La imprenta mejicana en la biblioteca de Francisco Guerra.

Fermín de los Reyes Gómez.
Facultad de Filología UCM.

    Una de las secciones amplias de la biblioteca de D. Francisco Guerra, ahora perteneciente a la Universidad Complutense de Madrid y ubicada en la Biblioteca Histórica “Marqués de Valdecilla”, es la relacionada con América y, más concretamente, con Méjico. La causa no es otra que la actividad docente del Dr. Guerra en la Universidad Nacional Autónoma de Méjico entre 1939 y 1958, larga estancia que se refleja en la calidad de los libros que fue adquiriendo.

        De entre los numerosos textos de tema americano, destacan los impresos mejicanos del siglo XVI al XIX. En este breve avance acerca de esta sección de la biblioteca, me he centrado en los siglos XVI al XVIII, sin duda la más significativa en calidad y cantidad. En total, y recuerdo que la revisión aún no ha podido ser sistemática, son más de ciento treinta impresos de todo tipo, cuya mayor parte corresponde a la ciudad de Méjico, mientras que solo un número testimonial, pero no menos importante, a Puebla de los Ángeles.

        En términos cuantitativos, los impresos mejicanos (incluidos los de Puebla) descritos en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español (CCPBE) entre dichos siglos casi alcanzan los setecientos; es decir, en España, a fecha de hoy, hay controladas ese número de ediciones, lo que no quiere decir, como bien es conocido, que no haya más tanto en bibliotecas particulares como, especialmente, en la Biblioteca Nacional, donde se localizan impresos del XVII y del XVIII. Pues bien, a ellas hay que añadir las casi ciento cincuenta de la biblioteca del Dr. Guerra, lo que supone un incremento sustancial. Pero estos fríos datos no dirían mucho si no fueran acompañados de un análisis prospectivo que, por ligero que sea, ayuda a la valoración de los “nuevos” impresos, además de algunos de los más destacados.

        Aparte, están los del siglo XIX, que serán objeto de un posterior análisis, y las ediciones que, estando publicadas en otros lugares, tienen como contenido el tema americano, como la Historia natural de las Indias, de José de Acosta, las Relaciones de Bartolomé de las Casas y otras muchas, además de obras relacionadas también con las Filipinas.

        Por lo que respecta a los contenidos, son variados, pero hay tres grandes bloques, como son el científico, el histórico y el religioso. A través de estos impresos se puede analizar la intensa actividad que los colonizadores desarrollaron en las tierras americanas en todos los ámbitos. Dicha actividad se va a ver plasmada a través de las prensas, primero en la Metrópoli, más tarde en aquellos territorios.

        Los ejemplares muestran, en general, un buen estado de conservación, con encuadernaciones originales, algunos con cajas para una mejor preservación. Entre algunos de los revisados hay rastros de su adquisición, como pueden ser las hojas de los catálogos de las librerías donde fueron adquiridos y anotaciones manuscritas del Dr. Guerra, que reflejan la actividad de un bibliófilo, que revisa los catálogos de librerías anticuarias y casas de subastas de todo el mundo, realiza las correspondientes anotaciones y, finalmente, adquiere las piezas. Este trabajo, que supone una inversión en conocimiento, tiempo y, por supuesto, dinero, le da valor añadido a la colección como tal, que habría perdido si se hubiera dispersado, como ocurre con otras tantas bibliotecas particulares. De ahí la importancia del acto generoso del Dr. Guerra, cuya compensación es poder ver que su esfuerzo de tantas décadas va a tener una continuidad en unas excelentes condiciones.

        Antes de pasar a los impresos quiero mencionar la presencia de unos manuscritos de tema mejicano de los siglos XVII y XVIII. Destacan los dos del XVII, la Sumaria relación de todos los casos que han sucedido en la Nueva España, de Fernando Alva Ixtlilxochitl, fechado en Otumba en 1610, y otro manuscrito que trata un tema que aparecerá también en los impresos, la metalurgia, el Informe del mero beneficio de metales por azogue, de Luis Barrio, datado en la minera Taxco, en 1643.

  
Aqui comiença un vocabulario en la lengua castellana y mexicana
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Por lo que respecta a los impresos, el siglo XVI está representado por cuatro ejemplares de otras tantas ediciones de un total de tres obras. La edición más temprana es la del Vocabulario de Alonso de Molina, de 1555, de la prensa de Juan Pablos, de la que se conocían hasta ahora dos ejemplares en España. De esta misma obra también existe un ejemplar de la edición de 1571, en este caso de la imprenta de Antonio de Espinosa, que se suma al único ejemplar español que había.

        Otra de las ediciones es la del Tratado breve de medicina y de todas las enfermedades, de Agustín Farfán, impresa en México por Pedro Ocharte en 1592. Todos ellos son ejemplares muy raros, si bien muestran restauración y la falta de algunas hojas, siempre suplidas por facsímiles.

