La historia del libro a través
de las colecciones de la Universidad Complutense.
La
imprenta europea en el siglo XVII:
Francia,
Inglaterra e Italia

BIBLIA. Poliglota
Biblia sacra polygotta... cum textum & versionum
orientalium translation: bus latinis...
in sex tomos tributum. Edidit Brianus Waltanus.
Londoni: Thomas Roycroft, 1657. 46,5x30,5 cm.
[FLL 18586]. |
En el resto de Europa languidece el negocio impresor
debido a numerosas causas entre las que no son menores las rígidas trabas
de los gobernantes en forma de impuestos, leyes restrictivas y censuras
derivadas de las luchas religiosas y políticas que veían en el libro un
instrumento peligroso y arrojadizo. Disminuyen los libros en latín y los
clásicos y se despierta el interés por obras informativas y por el
conocimiento de las novedades lo que trae consigo, por un lado, la
aparición de las primeras publicaciones periódicas científicas, y por
otro, el nacimiento de la idea de Biblioteca como servicio público, o
quizás, mejor expresado, como servicio "político".
En efecto, la "edad de la revolución
científica", como se ha denominado al siglo XVII, trae consigo el
nacimiento de un nuevo modelo de tipología documental, ya existente para el
campo de los acontecimientos históricos o políticos, pero no para el de la
ciencia: la revista científica. Se considera que la más antigua es el Journal
de Scavans cuyo primer número salió en París en 1665 y cuyo objetivo
era seguir el progreso de la ciencia mediante la relación, el estudio y la
recensión de los libros que se imprimían en Europa.
En relación con el mundo de las Bibliotecas, se difunde
la idea de que una biblioteca, bien organizada y seleccionada, podía
cumplir un papel esencial en la formación de las capas intelectuales de la
sociedad y, al nacimiento de las bibliotecas regias, más bien
"privadas", fenómeno del siglo anterior, se superpone la
creación de grandes bibliotecas por parte de las instituciones que forman
la élite cultural como, ejemplo paradigmático, las formadas por la
Compañía de Jesús, que en Madrid y en este siglo funda la que daría
servicio al Colegio Imperial, reputada como la biblioteca pública más
importante de Madrid, y hoy heredada por la Biblioteca Histórica de la
Universidad Complutense. Para responder a la necesidad de organizarlas
adecuadamente el jesuita Claude Clement redacta su Musei sive
Bibliothecae... extractio, instructio, cura, usus, libri IV aceesit accurata
descriptio Regiae Bibliothecae S. Laurentii Escurialis (Lugduni,
sumptibus Iacobi Prost, 1635), tratado biblioteconómico de gran difusión
en su época.
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En el arte de la imprenta Francia sigue manteniendo un
puesto privilegiado en este siglo siendo el impresor más importante
Sebastian Cramoisy, primer Director de la Imprimierie Royale fundada en
1640, uno de cuyos trabajos, la obra de Dodart Memoires pour servir a l’historie
des plantes (Paris, Impr. Royale, 1679), exponemos. Tambien de taller
francés es la obra de Curcio De rebus gestis Alexandri Magni (Parisiis,
Frederic Leonard, 1678).
En Italia continúan trabajando, con un notable descenso
de la calidad, los centros bibliográficos tradicionales que, en cualquier
caso, también se suman a las corrientes de difusión científica de la
época. Un brillante ejemplo se encuentra en la obra de Ulises Aldovrandi,
profesor de la Universidad de Bolonia cuyos estudios farmacéuticos y de
historia natural contribuyeron al desarrollo posterior de estas ciencias.
Sus obras fueron editadas con gran acompañamiento de detallados grabados
como el mostrado en Monstruorum Historia, cum paralipomenis historiae
omnium animalium (Bononiae, Typis Nicolai Tebaldini, imp. Marci Antonii
Berniae, 1642)
En Inglaterra sólo algunas obras salvan su imprenta de la mediocridad,
destacando por sus novedades tipográficas la Biblia sacra polyglotta,
editada por Brian Walton (Londoni, Thomas Roycroft, 1657), aunque no
alcanzó la calidad de impresión de las que la precedieron. Con ella expira
la larga serie de Biblias políglotas en las que con tanto esmero trabajaron
las prensas de dos siglos. Valga su portada, en la que aparecen, entre
otras, la complutense y la regia, como despedida de una forma de hacer
ciencia que toca a su fin.
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