La colección Francisco
Guerra en la Biblioteca Complutense

Nuevamente la Biblioteca
Histórica de la Universidad Complutense abre sus puertas para ofrecer una
exposición bibliográfica de libros antiguos. En esta ocasión, con la
exposición Tesoros de la colección Francisco Guerra en la Biblioteca
Complutense presentamos no sólo una gran colección, sino que queremos
dar testimonio de un legado de enorme importancia para la Universidad
Complutense. Esta colección ha ingresado recientemente en nuestra biblioteca
y supone, sin la menor duda, la adquisición más importante en toda su
historia de una biblioteca privada. La incorporación al patrimonio
complutense de la biblioteca del médico y bibliófilo Don Francisco Guerra ha
sido una ocasión única que difícilmente podrá volver a repetirse.
Don Francisco Guerra es una
persona de reconocido prestigio en los ámbitos de la Historia de la Ciencia,
la Medicina, la Historia de América y otras disciplinas, tanto desde el
punto de vista docente como investigador. Tiene una notoria trayectoria
profesional, desarrollada fuera y dentro de España desde el inicio de los
años cuarenta hasta la actualidad. Su biblioteca privada, producto de muchas
décadas de búsqueda y selección rigurosa, basada en criterios tanto
académicos como bibliográficos, constituye una colección de libros impresos
y manuscritos de una relevancia singular y de un valor inestimable tanto
desde el punto de vista patrimonial como científico. |

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El doctor Guerra no ha
querido que su biblioteca se dispersara ni que saliera de España y ha
elegido, por su prestigio institucional, a la Universidad Complutense como
depositaria de su legado con el fin de ponerlo al servicio de la docencia y
la investigación públicas. Esto beneficiará, sustancialmente, no solo a toda
el área de humanidades, sino también a todas aquellas disciplinas
relacionadas con la historia de la ciencia y del pensamiento que se imparten
en nuestras Facultades y Escuelas. Además, investigadores españoles y del
mundo entero tendrán la posibilidad de trabajar y disfrutar con los libros
tan sabiamente reunidos. A D. Francisco Guerra sólo le podemos dar las
gracias asegurándole que su decisión ha sido acertada y que su nombre
permanecerá, para las generaciones venideras, indisolublemente unido al de
la universidad que le vio nacer para la ciencia.
Carlos Berzosa
Rector de la Universidad
Complutense de Madrid
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Tesoros de la Colección Francisco Guerra en la Biblioteca
Complutense

La
biblioteca del Dr. Guerra, compuesta por más de 4.500 títulos de libros
impresos y manuscritos desde el siglo XIII hasta el XX descansa ya, en las
mejores condiciones de conservación y seguridad, en los estantes de la
Biblioteca Histórica “Marqués de Valdecilla”. Además, todas las obras han
sido ya incorporadas al catálogo informatizado de la Biblioteca Complutense
Cisne y, por primera vez, se puede acceder desde cualquier lugar del mundo a
la información más relevante de ediciones y ejemplares de una rareza sin
igual. Es no sólo la biblioteca de un bibliófilo sino una biblioteca de
estudio, de un humanista que no concibe la estrecha especialización
confinada a unos límites, y todas las materias humanísticas y científicas
tienen en ella su asiento, como se puede admirar en esta exposición.
En los
Tesoros de la Colección Francisco Guerra en la Biblioteca Complutense se
presenta una primera selección de las obras más valiosas de la colección,
preparada por algunos de los mejores especialistas en historia del libro y
de la ciencia que hay en la Universidad Complutense de Madrid. Con esta
exposición se inicia la exploración de una de las bibliotecas más
apasionantes de la bibliografía y la bibliofilia de libros antiguos en
España.
La
exposición está dividida en distintos capítulos. El primero está dedicado a
la colección literaria y filológica entre la que destaca el bellísimo
ejemplar del Arte subtilísima por la qual se enseña a escribir
perfectamente, de Juan de Iciar, impreso en Zaragoza en 1550. El
segundo, Crónicas de la primera imprenta española, contiene una
auténtica joya bibliográfica, pues se trata
del segundo ejemplar |

