesores y alumnos del Colegio del Estado, y que contenía obras generales, filosofía, religión, ciencias sociales, filología, entre otras, con un total de 10673 volúmenes.

 

El siguiente capítulo ha sido realizado por la actual directora de la Biblioteca Mercedes Isabel Salomón con el título "La colección de la Academia de Bellas Artes de Puebla. Libros, documentos y estampas".
Esta colección forma parte de la Biblioteca Lafragua desde 1988 y contiene más de un centenar de cajas con libros y estampas y que con el tiempo estas últimas se han puesto al servicio de los usuarios por medio de un catálogo digital.


El capítulo hace un recorrido histórico de la Academia de Bellas Artes de Puebla desde su creación a primeros del siglo XIX. Se indican las diferentes tipologías documentales que llegaron a la Biblioteca (impresos, manuscritos, bandos, lotería, trabajo escolar, tesorería, administración escolar). La colección de libros comenzó a estudiarse gracias a Jaime Corona en 1994, encontrándose en este fondo impresos del siglo XVI. Esta colección, tal y como indica Mercedes Salomón, es fundamental en el estudio de la educación en el siglo XIX.


El penúltimo capítulo fue realizado por Fermín Campos con el título "Bibliotecarios y directores. Una síntesis cronológica, 1874-2000". No hay que olvidar que para que los fondos bibliográficos y documentales custodiados en las instituciones puedan ser difundidos y conservados es necesario el trabajo de bibliotecarios y archiveros. Este capítulo rinde homenaje a los bibliotecarios y sus directores que dieron lo mejor de su trabajo y de su tiempo, desde el último cuarto del siglo XIX hasta la actualidad. También se hace mención a los diferentes reglamentos que ha tenido la biblioteca desde que formaba parte del Colegio del Estado, así como la primera forma de clasificación de los libros mediante la Clasificación Decimal de Melvin Dewey. Todos los bibliotecarios, desde José María Lafragua en 1829, han contribuido en el buen funcionamiento de la Biblioteca, primero como una parte del Colegio del Estado, y después ya formando parte de la Universidad. No podemos olvidar la Hemeroteca con las publicaciones periódicas de los siglos XIX y XX.


El último capítulo de esta obra ha sido realizado por Manuel de Santiago, director de esta biblioteca histórica durante 16 años, desde el año 2000, y promotor de esta obra. El capítulo titulado "Biblioteca Histórica José María Lafragua. El testimonio de un patrimonio" nos adentra en lo que es el fondo antiguo que debe haber en una biblioteca histórica y de cómo se ha ido capacitando al personal de la Biblioteca por medio de cursos y conferencias de especialistas de España y de México.


No podemos olvidar que una de las principales funciones de una biblioteca histórica es la conservación de su acervo, para lo cual es necesario conseguir unas condiciones medioambientales idóneas (temperatura y humedad) para evitar el deterioro de los documentos. La Biblioteca Histórica de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla tiene muy en cuenta esta función principal de conservación de su fondo, para lo cual cuenta con una conservadora y un auxiliar dentro de la plantilla. Otra de las funciones es la investigación y la difusión de sus fondos lo cual se promueve mediante el préstamo de obras para exposiciones temporales. También la Biblioteca forma parte de proyectos internacionales como el de Google Cultural Art o el Consorcio Internacional de Bibliotecas Europeas (CERL). Otros proyectos en los que participa la biblioteca, según el autor, son Impresos Americanos en las Bibliotecas del Mundo, el Catálogo Colectivo de Marcas de fuego, la Colección digital Herbario Histórico, junto a otros proyectos como el de las Estampas de la Academia de Bellas Artes de Puebla y el proyecto interno "Testigos en la Biblioteca Lafragua" sin olvidar que varias obras de la Biblioteca forman parte del programa Memoria del Mundo de la UNESCO.
Aunque el autor ya lo mencione, al ser un proyecto de nueva creación, creo que es necesario destacar el interés por la directora actual Mercedes Salomón en continuar con nuevos proyectos cooperativos internacionales como es el caso del Catálogo Colectivo de Encuadernaciones Artísticas (CCEA) de la Universidad Complutense de Madrid y del grupo de investigación Bibliopegia, en el que se está trabajando desde el año 2017.


Para finalizar felicitar a los autores de los capítulos, al coordinador, a la directora de la Biblioteca y al antiguo director y promotor del proyecto, por esta excelente obra que nos acerca a la historia de la Biblioteca y de la propia Universidad.

 

 

Bookmark and Share
Ver todos los posts de: Antonio Carpallo Bautista

Comentarios - 2

Maite

2
Maite - 20-12-2018 - 12:32:32h

Muchísimas gracias por sus amables palabras.

Mercedes i. Salomón

1
Mercedes i. Salomón - 19-12-2018 - 23:13:48h

A nombre del equipo Lafragua un agradecimiento por la reseña al libro Conjunción de Saberes que nuestra biblioteca ha publicado con gran deseo de contar su historia. Con la UCM hemos establecido un lazo cercano pues su biblioteca histórica se hermana con nuestro quehacer respecto del libro antiguo. Un abrazo reiterando nuestro agradecimiento.rnMercedes SalomónrnDirectorarnBiblioteca Histórica J.M. Lafragua. BUAP.


Universidad Complutense de Madrid - Ciudad Universitaria - 28040 Madrid - Tel. +34 914520400
[Información - Sugerencias]