La cultura impresa de la época virreinal, a la luz del siglo XXI, no deja de mostrársenos vasta, diversa y fascinante, así como sigue arrojándonos nuevas maneras de aprehender nuestro pasado. El auge de la imprenta, un factor tecnológico que representó un parteaguas cultural de orden mundial, trajo consigo un paulatino crecimiento de la población lectora, tanto masculina como femenina. Si bien es cierto que las condiciones -bien ponderadas ya por los estudios de género- han hecho que la primera haya sido constantemente mucho mayor que la segunda, en la actualidad tenemos constancia de innumerables casos de mujeres lectoras que no sólo consumían las letras que "debían" -recordemos que, con el paso del tiempo, la función de la lectura ha cambiado sustancialmente-,sino que además disfrutaban de otra naturaleza de letras que se distanciaba de los propósitos formativos que se habían fijado para ellas.