Fila superior
de izda. a dcha.: Margarita Fernández Villa, Rafaela
González Castrillo, Mª Luisa García-Ochoa,
Blanca Carbonell, Ana González Castrillo. Fila inferior
de izda. a dcha.: Cristina Gállego Rubio, Rosa Mª
Rodríguez Durantes, Esperanza Tineo, Ana Liter
El pasado año se cumplieron
25 años del nombramiento de la primera promoción
de funcionarios de la Escala de Archivos, Bibliotecas y Museos
de la Universidad Complutense de Madrid. Dos años más
tarde, en 1981, se incorporaría la segunda promoción.
La creación de la Escala
de Auxiliares en 1977, la posterior convocatoria de oposiciones
el 26 de junio de 1978 y el nombramiento de los nuevos funcionarios
el 29 de octubre de 1979, supone uno de los acontecimientos
más importantes de la historia de la Biblioteca de
la Universidad Complutense. Por primera vez, la Universidad
contaba con bibliotecarios propios. Hasta la fecha, los bibliotecarios
profesionales que había en la Biblioteca Universitaria
pertenecían al Ministerio de Educación y Ciencia.
Eran numéricamente escasos, de ahí que muchos
de ellos asumieran la dirección de dos o tres bibliotecas
de centro a la vez. Además eran bastante eventuales,
pues cambiaban con frecuencia de destino.
Hay que resaltar asimismo que
el año 1979, fue también significativo por la
aprobación del Reglamento de la Biblioteca, el cual
actualmente sigue vigente.
A lo largo del siglo XX se
pueden distinguir varias etapas en la evolución de
la Biblioteca Universitaria. Una de ellas, fue sin duda, la
protagonizada por Javier Lasso de la Vega, que asumió
la dirección de la Biblioteca en 1932 y fue el artífice
de un gran desarrollo que quedó truncado por la Guerra
Civil. Con Lasso de la Vega se unificaron las bibliotecas
de las distintas facultades, que venían funcionando
de forma independiente desde 1897, se hizo un organigrama
de la biblioteca, se normalizaron algunos procesos y servicios.
En definitiva, se logró el reconocimiento de la Biblioteca
dentro de la Universidad, tal y como lo demuestra la aprobación
del Reglamento de 1933. Los años posteriores serían
de reorganización, pues hay que tener presente que,
después de la guerra, la Universidad quedó muy
dañada y, por tanto, su biblioteca.
A partir de los años
70 se produce un gran aumento en el número de alumnos,
se crean nuevas facultades, pero el personal que atiende las
bibliotecas es el mismo e incluso cada vez más escaso,
lo que obliga a la contratación de personal poco cualificado.
Nuevamente, la Biblioteca de la UCM y, en general, todas las
bibliotecas universitarias españolas, se caracterizan
por la falta de reconocimiento dentro de la Universidad, la
dispersión de fondos bibliográficos, la falta
de coordinación y estructura de los servicios bibliotecarios,
la inadecuación y pobreza de recursos, humanos, espaciales
y económicos.
Será a partir de los
años 80, cuando como consecuencia del reconocimiento
en la Constitución Española de 1978 de la autonomía
universitaria y con la entrada en vigor de la Ley de Reforma
Universitaria en 1983, las universidades y, por tanto, sus
bibliotecas se reorganizan.
La creación de la Escala
de Auxiliares se debió en gran parte a los esfuerzos
que en este sentido realizaron el Vicerrector de Extensión
Universitaria, Profesor Dr. José Alcina Franch , así
como el Director de la Biblioteca, en ese momento, D. Fernando
Huarte Morton.
Los 87 bibliotecarios de la
Universidad Complutense que se incorporaron a su Biblioteca
entre 1979 y 1981 (46 en la primera promoción de 1979
y 41 en la segunda de 1981) se encontraron con una situación
muy diferente de la que tenemos en la actualidad en la Biblioteca
Complutense. Esta estaba formada por una red de bibliotecas
de facultad, escuelas universitarias, seminarios, etc., con
gran autonomía propia en los procesos y servicios.
A partir de la incorporación
de profesionales bibliotecarios de la propia Universidad junto
con el respaldo que suponía la existencia de un Reglamento
del servicio se fueron organizando y centralizando muchas
colecciones que estaban dispersas en pequeñas bibliotecas
y por tanto eran desconocidas e inaccesibles para gran parte
de la comunidad universitaria, se fueron normalizando los
procesos y los servicios, así se fue imponiendo el
sistema de libre acceso, normalizando las adquisiciones, la
catalogación. Todas estas tareas fueron realizadas
por los nuevos auxiliares, muchos de los cuales incluso tuvieron
que asumir la jefatura de algunas las bibliotecas.
En 1987 estos auxiliares pasaron
a una nueva Escala de la Universidad, la Escala de Ayudantes
de Archivos, Bibliotecas y Museos. Accedieron a ella 68 personas.
El resto ya se había marchado a otras instituciones.
Trascurridos 25 años
y dada la importancia que tuvo la Escala de Auxiliares, el
verano pasado se realizó una comida en la Facultad
de Medicina para celebrar este aniversario, a ella acudieron
muchas personas que hoy no están en la Universidad
pero que tienen un gran recuerdo de su paso por ella.
La Escala de Auxiliares
protagonizó un importante capítulo de la historia
de la Biblioteca de la Universidad Complutense, luego le han
sucedido otros, no menos importantes, como han sido las tecnologías
de la información y de la comunicación, pero
impersonales y por ello carentes de sentimientos, como el
del entusiasmo que tenían aquellos primeros bibliotecarios
complutenses.
|