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Manuscritos e impresos bíblicos de la Biblioteca Histórica

Marta Torres Santo Domingo 30 de Abril de 2013 a las 08:58 h

Epistolas S. Pablo S. XIII [BH MSS 44]

La Biblioteca Histórica ha participado en las XXII Jornadas FADOC de la Facultad de Documentación de la UCM celebradas los pasados 4 y 5 de abril tituladas El libro de los libros: La Biblia Políglota Complutense y su edicióncon una ponencia sobre los "Manuscritos e impresos bíblicos de la Biblioteca Histórica: una primera aproximación" presentada por su Directora, Marta Torres Santo Domingo. La charla consistió en una breve presentación de las colecciones bíblicas de la Biblioteca Histórica que, por su cantidad y calidad, se configura como un conjunto muy relevante. Su identificación, estudio y puesta en valor será una de las aportaciones de la Biblioteca Histórica a las conmemoraciones que con motivo de la publicación de la Biblia Políglota Complutense hace quinientos años está llevando a cabo la Universidad Complutense de Madrid. Previamente, se hizo referencia a la fundación de la primitiva Biblioteca Complutense, investigación llevada a cabo por las profesoras Elisa Ruiz y Helena Carvajal en la obra La casa de Protesilao, publicada en el año 2011, y a la exposición Preparando la Biblia Políglota Complutense: Los libros del Saber que, comisariada por Elisa Ruiz, se podrá ver en la Biblioteca Histórica entre abril y junio del 2013. [Seguir leyendo]

 

También, con carácter previo, se indicó la necesidad de establecer una definición de lo que se entiende por literatura bíblica pues en el catálogo Cisne de la BUC se encuentran cientos de obras, incluso más de mil, relativas a la Biblia. Biblias completas (Antiguo Testamento y Nuevo Testamento), partes de la Biblia según diferentes libros sagrados (pentateuco, salterios, proverbios, evangelios, etc...), biblias en imágenes, biblias anotadas (con glosas, comentarios, anotaciones, apostillas, sermones, exégesis, poemas, etc...). En principio y para esta ocasión, se estableció una tipología en la que se diferenciaban entre Biblias manuscritas y Biblias Impresas. Dentro de las primeras se diferenciaría entre las fuentes preparatorias de la Políglota, y otros manuscritos bíblicos; y, dentro del apartado de impresos se incluirían las biblias incunables, las biblias políglotas, las biblias en otras lenguas, las biblias en español, las llamadas biblias misioneras y las biblias en imágenes o ilustradas.

 

Se comenzó haciendo referencia a la herencia cisneriana que la Biblioteca Histórica custodia, es decir, los manuscritos que, adquiridos por el Cardenal Cisneros, sirvieron para fijar el texto de la Biblia Políglota Complutense, conocidos como "Manuscritos preparatorios de la Políglota". Son manuscritos hebreos de contenido bíblico (véase en la página web la guía de la colección de Los manuscritos hebreos de la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid), entre los que destaca, sin duda, la famosa Biblia Hebrea BH MSS 1. En este conjunto, se destacó la gran aportación llevada a cabo el día anterior por la investigadora Arantxa Domingo al identificar los manuscritos BH MSS 14 y parte de BH MSS 41 como de mano de Hernán Núñez de Guzmán, el Pinciano, y no de Alfonso de Zamora, como hasta ahora se venía identificando. Este estudio se publicará próximamente en Pecia Complutense. Sobre los manuscritos griegos (véase en la página web la guía de la colección de Los códices griegos de la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense), se habló de los códices BH MSS 22 y BH MSS 23. Y, por último, se presentaron las Biblias latinas, entre las que destacan las llamadas visigóticas, de gran importancia para conocer, por ejemplo el Libro de Ruth de la versión Vetus Latina. Las Biblias 31 y 32 resultaron muy destruidas (la 31) o desaparecida (la 32) durante la Guerra Civil y se han recuperado a través de reproducciones fotográficas (véase en Folio Complutense: Más allá de las cenizas: redescubiertos en Estados Unidos dos manuscritos medievales complutenses destruidos en la guerra civil).

