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Las imágenes del mundo flotante de la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes*

Ángeles Vian Herrero 4 de Febrero de 2013 a las 08:36 h

Las 'imágenes del mundo flotante' de la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes (UCM). Colección de grabados y libros japoneses.

        La Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes conserva un valioso conjunto de objetos artísticos en forma de libro como una de sus colecciones patrimoniales más preciadas y, sin duda, la más exótica. Son treinta libros y ocho álbumes  de estampas japonesas  pensadas como obras independientes-aunque con apariencia de libros-encuadernadas  en orihon (acordeón). La cronología es amplia;  las técnicas, los temas y los artistas muy diversos.

         Las estampas - 791 grabados xilográficos sobre madera de cerezo- abarcan el periodo comprendido entre mediados del siglo XIX y principios del periodo Meiji (1868-1912). Pertenecen a la escuela de ukiyo-e ('imágenes del mundo flotante'), denominada así por cultivar un género profano y realista que describe la vida diaria y mundana de las ciudades, de los barrios.

 

 

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Los artistas sí leen. Despedida de Ángeles Vian Herrero*

Ángeles Vian Herrero 23 de Octubre de 2012 a las 08:52 h

Fotografía: Luis Mayo

        Probablemente sea esta la última Junta a la que asisto como directora de la biblioteca, por eso quiero despedirme de vosotros. Creo que en una Facultad de Bellas Artes hay que jubilarse por cronología y por... estética. Prefiero pasar el testigo cuando conservo energía, ilusión, proyectos; cuando todavía no han aparecido la rutina ni el desaliento. Por otro lado, me voy muy gratificada. Valoro profundamente la cariñosa sugerencia del equipo decanal, de la gerencia, de la directora de la BUC y de todos aquellos que me han propuesto prolongar mi vida laboral.

        Desde que me incorporé a este centro hace la friolera de 33 años, simbólica edad, he opinado- y lo mantengo- que es un privilegio trabajar en este ambiente. Bellas Artes era una Facultad recién incorporada a la UCM, desconocida, atípica. "Los artistas no leen", era el tópico más frecuente. Tras el natural desconcierto inicial, enseguida descubrí lo que para mí es el mayor encanto de esta Facultad: la mentalidad abierta a lo diferente y la relación cercana, fluida y campechana que hay entre todos, cualquiera que sea la actividad que desempeñemos. Este clima desenfadado, pero de confianza y mutuo respeto a la vez, nos hace menos penosa la tarea diaria, nos permite aprender los unos de los otros e, incluso, nos acaba haciendo más creativos a los que no somos artistas.

           Treinta y tres años de trabajo intenso y entusiasta dan para mucho. Encontré una biblioteca de apenas 3000 volúmenes impecablemente organizada por Conchita Zamacona, gran profesional y gran persona. Aprendí mucho de ella. Todavía la echo de menos. Una parte importante de lo que nuestra biblioteca es ahora ha sido posible gracias a las bases que ella sentó.

          Hoy disponemos de una biblioteca con más de 40.000 volúmenes, especializada en arte contemporáneo, informatizada, con un blog de calidad, cursos de formación de usuarios, préstamo interbibliotecario, chat, integrada en las redes sociales, con un logotipo, un tríptico y un ex libris diseñado por los alumnos y un largo etcétera. Y todo gracias al esfuerzo y la entrega del equipo que me ha acompañado a lo largo de tantos años. Mención especial merece la profesionalidad incondicional y la calidad humana de su subdirectora, Amelia Valverde.

         Me siento especialmente satisfecha por dos logros:
         -En primer lugar, haber podido difundir nuestros tesoros más peculiares: la colección de antiguas academias y la de los libros y grabados japoneses Ukiyo-e. Ambos fondos han sido objeto de estudio, se han expuesto en varias ocasiones, y, lo más importante, están digitalizados, en red -el riquísimo fondo japonés lo estará en breve- y al alcance de todos.
         -En segundo lugar, y gracias a la iniciativa del profesor Luis Mayo, mi ‘socio', en nuestro argot, haber transformado el pasillo de acceso a la biblioteca en una encantadora y dinámica salita de exposiciones -ya llevamos casi 100- dedicada al libro de artista. Creo que este original proyecto de extensión bibliotecaria ha contribuido decisivamente a integrar la biblioteca en la vida académica de la Facultad. La frase de la vicedecana Selina Blasco en la presentación del libro de Quico Rivas destacando "la vitalidad y el atractivo de la biblioteca, centro neurálgico de la Facultad" es para mí el mejor galardón.

        Cuando imagino la paulatina evolución de nuestra biblioteca, ‘mi' biblioteca, siento una profunda emoción, algo así como ver crecer a los hijos.

        El 65 aniversario puede romper los vínculos laborales, pero no los lazos íntimos, afectivos. Yo dejo en esta Facultad muchas horas de mi vida, muchas ilusiones profesionales y muchos amigos. Y soy testigo de que los artistas sí leen, y mucho.

