Me he vuelto a poner el gabán de flâner para vagar, no por los escaparates de París, sino por citas, textos, referencias, libros...
Esta vez he encontrado un pequeño texto de Roland Barthes: La mort de l'auteur.
En el momento en que algo es contado sin una finalidad determinada, sólo como mero ejercicio o entretenimiento, por el simple placer de contar, la voz pierde su origen, y podemos decir que el autor empieza a morir. En las sociedades antiguas, el que cuenta las historias es un mediador, un chamán. De él se admira su habilidad como contador de historias, pero nunca su genio.