 

La Biblia BH MSS 33, por su parte, además del valor codicológico y textual, destaca por sus notaciones musicales que, identificadas por la profesora Elisa Ruiz van a ser estudiadas por el profesor Juan Carlos Asensio. Se hizo referencia, además, a otros manuscritos de contenido bíblico que no fueron preparatorios de la Políglota pero que resultan de gran interés, como el Salterio del siglo XIII (BH MSS 40), las Epístolas de San Pablo del siglo XIII (BH MSS 44) o la Biblia del siglo XIII procedente de la colección de Francisco Guerra (BH FG 3799).

 

La historia del libro impreso comienza con una Biblia, la Biblia de Gutenberg, que la Biblioteca Histórica no posee en el conjunto de Biblias incunables. Atesora, sin embargo, tres ediciones de las casi cien biblias latinas que se publicaron en el siglo XV, algunas de ellas con bellas capitales iluminadas; además, existen dos salterios en griego, uno del taller de Aldo Manuzio:

 

 

El siguiente capítulo en la historia de la Biblia impresa es, como no podía ser de otra manera, el referido a las Biblias políglotas. Y aquí, se presentó el completísimo conjunto de obras que se puede consultar en la Biblioteca Histórica, de la que se destacaron las cuatro políglotas más relevantes. Desde los tres ejemplares completos y dos incompletos de la Biblia Políglota Complutense, pasando por la Biblia Regia (Amberes, 1569-1572), la de Le Jay (París, 1645) o, la última de la grandes en la saga de las políglotas, la de Brian Walton (Londres 1657).  

 

A partir de la primera mitad del siglo XVI comenzó lo que Natalio Fernández Marcos denominó la "democratización de la Biblia", al calor de la reforma protestante, y su traducción a lenguas vernáculas, de gran importancia desde distintos puntos de vista, entre otros el de fijar las lenguas. De biblias en grandes formatos se pasa a biblias en pequeños formatos, de nobles a populares, de latinas a lenguas vulgares. La Biblioteca Histórica posee muchos ejemplares que habría que estudiar: francés, italiano, holandés, portugués, inglés, árabe, etc. Uno de los ejemplos ya estudiados es el de la Biblia de Gustav Vasa [BH FLL 2667], magnífico ejemplar en sueco, verdadero manual del buen uso del idioma y base de su uso escrito. También se mostró parte de un salterio políglota publicado en Génova en 1516, que tienen la particularidad de ser el primer texto bíblico impreso en árabe, antes que en español [BH DER 2674].

 

Aunque el Concilio de Trento no dijo nada respecto a las lenguas vernáculas, la Inquisición española decidió prohibir, para todo el imperio español, la impresión y lectura de los libros sagrados en lenguas vernáculas y así queda reflejado en la Sexta Regla de los Índices de libros prohibidos, desde el primero de 1559. Esto origina que las primeras biblias en castellano son consideradas biblias "prohibidas o heterodoxas" (para el catolicismo, claro está), o de la diáspora y del exilio, como la Biblia de Ferrara o Biblia en lengua española, traducción de la Biblia al ladino o lengua de los judíos sefardíes, publicada en 1553 y con varias ediciones posteriores de Amberes en 1611, 1630, o 1661 (de esta última ediciones de la que posee la BH dos ejemplares BH FLL Res. 77 y BH FLL Res. 79); la Biblia del Oso, a cargo de Casiodoro de Reina, monje jerónimo católico perseguido por la Inquisición por compartir los ideales de la reforma, y que fue publicada en Basilea en 1569, con una emisión posterior de 1622, de la que la BH posee un ejemplar (BH FG 3796); o la Biblia del Cántaro, Amsterdam 1602, que en realidad es una segunda edición de la de Casiodoro de Reina revisada por Cipriano de Valera y que fue muy difundida en el mundo protestante durante los siguientes siglos. De esta última la BH posee dos ejemplares (BH FLL 5023 y BH FG 3795). La primera Biblia autorizada por el catolicismo en traducción castellana fue la de Felipe Scio de San Miguel (Valencia, 1790) y algo después, la de Félix Torres Amat (Madrid, 1823).