       Os deseo lo mejor a todos y os doy las gracias, de corazón, por la confianza y el cariño que me habéis demostrado siempre, a lo largo de tantos años.


*Ángeles Vian Herrero se jubilará el 29 de octubre de 2012. Texto leído en la Junta de Facultad celebrada el 26 de septiembre.

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Los animales de nuestro "mundo flotante" (*)

Ángeles Vian Herrero 23 de Febrero de 2012 a las 10:17 h

Toya Legido, Luis Castelo y Manuel Barbero, profesores de la Facultad, brindan a su Biblioteca una nueva oportunidad de exhibir varias obras de nuestra colección más exótica, dada a conocer por primera vez en la exposición "Flores de Edo: samuráis, artistas y geishas..."

Juan Carlos Cebrián (1848-1935) es el mecenas bibliófilo a quien debemos este patrimonio tan peculiar. Arquitecto e ingeniero en Estados Unidos durante varios años, se preocupa por el intercambio cultural entre ambos países: funda bibliotecas españolas en ciudades americanas  (Berkeley, Stanford, San Francisco) y envía libros de difícil adquisición a instituciones culturales y educativas españolas. Una de ellas, la biblioteca de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado, agradece tan sinceramente su filantropía que solicita para él la Orden Civil de Alfonso XII. La escuela japonesa de pintura ukiyo-e es la protagonista de esta colección,   valioso conjunto de libros y grabados de los periodos Edo o Tokugawa (1603-1868)  y Meiji   (1868-1912).

Ukiyo-e, "imágenes del mundo flotante", término poético, deriva de la concepción budista de la existencia, efímera, ilusoria. Ukiyo- e, en esta época, adquiere un matiz hedonista. La creciente burguesía de las grandes ciudades, especialmente de la capital, Edo[1], se divierte. Ukiyo es...vivir.

"Vivir para el momento, contemplar la luna, las flores de cerezo y las hojas de arce, amar el vino, las mujeres y la poesía, enfrentarse a la pobreza que salta a la vista con una broma llena de buen humor y sin desánimo, dejarse conducir por la corriente de la vida como una  calabaza que  fluye río abajo: todo esto significa ukiyo".[2]

Los pintores de la escuela ukiyo-e retratan samuráis, mujeres bellas, actores de teatro kabuki, luchadores de sumo, estudios de la naturaleza... Además, innovan las técnicas del grabado e impulsan el libro impreso como forma de arte independiente.

En el Japón de entonces, la naturaleza es apreciada en cualquier estación del año por la belleza de todos los elementos, desde las montañas y los ríos al más insignificante insecto. Flores, animales y plantas son un motivo iconográfico cargado de simbolismo y de poesía, entroncado con la tradición y tratado como metáfora de celebraciones, estaciones del año o cómputo del tiempo. Cada estación va asociada a una flor; las horas del día y los años a un animal. La intención del artista ante la naturaleza no es solo demostrar su dominio de la técnica. Es,  sobre todo, desvelar su misterio, extraer el espíritu del tema representado y expresar sus propios sentimientos de empatía con el entorno natural.

El shogunato Tokugawa impone una política de aislamiento prolongada. Está  prohibido viajar: la curiosidad por el mundo más allá de las costas japonesas se intensifica. En el siglo XVIII, se suaviza la censura sobre las importaciones, y estampas baratas empiezan a  mostrar el curioso cargamento de los buques: elefantes, faisanes, papagayos, animales desconocidos hasta entonces. Así, durante la época Edo, se pone de moda la cría de animales exóticos, muchos importados de China (aves raras de vistoso plumaje, insectos, peces).  Las casas de té los exhiben como atracción, puesto que su elevado precio no está al alcance del ciudadano normal.

El amor a la naturaleza, tan ensalzado en la poesía y tan enraizado en la tradición china y japonesa, da lugar a un género artístico, kachôga, "representaciones de pájaros y flores", aunque también incluye insectos, peces, reptiles y otros animales.

El kachôga se desarrolla desde los comienzos de la escuela ukiyo-e, a pesar del rechazo de sus primeros artistas a la estética heredada. Y en el siglo XIX, nuevas influencias procedentes de China y Occidente revitalizan este género artístico tradicional dándole un tratamiento innovador que le permite imponerse como tema autónomo, de la mano de artistas tan brillantes como Hokusai, Hiroshige o Kôno Bairei.

En la colección de grabados de la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes, casi 800 xilografías encuadernadas en orihon[3]- son escasísimas las representaciones de animales y siempre aparecen como fondo de la composición de episodios históricos, literarios o legendarios. Son imágenes cargadas de connotaciones culturales conocidas por el espectador al que van dirigidas para su disfrute; un juego de ingenio evocador del acervo poético y artístico del público.

Por el contrario, el tema de los animales como protagonistas está ampliamente representado en nuestra colección de libros: de los treinta libros que conservamos, de variadas escuelas y amplia cronología, once tienen imágenes de animales. Se enmarcan, sobre todo, en los géneros kachôga (pájaros y flores) o libros gafu (métodos de dibujo).

