Las acciones culturales se encuentran entre las mejores herramientas para los ministerios de asuntos exteriores de todo el mundo, siendo denominadas por ellos mediante el término diplomacia cultural. No cabe duda, que la apertura de centros culturales fuera de las fronteras del país de origen demuestra ser verdaderas herramientas de diplomacia.
Tales centros, dedicados en su mayoría a la promoción de la cultura y de la lengua, ofrecen múltiples servicios y asistencias adaptadas al país de acogida. De entre ellos, las bibliotecas son el espacio mejor valorado; las cuales, muchas veces, exceden su ámbito de competencias habituales llegándose a vincular en la asistencia y servicios sociales, la educación, la financiación de movilidades con fines de formación, ediciones de documentos, etc.
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