Hay tópicos, hay imágenes que son difíciles de erradicar. Como si estuvieran grabadas a nuestro recuerdo con el pegamento del olvido. Un día llegaron. Un día las oímos en las clases de la niñez, en los comentarios cogidos al azar de las conversaciones de otros, en los márgenes de libros que nunca debimos leer. Y ahí están. Como verdades inalterables que permiten explicar de una manera sencilla el pasado. Ahí están y parece que siempre hubieran estado ahí. Nada ni nadie nos puede hacer cambiar de opinión. ¡Son tantos años los que arrastramos estas ideas recibidas, estas imágenes aceptadas, estos tópicos tan prácticos!
[Seguir leyendo] Locus amoenus