El formato de los libros (hanshibon[4] , hanshi makurabon[5]), la finura del papel washi[6] y la encuadernación (orihon, fukurotoji[7]) suponen un notable condicionante que limita la composición de la obra y que los artistas salvan con maestría.

De Kôno Bairei, uno de los ilustradores modernos más famosos de Japón, conservamos varios volúmenes de kachôga (J-B/16, J-B/12, JE/1), dos de los cuales forman parte de su obra "Cien dibujos de pájaros de Bairei", editada en 1881 y enormemente apreciada por los coleccionistas europeos de principios de siglo.

El libro de Katsushika Tsunesai titulado Kâcho sansui zushiki, "Colección de imágenes de paisaje: flor, pájaro, montaña, río", (JE/2-2) es un repertorio de dibujos pensados como herramientas de diseño para artesanos y comerciantes, sin excluir a veces la finalidad de ser un regalo de buen gusto para ser adquirido por un público refinado.

Entre los libros gafu de nuestra colección debemos destacar como más valiosos los cuatro ejemplares de Hokusai Manga (1876), tres de los cuales (JC/13-4, J-C/13-6, J-C/13-7) están dedicados a la representación de animales.

Katsushika Hokusai, personaje extravagante y prolífico -se le atribuyen más de treinta mil obras- es uno de los artistas de la escuela de ukiyo-e más conocidos fuera de Japón. El término manga, que ha pasado a designar al cómic japonés, significa "bocetos fortuitos", un vasto repertorio de dibujos sin orden ni coherencia cuyo origen parece venir de los realizados por Hokusai durante su estancia en casa de un amigo, el artista Gekkotei Bokusen. Él es quien convence a Hokusai para que los publique como manual para estudiantes de arte. La fama de estos  manga, verdadera enciclopedia de imágenes realistas o fantásticas, libres de todo convencionalismo, trasciende Japón y en Europa son reproducidas litográficamente, influyendo de forma decisiva en los artistas de las vanguardias.

De Takizawa Kiyoshi nuestra biblioteca conserva dos curiosos libros gafu, realizados en 1880, que forman parte de una obra en cinco volúmenes dedicada a  toda la naturaleza: montañas, ríos, flores,   animales y seres humanos. El primero son dibujos de animales marinos (J-C/14-2) y el segundo (J-C/16) de pájaros y flores. El título de la obra: "Dibujos de dragón escondido", además de sugerente, es reflejo de la idiosincrasia de este representante de la escuela naturalista que considera la naturaleza como única maestra y se esfuerza por captar el "dragón", el misterioso secreto que guarda celosamente el mundo animado e inanimado.

Finalizo esta breve presentación con la significativa  confesión  de Hokusai en los últimos años de su vida: "A la edad de sesenta y tres, llegué a comprender finalmente algo de la verdadera cualidad de los pájaros, los animales, los insectos, los pescados, así como la naturaleza vital de las hierbas y los árboles".  Sabia, profunda enseñanza, que  los animales del 'mundo flotante' de la biblioteca de la Facultad de Bellas Artes se sienten orgullosos de difundir.


Bibliografía:

-Cerezos, lirios, crisantemos y pinos: la belleza de las estaciones en el arte japonés: Colección de Arte Oriental Federico Torralba. (Exposición, Centro Joaquín Roncal, Fundación CAI-ASC Zaragoza, del 11 de julio al 14 de agosto de 2008). Comisarios, Elena Barlés Báguena, David Almazán Tomás.  Zaragoza: Fundación Torralba-Fortún, 2008.
-Flores de Edo: samuráis, artistas y geishas: grabados y libros japoneses de la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes: patrimonio bibliográfico de la Universidad Complutense de Madrid. (Exposición, 4 de noviembre de 2004 - 10 de enero de 2005, Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla. Comisario, Sergio Navarro Polo; comisaria adjunta Ángeles Vian Herrero. Madrid: Publicaciones de la Universidad Complutense, Vicerrectorado de Extensión y Difusión de la Cultura, 2004.
-Fahr-Becker, Gabriele (ed.). Grabados japoneses. Colonia, Madrid: Taschen, 2002.
-Lumbreras Manzano, Susana. Catálogo de libros y estampas japonesas de la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes de Madrid. Madrid: Universidad Complutense, 1996. 



[1] Edo, actual Tokio.

[2] Ukiyo monogatari ("Historia del mundo flotante"), novela escrita por Asai Ryoi en 1661.

[3]Orihon: encuadernación de las hojas dobladas hacia adentro y pegadas por los lados derecho e izquierdo, presentando aspecto de acordeón.

[4] Hanshibon: formato de 23 cm. x 16 cm.

[5] Hanshi makurabon: formato de 12 cm x 16 cm.

[6] Washi, papel tradicional japonés fabricado a mano con fibras vegetales.

