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CRECS 2014. Viernes, Diagnóstico de las revistas españolas

Andoni Calderón Rehecho 12 de Mayo de 2014 a las 17:53 h

La jornada del viernes incluyó dos mesas redondas, dos conferencias y una sesión en la que se ponía de relevancia el trabajo aportado en los pósteres así como el espacio creado para debatirlos y ampliar ese debate en el tiempo.

Abordamos su resumen dividiéndolo en dos actos postales. En el primero de ellos, que ahora nos ocupa, las intervenciones de Ernest Abadal y la mesa redonda que se preguntaba si hay que apoyar a las revistas españolas.

 

1. ¿Cómo son las revistas científicas españolas indexadas en WoS y Scopus?

Comenzó la jornada Ernest Abadal proporcionando una aproximación descriptiva de la situación de las revistas españolas en WOS y Scopus; así como del acceso abierto y su impactoIncremento, necesidad de depuración, actualización de revistas en las políticas editoriales. Tienen en cuenta (es un trabajo en equipo), tras un proceso de depuración, 406 revistas (392 en Scopus, 171 en WOS y 157 en ambas) y toman sus datos de Dulcinea y de la web de cada revista. Analizan la temática, la procedencia, el tipo de editorial, el idioma utilizado, los tipos de acceso (gratuito en el 60%, en el 75% tras embargo), los permisos de autoarchivo...

Para determinar si son OA requieren que sean gratuitas automáticamente y que cedan alguno de los permisos, lo que cumplen 197 de las 406 (48%), encontrándose un 58% de ellas en Dulcinea, 133 en Ulrich's y sólo 69 en DOAJ.
Como conclusiones: ha aumentado su número en índices de calidad aunque se necesita depurar la información, la mayor parte son posteriores a 1980, con predominio de editores académicos (42%), con un reparto del 33% tanto para ciencias sociales como para ciencias de la salud y con un predominio del castellano (74%) seguido del inglés (37%).

 

2. Mesa redonda: ¿Por qué hay que apoyar a las revistas científicas nacionales?

Después, una interesante mesa redonda moderada por Luis Rodríguez Yunta en la que se trata de dilucidar por qué hay que apoyar a las revistas científicas nacionales, aunque en su transcurso derivó hacia otras cuestiones.

Comenzó Juan Arechaga [algunos argumentos se encuentran en Manual de buenas prácticas en edición de revistas científicas, p. 23-25], director de la revista The International Journal of Developmental Biology, que traía 6 temas para discutir, con la pregunta de si realmente podemos competir en el escenario internacional:

  • Cantidad y calidad de las revistas: hay muchas (el 75% son de Ciencias Sociales y Humanidades) y aparecen constantemente otras nuevas. Los que se mencionan en el textoHabría que invertir la proporción de tal manera que hubiera más número de revistas de ciencias seguidas por las ciencias de la salud. Lo bueno que se hace en España se publica en revistas extranjeras. No puede ser que no haya una revista española competitiva.
  • Idioma universal de la ciencia: ahora mismo es el American English, que no es lengua franca sino universal, necesaria como intermediaria para traducir una lengua a otra. Asegura que se da un masoquismo lingüístico e incluso que un alumno de Cajal no obtuvo el Nobel por no saber inglés. Publicar en inglés proporciona una rápida difusión y es clave para el control de la calidad. Las consecuencias de no hacerlo son la baja calidad y el carácter endogámico, la poca citación o la exclusión de revistas españolas en inglés de repertorios españoles.
  • Edición electrónica e internet e Impacto en los hábitos editoriales: han cambiado el contexto de la comunicación científica y del paradigma editorial:
    • La unidad de producción es el artículo o el capítulo (no la revista), con DOI
    • Se paga por publicar en vez de por leer
    • Aparecen futuros consorcios monopolísticos
    • El lado oscuro del OA lleva a una publicación de baja calidad
  • Perdurabilidad y accesibilidad: Se empieza a obligar a que se incluyan los resultados en repositorios, lo que restringe la libertad individual y hace que aquellos actúen como nuevas editoriales (después matizará que acabarán haciéndolo).
  • Financiación actual de las revistas científicas: Menciona las diversas formas: suscripciones, pago por OA, costes de edición, venta de separatas, venta de artículos sueltos, derechos de copia, anuncios, cuotas de sociedades, subvenciones públicas o privadas.

Finaliza asegurando que hay que dejar de mirarse el ombligo e internacionalizarse.

 

Elena Primo, de la Biblioteca Nacional de las Ciencias de la Salud, proporciona otro punto de vista también externo, el de las Ciencias de la Salud, que según su oponión tiene los mismos problemas con diferentes escalas. Para realizar su exposición se basa en la idea de que se encuentra ante un enfermo que llega con determinados síntomas que permitirán realizar un diagnóstico para sustentar un posible tratamiento.Especificados en el texto

Los síntomas son las escasas internacionalización y difusión, el reducido envío de trabajos, el corto número de citas y el inglés como lengua franca de la ciencia.