 

Aunque desde los inicios de la imprenta se aspiró a disponer de traducciones de la Biblia a los principales idiomas europeos, a finales del siglo XVIII y, especialmente a partir de principios del siglo XIX, coincidiendo con la máxima expansión territorial y comercial de los imperios coloniales europeos, se produce un fenómeno de extraordinarias dimensiones: intentar traducir la Biblia o parte de ella, generalmente el Nuevo Testamento, a todos los idiomas conocidos sobre la tierra. Nacen así las llamadas Biblias misioneras. Este proceso fue protagonizado, sobre todo, por las iglesias protestantes que crearon, para este fin, instituciones dedicadas a la traducción y a la edición, siendo la más importante la British and Foreign Bible Society, aunque otros ejemplos fueron la American and Foreign Bible Society, para la India la Calcutta Auxiliary Bible Society, o, para el imperio ruso, por ejemplo, la Sociedad Bíblica Rusa. De traducciones de la Biblia a 50 o 70 idiomas a finales del siglo XVIII, se pasó a principios del siglo XX a disponer de traducciones a más de 500 idiomas.

 

La Biblioteca Complutense es muy rica en ediciones de este tipo de biblias. En la Biblioteca Histórica, por ejemplo, existen biblias en estonio, valaco (lengua balcánica derivada del latín), valdense (variedad del provenzal), islandés, esquimal, etc., entre las europeas. Entre las lenguas asiáticas y de Oceanía: armenio, tahitiano, marathi, bengalí, indostaní, sanscrito, rarotonga (polinesia), etc. Entre las africanas se podrían mencionar el árabe, copto, etíope, mandingo (lengua de Gambia, Guinea, etc.), accra (lengua de Guinea); y entre las americanas la mohawk o la aymara. Ejemplos ya identificados son unos evangelios en lengua mongol, unos evangelios impresos en bengalí en Calcuta y un sello de la Sociedad Bíblica Rusa.

 

El último apartado presentado es el de las Biblias en imágenes y Biblias ilustradas, que no son exactamente lo mismo. Biblias en imágenes son obras constituidas por una colección de imágenes, sin texto o apenas textos, que nacen con las biblias pauperum manuscritas a partir del siglo XIII y que crean una tradición iconográfica propia. En el siglo XV se publican biblias de este tipo en libros xilográficos (se conocen al menos unas siete ediciones) y ya con la imprenta de tipos móviles aumentan las ediciones, al menos hasta dieciocho. La Biblioteca Histórica no posee ningún ejemplo aunque si tiene una obra recientemente ingresada por donativo en facsímil antiguo de 1867 (véase la nota en Folio Complutense). Las siguiente obras destacadas son: la conocida como Biblia Natalis (1593), debida a su inspirador, el jesuita Jerónimo Nadal, uno de los más bellos libros de grabados flamencos (Véase comentario desarrollado en Folio Complutense); la conocida como Copper Bible o Physica Sacra del naturalista Johan Jacob Scheucher (véase un artículo sobre este autor en E-prints complutense); y, por último, la famosa Biblia de Gustave Doré, de la que la Biblioteca Histórica posee un ejemplar en holandés gracias a la generosidad de los mismos donantes que el facsímil de la biblia pauperum, Carmen y Justo Fernández (véas nota en Folio Complutense).

 

La presentación terminó con un agradecimiento a los organizadores de las Jornadas y una invitación a todos, profesores, alumnos, investigadores y bibliotecarios a aprovechar los actos conmemorativos del quinto centenario de la publicación de la Biblia Políglota Complutense para identificar, difundir e investigar las colecciones bíblicas de nuestras instituciones desde múltiples puntos de vista: textuales, codicológicos, tipográficos, artísticos, de procedencias, etc.

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Biblioteca Histórica UCM

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Biblioteca Histórica UCM - 6-05-2013 - 12:19:49h

Los vídeo de las ponencias presentadas en las XXII Jornadas FADOC “El libro de los libros”, ya están disponibles a través del portal Complumedia UCM. El enlace a ésta ponencia es: http://complumedia.ucm.es/resultados.php?contenido=AX16_csok5c3mgQdSh3VXg%3D%3D (¡atención!, el audio funciona a partir del minuto 00:01:50)


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