[7] Fukurotoji: encuadernación que une  dos páginas impresas en la misma plancha y en la misma hoja de papel, que luego es doblada por el centro, quedando la cara no impresa en el interior. La finura del papel washi no permitía la impresión por ambas caras.

(*) Texto incluido en el catálogo de la exposición Zoologías: la imagen del animal en los fondos históricos de la UCM y su reinterpretación artística por el grupo de investigación Arte, Ciencia y Naturaleza, inaugurada el 24 de febrero de 2012 en el Centro de Arte Complutense (CarteC).
¡Ya tienes el catálogo en la Biblioteca!

 

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Del polvo al archivo: salvado un documento de 1760 de nuestra Biblioteca

Ángeles Vian Herrero 8 de Noviembre de 2011 a las 10:40 h

Carmen de Antonio Sáenz, especialista del Servicio de Conservación y Restauración de Patrimonio Bibliográfico, Documental y Obra Gráfica del IPCE, está llevando a cabo la restauración paulatina de la Colección de dibujos antiguos ('academias') de nuestra biblioteca desde septiembre de 2009. En esta ocasión, junto a la nueva remesa de dibujos, acaba de salvar de la destrucción un documento del  Archivo histórico que también custodia la Biblioteca. Es un manuscrito de la junta ordinaria celebrada el 8 de abril de 1760 en el que se alude, entre otros asuntos,  a la "aplicación" demostrada por  los alumnos Maella y Martínez, pensionados en Roma.

                La gran acidez producida por las tintas ferro gálicas de la escritura había hecho desaparecer parte del texto y numerosas zonas del soporte. Además, el documento tenía suciedad, perforaciones, grietas, pliegues, etc. Ha vuelto desacidificado, con el soporte reintegrado mecánicamente, laminado, prensado, alisado y dispuesto para ser consultado por los investigadores.Documento 1760 Archivo Bellas Artes

                El Archivo de la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes conserva documentación, fundamentalmente académica, de la antigua Escuela. Son expedientes, libros de matrículas, solicitudes de admisión, instancias, reglamentos, actas de juntas, etc. Se complementa con otros dos archivos: el de la Real Academia de Bellas Artes, de la que se independizó a mediados del siglo XIX, reinando Isabel II [1], y el de la Universidad Complutense, a la que se incorporó en 1979 [2].

                Hay documentos de profesores ilustres, como Carlos de Haes, Federico de Madrazo, Sorolla...  y de alumnos universalmente conocidos, como Picasso y Dalí.

                Son numerosas las instancias de alumnos, por ejemplo, la fechada en 1894, en la que los opositores al premio de paisaje solicitan un día más para terminar el ejercicio, "habiéndoles sido imposible trabajar en el primer día [...] por causa del mal tiempo" [3]. Uno de los firmantes es el pintor Eduardo Chicharro. O la fechada en 1920, escrita por las alumnas, que se sentían discriminadas con respecto a sus compañeros varones porque se les impedía la matriculación en las clases de dibujo del natural,  modelado del natural, colorido, composición y paisaje. [4]

                En otras ocasiones, son escritos de protesta estudiantil denunciando el "hecho insólito" de obligarles a acceder al edificio por la calle Aduana, en lugar de la de Alcalá, reservada a la Academia. En este caso los firmantes dejan constancia de su "firme y viril protesta", pero son alumnos de ambos sexos, muchos de los cuales resultaron ser artistas de renombre:  José Rigol (amigo de Dalí), Alfonso Ponce de León, Maruja Mallo, Remedios Varo, etc.[5]

                Abundan las tesis doctorales y las publicaciones que han tomado como referencia documentos de este archivo. Merece destacar una de ellas, la biografía de Ian Gibson sobre Dalí [6]. Este autor obtuvo del archivo varios documentos, algunos inéditos; por ejemplo, la carta manuscrita del notario Salvador Dalí Cusí -padre del pintor- al director de la Escuela, Miguel Blay, en la que protesta por la expulsión temporal de su hijo[7];  la instancia del propio alumno dirigida al delegado del Ministerio de Instrucción Pública afirmando que "ha sido castigado de una manera arbitraria e injusta"[8] y el informe del director general de Bellas Artes ordenando su expulsión definitiva.[9]

                Esta documentación es de consulta obligada para los estudiosos de la educación artística en España y de la biografía académica de cualquier artista formado en la antigua Escuela de Bellas Artes.

Bibliografía:

Vian Herrero, Ángeles, "La biblioteca de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando ; La biblioteca de la Facultad de Bellas Artes", en Historia de la biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid, Madrid: Editorial Complutense, 2007, pp. 70-76 y 255-267.

Vian Herrero, Ángeles, "Los artistas en la biblioteca", en Los servicios de información y documentación en el maro de la cultura y el arte, Gijón:  Trea, 2008, pp. 327-354.

 

 



[1] Ley Moyano, 1857.

[2] Ley General de Educación, 1978.

[3] Instancia del 6 de junio de 1894 (Archivo Biblioteca Facultad de Bellas Artes, UCM, caja 209).