El diagnóstico habla de endogamia, personalismo, atomización de revistas por la multiplicación de las que tratan el mismo tema, la carencia de editoriales comerciales potentes (las pocas que podía haber han sido devoradas por otras), la lenta adopción de TIC en la producción y la difusión, la falta de profesionalidad editorial (ámbito en el que hay mucho voluntarismo, aunque también tenga su lado positivo) o el sistema de evaluación científica que prima aparecer en índices privados anglosajones.

Sobre el tratamiento considera que no es posible solucionarlo con un solo médico y una única especialidad. Es preciso dar un salto tecnológico, valorar los sistemas nacionales de investigación científica, potenciar la cooperación científica a nivel internacional, adoptar el inglés (aunque no hasta los extremos planteados por Juan), publicar en OA, crear plataformas de edición, abrir los comités editoriales al extranjero y profesionalizar la editorial.

Como es la responsable de SCielo en España, hace mención a la iniciativa subrayando que se creó en un centro de Medicina en 1998, por lo que lógicamente el tema central se relacionaba con Ciencias de la Salud. Ante la insistencia de las revistas por ser incluidas en esta base de datos [para algunos una puerta trasera para entrar en WoS] asegura que su institución no tienen los medios (técnicos y personales) necesarios para asumir una inclusión masiva de revistas en Scielo.

 

Ramón Ramos, de la Universidad Complutense, director de Política y Sociedad y Revista Española de Investigaciones Sociológicas manifiesta su desacuerdo con la idea de reducir el número de revistas del área de Ciencias Sociales. No se considera experto en ellas, ya que su actuación se limita a la dirección de dos revistas.Hablando desde la mesa

Lo que él considera signo de salud ha visto cómo era tachado como enfermedad. Hay que fijarse en qué son Ciencias Sociales, qué abarcan. Podría tomarse como referencia la clasificación de la UNESCO. Se verá que es muy variado, como lo es su historia.

Recuerda que el 25% cumplen con los estándares considerados esenciales, que hay una comunidad de más de 30.000 investigadores y unas 2.000 revistas que publican en castellano.

Sobre la cuestión de la lengua considera que la peor idea que puede haber en ciencia es la de que existe una ciencia unificada que deba usar herramientas unificadas. De hecho hay variantes relevantes (incluso dentro de las disciplinas) basta con realizar análisis sociales de la ciencia. A la hora del análisis, de la comunicación, de la socialización de la ciencia nos encontramos con muchas variaciones. No hay, por tanto, un modelo único.
Entiende perfectamente que en el campo de las Matemáticas se utilice el inglés (además adelgazado, casi no apto para hablar) pero no puede trasplantarse la idea a las Ciencias Sociales y Humanas sin producir un rapto de nuestro cerebro. La lengua no es un instrumento más en estas áreas, es el objeto de trabajo.

Tampoco puede hablarse de Ciencias Sociales en general. El grueso de la comunicación en Ciencias Sociales debe hacerse en la lengua propia (que en nuestro caso es además una lengua extendida). Cree que habrá multilingüismo (él ha promovido el bilingüismo) y que se puede publicar en dos lenguas incluso diferenciando entre la edición en papel y la digital.

Considera que debe haber cambios en los consejos editoriales para lograr una mayor calidad. Puesto que la ciencia es multiparadigmática deben existir diferentes marcos teóricos y no utilizar un único instrumento metodológico. Los consejos editoriales deben reflejar esta realidad y no limitarse a ser meros buzones intermediarios entre autores y revisores dedicados a anonimizar los trabajos. Hay que evaluar a los evaluadores (no se hace una investigación sistemática sobre la calidad de los mismos y todo el sistema de la ciencia está en manos de ellos).

 

Luis Rodríguez Yunta les vuelve a hacer la pregunta que había reunido a la mesa redonda: Si debe apoyarse (financieramente) a las revistas españolas.

Juan dice que hay que apoyarlas pero no indiscriminadamente, matizando que a las revistas, no a las plataformas. Hay que dejar de financiar a Elsevier o Springer.

Elena también cree que hay que apoyar a las revistas pero tal vez mediante plataformas.

Por su parte, Ramón también parece optar por un equilibrio.

 

En las intervenciones del público, Rafael Repiso consideró que la no profesionalización rebaja la calidad, lo que a su vez hace que se relaje la aplicación de estándares. Deben concentrarse las ayudas en las revistas que ya se han adaptado a la ciencia internacional. Se duplicaría el número de artículos.

Ramón no sería tan restrictivo en apoyar a la excelencia. Gran parte de las iniciativas están basadas en la pura voluntad (a veces es bueno y a veces malo). Las revistas no son un mero adorno. Son el núcleo fundamental de la ciencia social en España.

Juan está de acuerdo en que hay que profesionalizar con editores profesionales, documentalistas expertos en marketing, etc. Las editoriales universitarias son un desastre. Si queremos tener competitividad internacional debemos tener personas que se dediquen a ello. Menciona la Nota ThinkEPI de Elea Giménez-Toledo en la que habla de 82 nuevas revistas en un año. Es preciso fusionar revistas para hacerlas competitivas.

Desde la revista Bordón opinan que hay buenas revistas españolas, que es importante la ligazón con la política sobre la evaluación; lamenta que hayan desaparecido IN-RECS, IN-RECJ... por 30.000 euros y está de acuerdo en que en Ciencias Sociales se fomente el bilingüismo.

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