En 1541, en plena euforia y optimismo por los logros y beneficios de la imprenta, un oscuro humanista, Juan Arnoldo Bergellano, alzó clara la voz para denunciar los abusos de este mismo nuevo arte que prodigaba libelos y panfletos que inflamaban guerras por toda Centroeuropa amenazando la paz y estabilidad del Sacro Imperio, al tiempo que propagaban herejías que dividían cismáticamente la Cristiandad.
[Seguir leyendo] Elogio de la imprenta (1541) de Johan Arnold aus Marktbergel