[4] Instancia del 10 de junio de 1920 (Archivo Biblioteca Facultad de Bellas Artes, UCM, caja 130).

[5] Instancia del 4 de abril de 1925 (Archivo Biblioteca Facultad de Bellas Artes, UCM, caja 193).

[6] Gibson, Ian: La vida desaforada de Salvador Dalí, Barcelona: Anagrama, 1998

[7] Archivo Biblioteca Facultad de Bellas Artes, UCM, caja 137.

[8] Archivo Biblioteca Facultad de Bellas Artes, UCM, caja 195.

[9] Informe del 22 de octubre de 1926 (Archivo Biblioteca Facultad de Bellas Artes, UCM, caja 137.

 

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Un grabado del artista chino Dai Daquan para nuestra biblioteca

Ángeles Vian Herrero 4 de Octubre de 2011 a las 10:54 h

Pa Ning Wong, presidente de la compañía Novel Energy (Beijing) y coleccionista de grabados chinos contemporáneos, ha tenido la generosidad de donar a la biblioteca de la Facultad de Bellas Artes una serigrafía de su colección particular titulada "The Angle to Enter", del artista Dai Daquan.

Dai Daquan  nació en Pekín en 1954, se licenció en Bellas Artes en 1982 y se doctoró en Grabado seis años después. Hoy es director del Departamento de Pintura en la Universidad de Tsinghua y miembro de la Asociación de Artistas de China.

Su formación clásica basada en la pintura le ha convertido en un pintor-grabador muy refinado. Su trabajo es flexible, a veces tradicional, otras moderno, abstracto o realista, pero siempre fiel a su inquietud social.

Entre sus obras de tema histórico destacan "2000 años", "Ceremonia por los guerreros Qin" o "De vuelta a mi tierra". Otros trabajos de denuncia social  muy conocidos son "Gusanos" y "La vida en peligro".

Dai Daquan ha ganado diversos premios, entre ellos, el 'China Golden Color Award', 'National Prints Exhibition' y 'China Art Exhibition'.

Esta nueva obra de arte, que se conservará en la Reserva de la Biblioteca junto  al valioso conjunto de xilografías japonesas de la escuela Ukiyo-e, enriquece nuestro patrimonio artístico oriental y estará a disposición de todos los  investigadores interesados en el estudio del grabado chino contemporáneo.

Muchas gracias,  Sr. Pa Ning Wong, por cedernos esta preciosa serigrafía.

 

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A Conchita Zamacona

Ángeles Vian Herrero 27 de Junio de 2011 a las 09:47 h

           Cinco años de convivencia profesional armónica; muchos más de amistad sincera, de admiración, de respeto. Así podría resumir mi relación contigo, querida Conchita, bibliotecaria ejemplar, gran amiga. Nunca nos separó la diferencia de edad, de experiencia ¡Compartíamos tantas cosas! Amiga de la familia, tus hijas compañeras de clase del colegio Estudio, nuestra admiración por la Institución Libre de Enseñanza... "Yo no fui al Instituto-Escuela, como tu madre, pero tuve la suerte de vivir durante la carrera en la Residencia de Señoritas", me decías.

            Los cinco años de trabajo a tu lado, empeñadas en mejorar nuestra pequeña pero interesante biblioteca -¡apenas 3000 volúmenes, entonces!- me dieron la oportunidad de aprender arte contemporáneo, mucha biblioteconomía práctica -la que no viene en los libros- y, lo más importante, profundizar en nuestra amistad. Tu hija Ana me otorgó el mejor título: "Para mi madre eres la cuarta Gurruchaga".

            Poco a poco, día a día, fui sabiendo muchas cosas de tu vida: tus felices años universitarios como estudiante de Filosofía y Letras ("Yo fui de las pioneras en Letras, tu madre en Químicas"), la difícil etapa del exilio en Londres, acompañando a tu padre ("Allí perfeccioné el inglés") y curiosas anécdotas de tu actividad profesional como relaciones públicas e intérprete en el taller de tu gran amigo Balenciaga ("Sofía Loren tiene los ojos más bonitos que he visto en mi vida"). Sin duda, el trabajo en la casa de este famoso modisto contribuyó a acrecentar tu elegancia y refinamiento innatos, pero no te gustaban los piropos. Tan sencilla, tan discreta, le restabas importancia: "Este vestido tiene más de quince años. Es de los que yo llamo reliquias de Balenciaga". Donaste algunas de tus 'reliquias' al Museo del Traje; quizá ahora se exhiban otras en el recién inaugurado museo de Getaria.

            A partir de tu jubilación como directora de la Biblioteca de la Facultad, en 1984[1], continuó nuestra cariñosa relación, más esporádica pero igual de auténtica. Mis espaciadas visitas a tu casa -luminosa, 'minimal', sobria y exquisitamente amueblada, con estanterías repletas de libros de arte contemporáneo- han sido para mí tardes mágicas.

