Con El Libro del día del Juicio Final, Connie Willis ganó varios de los premios que se otorgan a la literatura de ciencia-ficción (Premio Nébula 1992, Premio Hugo 1993 y Premio Locus 1993).
Nunca me ha interesado demasiado la ciencia-ficción; sin embargo, esta novela me atrapó desde el principio porque me fascina la posibilidad de viajar en el tiempo que la escritora norteamericana convierte en realidad en esta obra.
Año 2054. La Universidad de Oxford desarrolla un programa de viajes en el tiempo para conocer de primera mano las diferentes etapas de la historia. Uno de estos viajes, desde el siglo XXI al siglo XIV, desencadena los dos relatos paralelos que conforman la trama de la novela y en los que vemos a personajes de carne y hueso enfrentados a la enfermedad, al sufrimiento y, sobre todo, a lo desconocido. No importa en que época se encuentren: los seres humanos, por ser humanos, se comportan de forma parecida en las situaciones críticas: frustración, angustia, miedo, tristeza... Y sienten que todo se acaba y que llega el fin del mundo.
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