Esta mañana, al levantarme, he oído por la radio el primer anuncio comercial de un lector de libros electrónicos ("A solo 299 euros"). Tomo nota de la efeméride: 2 de Septiembre de 2009...)
Al escribir sobre este tema, tan recurrente en los últimos tiempos, lo hacemos a sabiendas de que, dentro de menos tiempo del que imaginamos, vamos a ser leídos, si lo somos, con una sonrisa en los labios. La misma sonrisa condescendiente con la que ahora leemos en las hemerotecas las primeras discusiones provocadas por los teléfonos móviles (aquellos "ladrillos" de minúscula pantalla en blanco y negro y sólida antena, caros, "superfluos" y hasta "peligrosos") y, como no, con la misma que repasamos los conmovedores artículos del siglo XIX que alertaban, con prudencia y seriedad, de los peligros ciertos de ese revolucionario y humeante mensajero de civilización que era el ferrocarril y que iba a transportar, a "vertiginosa" velocidad, tantas cosas nuevas dejando al mismo tiempo en su camino (de hierro) los cadáveres de tantas otras que, consolidadas por los siglos, parecían inmortales y, sin embargo, no fueron capaces de adaptarse y sobrevivir ...
Del 8 al 10 del pasado mes de Julio, y con el patrocinio de la Universidad de La Rioja, tuvo lugar en Logroño un curso de verano monográfico referido al "Libro Electrónico"(1) al que asistieron ponentes de primera talla en el mundo editorial, tecnológico, legal, e incluso...bibliotecario(2), para dar su opinión sobre cada uno de los aspectos de esta nueva criatura que golpea, cada vez más violentamente, nuestras puertas: el (irremediablemente) llamado: "e-book", que no hay que confundir con el "e-reader" que es el artefacto para su almacenamiento y lectura.
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