            "No tengo costumbre de hablar en público", me comentaste, un poco preocupada. Sin embargo, rememorando en el Instituto Internacional de Boston tu estancia en la Residencia de Señoritas, cómo nos cautivó tu discurso, ameno, entrañable, espontáneo. Con razón la ministra Mercedes Cabrera clausuró el acto calificando tu intervención de "broche de oro". Y en la conmemoración del 75 aniversario del establecimiento en la Ciudad Universitaria de la Facultad de Filosofía y Letras fui testigo de la emocionada felicitación de varios jóvenes, a quienes dedicaste el final de tu alocución, con sosegada voz: "Lo que vino unas semanas más tarde [julio 1936], ¿cómo pudo ocurrir? Esto que nos hemos preguntado todos, se lo pregunta Julián Marías [...] Ahora yo me dirijo a los estudiantes de esta renovada Facultad: vosotros sois los que tenéis que impedir que esto vuelva a suceder, que nunca tengáis que llegar a formularos la terrible pregunta: ¿cómo pudo ocurrir?"[2]

           
En nuestra última conversación telefónica -no querías visitas- con clarividente sencillez y tu jovial voz de siempre, me confesaste: "Angelines, he cumplido mi misión en la vida. Esto no tiene sentido..."

            Tu vida, tu ejemplo, sí han tenido sentido, querida Conchita. [3]




[1]
Historia de la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. Madrid: Editorial Complutense, 2007, pp. 260-262.

[2] La Facultad de Filosofía y Letras de Madrid en la Segunda República: arquitectura y universidad durante los años 30:[exposición]. Madrid: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales [etc.], 2008, p.735.

[3] Conchita Zamacona, directora de la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes de 1970 a 1984, falleció en Madrid el 22 de junio de 2011

 

 

 

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Una 'academia' de nuestra biblioteca en la Fundación Botín

Ángeles Vian Herrero 17 de Mayo de 2011 a las 12:56 h

Maella Pérez, Mariano Salvador.
Desnudo masculino sentado de frente
sobre bloques de piedra y tocado con un casco
.
Lápiz y toques de clarión / papel 504 x 320 mm.

Colección Biblioteca Facultad de Bellas Artes
I.P.A.F.B.A.: n. 2024
(Patrimonio artístico de la Facultad de Bellas Artes : inventario
[CD-ROM]. Madrid, Consejo Social de la UCM, 2002).


Hasta el 5 de junio de 2011 la Fundación Botín (Santander) presenta la exposición "Mariano Salvador Maella (1739-1819). Dibujos de un pintor de Cámara en la Ilustración", comisariada por José Manuel de la Mano.

La muestra pretende recuperar el disperso legado de dibujos de este artista y revalorizar su memoria, ensombrecida por el brillo cegador y la arrolladora personalidad de su coetáneo, Francisco de Goya.

De las escasas 'academias' conservadas del periodo de formación de este artista, la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes custodia cinco, una de las cuales (en la imagen adjunta) ha sido seleccionada para esta exposición.

Mariano Salvador Maella se matriculó en la Real Academia de San Fernando cuando contaba 13 años, permaneciendo en esta institución desde 1752 hasta 1757. Su etapa de estudiante fue modélica, consiguiendo tres premios en los concursos de  1753, 1754 y 1757.  Al año siguiente, contraviniendo los deseos de su padre -también pintor- costeó con su propio dinero el viaje a Roma para conseguir ser pensionado.

El profesor Rafael Contento Márquez, estudioso de nuestra Colección de Dibujos Antiguos, afirma: "Durante el tiempo que estuvo pensionado en Roma, siguiendo las instrucciones de la Academia, remitió importantes obras de pintura y dibujo [...] casi todos los cuadros se conservan en el Museo de la Academia y de las 42 academias remitidas, cinco las posee la Facultad de Bellas Artes [...] muy pocas, frente a lo realmente mandado. Que faltasen tantos [dibujos] en esas fechas se debe, sin duda, a la gran estima en que se tenían como modelos en las Salas de Principios y Figuras de la Real Institución". (Formación del buen gusto: dibujos de pensionados en Roma [1752-1786], [exposición], Madrid, Universidad Complutense, Facultad de Bellas Artes, 1995, p.37).

En 1762, Francisco Preciado de la Vega, director de los pensionados en Roma, informaba favorablemente de los progresos de este alumno: "Aunque no carece de las ligerezas de valenciano, es siempre muy aplicado". (Ibíd.).

El joven y entusiasta Maella llegó a ser Director General de la Real Academia de San Fernando, Primer Pintor de Cámara del rey Carlos IV-junto a Goya- y uno de los pintores neoclásicos más importantes del arte español. Recientemente, uno de sus bocetos preparatorios para los frescos del Palacio Real de Madrid se vendió en 181.000€ en Christie's (París).

 Dicen las Actas de San Fernando que "su fallecimiento, acaecido en Madrid el 10 de mayo del año 1819, privó a las artes españolas de un excelente profesor, a cuya generosidad e interés por los adelantamientos de la juventud debe esta Academia la mayor parte de los dibujos que sirven para la enseñanza de sus estudios". (Ossorio y Bernard, M: Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX. Madrid, Librería Gaudí, 1975, p. 406).

