En las bibliotecas siempre hemos sabido de digitalización y virtualización. No en vano, poco a poco, hemos conseguido que gran parte de nuestras colecciones se encuentren en formato digital, accesible desde cualquier punto y desde casi cualquier dispositivo.
Después, pensamos en ofrecer información de manera virtual y resolver, a distancia y de manera inmediata, las dudas de nuestros usuarios. Los bibliotecarios comenzamos a crear enormes páginas web con multitud de información, utilizamos servicios de atención vía formularios, chats, WhatsApp y todo lo que se nos ocurrió -siempre hemos sido gente valiente-.
Y en una (pen)última fase, hemos comenzado a ofrecer, de manera digital, otro de nuestros servicios estrella: la formación. Así, hemos empezado a crear píldoras formativas a modo de vídeo para plataformas como YouTube e, incluso, hemos construido MOOC's para difundir nuestros conocimientos sobre distintas materias, ayudar a nuestros usuarios en el uso de diferentes herramientas, localizar información o dar a conocer nuestros servicios.
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