    

Exposición astronómica de el cometa que el año de 1680 por los meses de noviembre y diciembre, y este año de 1681 por los meses de enero y febrero,se ha visto en todo el mundo y le ha observado en la Ciudad de Cádiz
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        Como es lógico, el siglo XVII está más representado, con un total de veintiún impresos mexicanos, más tres de Puebla, mientras que en el CCPBE figuran 209 ediciones mexicanas del siglo XVII y 21 de Puebla. De los ejemplares de la Ciudad de Méjico de la biblioteca del Dr. Guerra, diez son únicos en España, mientras que de cinco tan solo hay constancia de un ejemplar; por otro lado, los de Puebla son todos ejemplares únicos. Se puede destacar la Exposición astronómica de el cometa que el año de 1680 por los meses de noviembre y diciembre, y este año de 1681 por los meses de enero y febrero, se ha visto en todo el mundo y le ha observado en la Ciudad de Cádiz, de Eusebio Francisco Kino (México. Francisco Rodríguez Lupercio. 1681), un folleto que se considera como el primer libro de Astronomía impreso en América, y que en su día costó, en una librería de San Francisco (California), 1.500 dólares; el asunto del cometa tuvo una amplia repercusión en aquel entonces, lo que dio lugar a la impresión de numerosas obras en España, incluidos los territorios americanos, y en otros países, como Italia (ediciones de Venecia y Nápoles).

        O el Repertorio de los tiempos, y historia natural desta Nveva España, de Henrico Martínez (México. En la Emprenta del mesmo autor. 1606), libro especialmente valioso por su contenido. También se puede citar la Summaria investigación del origen y privilegios de los ricos hombres… de Aragón, de Juan Francisco Montemayor (1664), obra muy rara que costó hace décadas 250.000 pesetas; el Estudioso discurso Philosophica Anatomía, y Teatro ingenioso de los órganos y sentidos interiores, y exteriores del hombre, de Jerónimo Becerra (México. Imprenta de Agustín de Santistevan y Francisco Rodríguez Lupercio. 1657), un folleto difícil de localizar que citaba Toribio Medina en su repertorio, pero sin ejemplar. También de tema médico, el Tesoro de medicinas para diversas enfermedades, de Gregorio López (México. Francisco Rodríguez Lupercio. 1674), comprado en el Reino Unido en 1963 por 210 libras.

        Por último, dentro de este siglo, una curiosidad bibliográfica, la obra de Diego de San Francisco, Relación verdadera y breve de la persecución y martirios que padecieron por la confession de nuestra Santa Fee Católica en Iapon, quinze Religiosos de la Provincia de S. Gregorio, de los Descalços del Orden de nuestro Serpahico P. S. Francisco de las Islas Philipinas. Adonde tambien se trata de otros muchos Martires Religiosos de otras Religiones, y seculares de diferentes estados. Todos los quales padecieron en Iapon desde el año de 1613 hasta el de 1624. Tiene pie de imprenta de Manila, en el Colegio de S. Thomas de Aquino, por Thomas Pimpin, 1625, pero en realidad se trata de una edición mejicana de Juan de Alcázar que reproduce la portada de la edición original; eso sí, en el interior, con portada propia, dos opúsculos con pie de imprenta mejicano, el último de 1626.

        Al estar menos controlado bibliográficamente, es lógico que las ciento cinco ediciones del siglo XVIII de la biblioteca del Dr. Guerra sean menos conocidas; de hecho, un setenta y cinco por ciento son ejemplares únicos conocidos en España. En el CCPBE figuran poco más de cuatrocientas ediciones mejicanas, lo que supone que los fondos incorporados a la UCM suponen el equivalente a una cuarta parte del total de lo ahora controlado. Son numerosos los contenidos, que abarcan los temas de la biblioteca del Dr. Guerra. Por supuesto, la medicina, bien representada con obras de carácter general, pero también con obras sobre la cura de la viruela o sobre la situación producida por esta enfermedad en la epidemia de 1797, de la que hay impresos de la Junta Provincial de Caridad de México; asimismo sobre aguas termales, como las de San Bartolomé, por Juan Blas Beaumont (1772), o del Peñol (1762), a cargo del Real Tribunal del Protho-Medicanto.


Ensayo demetalurgia, o
descripción por mayor de las catorce materias metálicas...
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Hay varias obras de metalurgia, dadas las minas, en especial de plata, como el Ensayo de metalurgia, o descripción por mayor de las catorce materias metálicas, del modo de ensayarlas, del laborío de las minas, y del beneficio de los frutos minerales de la plata, de Francisco Javier de Sarría (1784), con un suplemento de 1791; o un tratado sobre el valor de la plata, de Francisco de Fagoaga (1729). No faltan opúsculos sobre el eclipse de sol del 24 de junio de 1778 y sobre la materia y formación de las auroras boreales (1790), ambos de Antonio de León.Y quedan para el final las decenas de novenas y obras de religiosidad popular impresas tanto en la ciudad de México como en Puebla; novenas a la Virgen de la Soterraña de Nieva, a San Liborio, San Rafael, a la Virgen… Conquistadora, etc.En casi todos los casos, y dada su escasa entidad material, se trata de ejemplares únicos en España, por lo que quedan otros que, sin dejar de ser raros, no han sido mencionados.

        Así pues, con esta breve noticia se pretende tan solo anticipar el valor de la colección que se ha incorporado a los fondos de la Universidad Complutense, en este caso concreto, el fondo mejicano. El análisis del resto de contenidos, equivalente en importancia, muestra el buen hacer de su anterior propietario, el Dr. Guerra, y el acierto de quienes, en nuestra universidad, supieron valorar esta colección.
 

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