Ya puedes consultar en nuestra biblioteca la publicación previa al catálogo razonado de los dibujos de Maella -en preparación-, donada a nuestra Biblioteca como respuesta al préstamo de esta valiosa e inédita obra de juventud.

También puedes acceder a nuestra  Colección de Dibujos Antiguos, que forma parte de los "Tesoros" de la Biblioteca de la Universidad Complutense, y a los principales estudios bibliográficos que hacen referencia a la colección.

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Antes y después: restauración de la colección de Dibujos Antiguos de la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes.

Ángeles Vian Herrero 1 de Septiembre de 2010 a las 12:42 h

ANDRADE BLÁZQUEZ, ÁNGEL. Sátiro de espaldas tocando los crótalos (copia de una escultura helenística)
I.P.A.F.B.A.: 1916
Técnica y dimensiones: Carbón y toques de clarión/papel. 600 x 470 mm.
Fecha: 1866-1932

En diciembre de 2008, el Vicerrectorado de Cultura y Deporte de la UCM (Servicio de Museos y Patrimonio Histórico) y la Facultad de Bellas Artes (Biblioteca) establecieron un acuerdo con el Instituto del Patrimonio Cultural de España,  dependiente del Ministerio de Cultura, para llevar a cabo la paulatina restauración de los 285 dibujos ("academias") conservados en la Biblioteca de esta Facultad. Se trata de una colección única, testimonio importante de un modo de entender la enseñanza de la Bellas Artes; un recorrido por la historia de la formación académica de notables artistas españoles de los siglos XVIII y XIX.

Son dibujos realizados a lápiz carbón, grafito o sanguina entre 1752 y 1914. Los autores son antiguos alumnos de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, entre los que encontramos nombres tan conocidos como José del Castillo, Isidro Carnicero o Salvador Maella, que llegaron a ser pensionados en Roma. La beca de Roma, que se obtenía tras superar diversos y complicados ejercicios, era el máximo galardón para un artista joven y la más interesante oportunidad de ampliar sus conocimientos.

Estas obras custodiadas en la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes se conservan en armarios ignífugos, con el debido grado de humedad y de luz, pero presentan diversos problemas por la fragilidad del soporte y los materiales utilizados: suciedad, pequeños desgarros, arrugas, pliegues y manchas de distinta naturaleza (óxido, restos de adhesivos, detritus de insectos, etc.)

Ante el elevado número de dibujos que conforman esta colección, Rebeca Benito, conservadora del Servicio de Conservación y Restauración de Patrimonio Bibliográfico, Documental y Obra Gráfica del IPCE, acordó con la directora de la biblioteca realizar el trabajo en diferentes fases, con entregas de 25 dibujos cada vez. Hasta la fecha, se han restaurado 50 dibujos y otros 27 están en curso.

Carmen de Antonio Sáenz es la restauradora especializada en documento gráfico responsable de la intervención. Su trabajo es profesional, minucioso e impecable. Cada dibujo restaurado va acompañado de un informe en el que detalla el trabajo realizado en 5 apartados:

-estado de conservación
-pruebas y análisis
-proceso de restauración (medición de pH, limpieza, prensado, etc.)
-conclusiones
-recomendaciones para su custodia y almacenamiento.

Mi más sincero agradecimiento a Carmen de Antonio y a Rebeca Benito por devolvernos estas delicadas obras de arte más bellas todavía -si cabe- y protegidas para siempre de su degradación y deterioro.

Sátiro tocando los crótalos


Si quieres, puedes ver las todas las imágenes de los dibujos  y conocer una breve historia de esta colección y su bibliografía.

[Poner comentario] Antes y después: restauración de la colección de Dibujos Antiguos de la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes.

