"Hasta que no hayas amado a un animal, una parte de tu alma permanecerá dormida" (Anatole France)
La vi crecer, maullar y seducirme. Paso a paso, o no sé cómo llamarle pues caminar a cuatro patas es paso a paso detrás de paso a paso, sea lo que fuere, después de 17 años mi gata Matilde murió el pasado mes de julio y me quede muy solo. Ya nadie deambula tras mis pasos madrugadores, nadie mira desde el otro extremo del sofá en busca de un gesto cómplice de afecto, y su sombra en la esquina de la cama, a veces la confundo con mi camiseta negra. Hemos llorado juntos, jugábamos a cazar ratones, a derrapar en el pasillo, a cuidar a Luca, con los celos a flor de piel por los espacios de afecto y compromiso. Mi vida al lado de los animales ha hecho que hubiera grandes días y días menos difíciles.
Por eso Perros, gatos y lémures. Los escritores y sus animales de VV. AA. me parece un libro donde se sella y exhibe la intimidad.
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