Libros de geografía en la Universidad Complutense
![]() Desde la antigüedad hasta el siglo XVIII
Los conocimientos geográficos sufren un retroceso durante la Edad Media, y sólo en Bizancio
se conserva la ciencia antigua como lo prueban las obras de Procopio de
Cesaréa. La concepción
cosmográfica de San Isidoro se plasma en los mapas que aparecen en las "Etimologías" que serán
el modelo de los que aparecen en los "Beatos".
Se exponen también los tratados astronómicos de Sacrobosco, del matemático Blanchinus y de Abraham Bar Hiya, así como la relación del viaje de Benjamín de Tudela, desde Zaragoza hasta China en el siglo XII.
Entre 1492 y 1522 tienen lugar tres viajes que cambian la imagen del mundo:
en 1492 Colón llega a América, en 1497 Vasco de Gama inaugura la ruta
marítima de las Indias y entre 1519 y 1522 la expedición de Magallanes
realiza el primer viaje alrededor del mundo. Los progresos técnicos en la
navegación, los adelantos en la astronomía, y la difusión de la obra de
Tolomeo, facilitan estos viajes.
Los nuevos instrumentos de
determinación exacta de la longitud y la latitud, y la mayor seguridad en
los navíos producen un desarrollo de la navegación que dará como
resultado grandes viajes exploratorios. Éstos tienen además, a partir de
ahora, un carácter científico. Las medidas rigurosas de la Tierra,
iniciadas en el siglo XVII, van precisando la figura y magnitud de la misma.
La expedición de Maupertius a Laponia confirma el achatamiento de la Tierra
en los polos, como sostenía Newton, y la expedición a Perú de La
Condamine, Bouguer y Jorge Juan se realiza con el propósito de medir la
longitud en el ecuador del arco de un grado del meridiano.
De esta época son los viajes hacia el Océano Pacífico de Byron, Wallis y
Carteret.
Francia envía a Bougainville y años más tarde a La Pérouse. Cook realiza dos
viajes al continente austral y Nueva Zelanda, acompañado en el primero por
Banks, Solander y Green, y en un tercero, recorre la costa noroeste de América.
En la mitad del siglo aumentan los viajes a Asia y África, y entre 1768 y 1777
se inicia una gran exploración del imperio ruso bajo el patrocinio de Catalina
II.
Los descubrimientos geográficos españoles y portugueses de finales del
siglo XV y principios del XVI desbordan los conocimientos del mundo de la
época clásica y las técnicas de representación del mismo. En todo ello,
influye el desarrollo de la navegación, la recuperación de la obra de
Tolomeo y la difusión de los conocimientos gracias a la imprenta.
En la Edad Moderna la geografía está ligada a las matemáticas y ambas disciplinas se estudian
conjuntamente en las academias, colegios y universidades. Desde su
fundación en 1625, el Colegio Imperial de la Compañía de Jesús tuvo
cátedra de matemáticas, que incluía la hidrografía, la geografía y la
astronomía. Con el tiempo, el Colegio Imperial y el Seminario de Nobles se
convertirán en un foco principal de las enseñanzas científicas y
técnicas en España.
ZARAGOZA, José.
"Esphera en común celeste y terraquea...". En Madrid: Por Juan Martín del Barrio, 1675.
[FLL 20608]
Las reformas administrativas, económicas y políticas que inicia la dinastía borbónica
se ven obstaculizadas por la falta de producción cartográfica nacional. Esta falta representaba
además un riesgo para la integridad territorial española. Aunque España había sido el
primer país en abordar la realización de un mapa de su territorio en el siglo XVI, el proyecto
fue abandonado. En el siglo siguiente Juan de Labaña levanta un mapa de Aragón, Pedro
Texeira el de Madrid y a principios del XVIII los obispados de Cuenca, Osma, Sevilla, Córdoba,
Jaén y Cartagena encargaron mapas de sus diócesis. A pesar de estos esfuerzos la Real Academia de la
Historia señala la carencia de mapas españoles en 1740.
Para subsanar esta carencia, Manuel Salvador Carmona y Alonso Cruzado reciben una beca para estudiar
en París las técnicas del grabado y Juan de la Cruz Cano y Tomás López, para aprender
cartografía. A la vuelta de París, Tomás López comienza a elaborar mapas de los distintos
territorios españoles. No realizaba personalmente las observaciones topográficas y astronómicas,
sino que utilizaba los mapas de los siglos anteriores, las producciones europeas y los realizados
por marinos, ingenieros militares, etc. Juan de la Cruz Cano y Olmedilla no contó a su
vuelta de París con los mismos apoyos que Tomás López y sin embargo su "Mapa Geográfico de América
Meridional" es una de las grandes obras de la cartografía española del siglo XVIII.
ESPINALT Y GARCIA, Bernardo. "Atlante español o descripción
general de España por Reynos y provincias...". Madrid: Antonio Fernández, 1779.
Las escuelas de naútica se crean a finales del siglo XVII y durante el XVIII para velar
por la defensa naval del territorio y asegurar el comercio ultramarino. Sus
programas de estudio incluían geografía, aritmética, geometría,
astronomía y cartografía, aunque a finales del siglo XVIII la geografía
pierde peso con respecto a otras materias. La actividad cartográfica de los
marinos aumenta con las cartas de las costas de América y con la
elaboración del "Derrotero de las costas de España en el Océano Atlántico y de las islas Azores"
de Vicente Tofiño de San Miguel, una de las grandes empresas de la marina
española.
En el último cuarto de siglo la geografía pierde parte de sus contenidos,
deja de formar parte de las disciplinas matemáticas y comienza a
distinguirse de la cartografía. En 1795, Tomás López propone a Godoy la
creación del Gabinete Cartográfico. Al año siguiente se crea el Cuerpo de
Ingenieros Cosmógrafos del Estado, y en 1801 el Estado Mayor del Ejército,
que tenía entre sus funciones el levantamiento de planos topográficos. La
enseñanza experimenta una renovación en la segunda mitad de siglo, cuya
principal característica es la entrada de las ciencias experimentales en
los planes universitarios. Hito importante es la fundación en 1822 de la
primera cátedra de geografía de la Universidad Central, ahora Complutense,
cuyo primer titular fue Fermín Caballero.
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