Arte en libro: Los libros de artista como extensión bibliotecaria

Ángeles Vian Herrero 10 de Junio de 2010 a las 08:41 h

Una vez más, la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla ofrece su colaboración generosa a la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes. Juntas llevaron a cabo la exposición del bellísimo fondo de libros y grabados japoneses ukiyo-e, conservado en esta última. La sala de Noviciado 3, céntrica y bien acondicionada, junto a la valiosa profesionalidad de Ana Santos y Marta Torres contribuyeron decisivamente a la amplia difusión de esta peculiar y exótica colección.1
La propuesta actual es diferente: la Biblioteca Histórica, depositaria de los libros complutenses de mayor abolengo, acoge ahora una selección de libros de artista realizados por alumnos y profesores de la Facultad de Bellas Artes que desde hace más de siete años se vienen exhibiendo en la pequeña sala de exposiciones de su Biblioteca. Junto a ellos figuran otras “flores que han brotado de esa planta”.2
El profesor Luis Mayo, a raíz del cerramiento del pasillo de acceso a la biblioteca para reforzar su seguridad sugirió, en 2003, convertir este espacio en sala de exposiciones permanente, dedicada a libros de artista y al objeto libro como representación simbólica y creativa. Así quedó institucionalizado el empeño bibliotecario en que estudiantes y profesores consideren la biblioteca como parte integrante y aglutinadora de su quehacer artístico. El antecedente de la creación de este nuevo recinto fueron los trabajos en torno al libro que desde el año 2000 habían presentado varios alumnos, de forma esporádica, dentro de la Sala de Lectura.3
La nueva sala nació abierta a todos aquellos que investigan sobre el libro como soporte de expresión plástica, con preferencia para los trabajos elaborados por alumnos. Las obras se exhiben en las bellas vitrinas y armarios procedentes de la biblioteca de la vieja Escuela de Bellas Artes de San Fernando, testigos silenciosos de la formación de tantos artistas desde hace más de dos siglos.
Las exposiciones se suceden ininterrumpidamente, mes a mes, para brindar la oportunidad a todos los interesados. Algunas son individuales, de alumno o de profesor; otras colectivas, de estudiantes asociados espontáneamente o de grupos coordinados por un docente quien, a veces, también participa con su obra. En escasas ocasiones, los artistas son ajenos a la Facultad. Todas ellas, 67 hasta hoy, se conservan como archivo virtual, agrupadas por años, en la página Web de la biblioteca.4
Sus principales cauces de difusión son, además, el Boletín de Actividades Culturales de la Facultad (BAAM), los Blogs de la BUC (“La Biblioteca Informa”, “La Biblioteca Informa al Bibliotecario”) y el periódico “Tribuna Complutense”. Lo fueron también TV Localia (programa “Campus Complutense”) y el periódico “El Punto de las Artes”, antes de su desaparición.
El número de visitantes, en progresivo aumento, sirve de incentivo para acudir a la biblioteca. El alumnado muestra un creciente interés por esta actividad, que da valor añadido a sus clases de grabado, dibujo, diseño o escultura. También le permite practicar la autogestión o el trabajo en equipo, el diseño de carteles, el montaje de exposiciones y la reflexión escrita sobre la propia obra; a veces, incluso, recibir ofertas de trabajo o de exponer en otro lugar.
El Servicio de Dibujos y Grabados (Sección de Arte Contemporáneo) de la Biblioteca Nacional, atraído por esta actividad, ha establecido un acuerdo con la Facultad para la donación de obras de los artistas interesados, que pasan a formar parte de los fondos de dicha entidad, donde son exhibidos posteriormente. Esta posibilidad, junto a los certificados que reciben los participantes, redunda positivamente en el currículum vitae de alumnos y docentes.
Es nuestro vivo deseo que esta selección de obras que ahora presentamos, reflexiones en torno al libro realizadas por jóvenes artistas en formación o por sus profesores, den una nueva perspectiva y un vigoroso impulso al fenómeno creativo surgido tímidamente a comienzos del siglo XX y que cobra cada vez más fuerza en nuestros días: el libro de artista.

Agradecimientos: Deseo reiterar, literalmente, las mismas palabras de gratitud que expresé en los III Encuentros sobre Planificación, gestión y marketing en los sistemas de información y documentación celebrados en Artium (Vitoria), en el año 2006.
"Mi más sincero agradecimiento a dos personas: Amelia Valverde, subdirectora de nuestra biblioteca, que secunda entusiasta e incondicionalmente todos los proyectos, mejorándolos con su profesionalidad impecable. Y al profesor Luis Mayo, que me empujó a la agradable aventura de convertirme en ‘galerista’ y dirige magistralmente esta interesante actividad de extensión bibliotecaria”. 5
Con mucho gusto añado en esta ocasión a Marta Torres y a Aurora Díez Baños, cuya extraordinaria y eficaz colaboración ha permitido que estos ‘objetos artísticos’ trasciendan los muros de la Facultad de Bellas Artes, reforzando el vínculo, ya estrecho, entre ambas bibliotecas complutenses.

[1] Flores de Edo: samuráis, artistas y geishas: grabados y libros japoneses de la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes: Patrimonio Bibliográfico de la Universidad Complutense de Madrid: [exposición], 2 de noviembre de 2004 – 10 de enero de 2005, Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla. Madrid, Publicaciones de la Universidad Complutense, Vicerrectorado de Extensión y Difusión de la Cultura, 2004.
[2] En palabras del profesor Luis Mayo.
[3] Letrero luminoso a la entrada de la Sala de Lectura “L’arte non è vera creazione”, del alumno Miguel Ángel Rebollo, formando parte de la exposición Recorridos: una semana de instalación, vídeo y acción. Vía Pretérita, libros de artista de la alumna Isabel María López-Campos.
[4] Bajo el epígrafe “Exposiciones en la biblioteca. La subdirectora, Amelia Valverde, se responsabiliza de esta labor.
[5] Vian Herrero, Ángeles, “Los artistas en la biblioteca”, en Los servicios de información y documentación en el marco de la cultura y el arte contemporáneo, Gijón, Trea, 2008, pp. 327-354.

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