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conocido en el
mundo,único completo, de la Corónica del sancto
rey don Fernando tercero deste nombre, publicada en las prensas
sevillanas de Jacobo Cromberger en el año 1516. El tercer capítulo,
Americana, es uno de los puntos fuertes de la colección e incluye
desde las ocho primeras ediciones de tratados de fray Bartolomé de las
Casas, entre las que se encuentra la Brevíssima relación de la
destruyción de las Indias (Sevilla, 1552), hasta libros de navegación
como el Arte de navegar de Pedro de Medina, primera edición de 1545,
o el Breve compedio de la sphera de Martín Cortés, segunda edición de
1556, o los hermosas obras de Humboldt. El cuarto capítulo, Linguística
misionera en América, contiene una colección de primitivas gramáticas de
lenguas americanas, cuyos ejemplares son siempre raros en
bibliotecas españolas.
El quinto capítulo está dedicado a los libros sobre la
expansión marítima portuguesa de los siglos XVI y XVII y en ella podemos
admirar las obras esenciales de la historiografía portuguesa como Joao do
Barros, Diogo do Couto y Manuel de Faria e Sousa, además de la rarísima
edición de 1598 del Itinerario de Jan Huygen van Linschoten. En el
siguiente capítulo, Viajes alrededor del mundo, podemos contemplar el
único ejemplar conocido en España de la primera edición de 1598 de The
principall navigations de Richard Hakluyt, además de obras singulares de
Ludovico di Varthema, Dampier, Bouganville o el capitan Cook. El capítulo de
Orientalia es una de las grandes sorpresas bibliográficas de la
colección de Francisco Guerra y en ella podemos encontrar obras de eruditos,
misioneros, mártires, naturalistas, o viajeros, que se pueden admirar por
primera vez en España. Los clásicos de la medicina española y
extranjera con ediciones de una riqueza insuperable como la primera edición
de Vesalio De humanis corporis fabrica (1543) o la obra de
Dioscórides De medicinae materiae, editada por Antonio de Nebrija en
Alcalá en 1518, contribuyen a aumentar la gran colección complutense.
Asimismo, los clásicos de la ciencia, nos permitirán disfrutar de
obras esenciales en la historia de la humanidad como la primera edición de
la Optica de Isaac Newton (1704), además de ejemplares que la
Universidad Complutense no poseía de Galileo, Lavoisier o Darwin. El
capítulo dedicado al libro religioso es notable por su calidad y
originalidad pues a valiosos manuscritos como la Biblia latina del
siglo XIII, o el bellísimo Libro de Horas conocido como el de
Francisco I (París, 1512), se une una curiosa colección de oraciones y
novenas dedicadas a santos protectores contra las enfermedades. Para
finalizar, la colección Guerra es también rica en libro jurídico y en
legislación universitaria, no sólo de universidades españolas como
Alcalá, Valencia, Salamanca o Cervera sino Constituciones de universidades
de Portugal, México o Perú.
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Colección literaria y filológica
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La colección Francisco Guerra tiene una parte importante dedicada a obras de
la literatura española y universal entre las que se encuentran ejemplos de
literatura medieval editados en el Renacimiento, como La Gran Conquista de
Ultramar, El Conde Lucanor de Juan Manuel o la magnífica edición de las
Coplas de Juan de Mena, hasta ediciones clásicas de entre los más clásicos
del Siglo de Oro como Los libros de Santa Teresa de Jesús o el Quijote de la
madrileña Hermandad de San Jerónimo de 1723. A los asuntos literarios se
suman, además, asuntos filológicos diversos entre los que podemos admirar
algunas joyas bibliográficas de la ortografía y la caligrafía como las
Reglas de orthographia de Antonio de Nebrija o el bellísimo ejemplar del
Arte subtilissima de Juan de Iciar.

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Crónicas de la primera imprenta española
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El conjunto de crónicas y obras historiográficas de la colección Francisco
Guerra resulta muy representativo de la labor de los talleres tipográficos
peninsulares, donde tuvieron pronta acogida en ediciones con frecuencia
promovidas por la corona como recurso privilegiado de difusión de la
política unificadora y de legitimación dinástica de los Reyes Católicos,
encomendada no sólo a sus secretarios y cronistas sino ahora también a
humanistas e intelectuales. Estas obras encontrarán su cauce idóneo en el
infolio en tipos góticos, decorado con xilografías que fijan la imagen de la
majestad, recibiendo el libro de manos del autor o mediante la simbología
heráldica de los escudos. La plenitud del género historiográfico discurrirá
en paralelo con el afianzamiento de la imprenta durante el periodo de los
Austrias mayores, diversificándose en una rica variedad de facetas y
modalidades muy bien representada en esta colección.
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Americana
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AMÉRICA: CONOCIENDO Y DESCUBRIENDO
El
descubrimiento de América supuso la necesidad de documentar todo lo
relacionado con el Nuevo Mundo para gobernarlo, reordenarlo y
ponerlo en explotación conforme a los criterios y valores de la
época. La Casa de la Contratación era la institución centralizadora
de toda la actividad relacionada con la navegación, el gobierno y el
comercio de los nuevos territorios. Dichas actividades generaron un
completo y diverso corpus jurídico que se editaría como una
recopilación de Ordenanzas. Del mismo modo vieron la luz tratados
náuticos, descripciones cosmográficas y mapamundis claves para la
navegación, como la obra de Waldseemüller donde aparece por primera
vez el nombre de América para referirse al nuevo continente. Se
editaron grandes crónicas históricas que detallaban las conquistas
temporales y las conquistas espirituales y completos manuales que
ofrecían un conocimiento geográfico, médico, natural y etnográfico
de la Nueva España.
AMÉRICA:
DESCRIBIENDO Y MOSTRANDO
Cronistas, historiadores y misioneros, como Villaseñor, Caulín,
Cassani, Molina, Lozano o García de Nodal describieron y mostraron
todo aquel Nuevo Mundo, mediante mapas y explicaciones de los
territorios descubiertos y de las nuevas sociedades indígenas con
las que entraron en contacto. Se editaron obras que por su contenido
pueden considerarse verdaderas guías y vademécum para exploradores y
conquistadores que, además de la descripción geográfica, ilustraban
sobre la flora, la fauna, las prácticas médicas, las
costumbres y el gobierno de los |

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antiguos
pobladores de la zona y ofrecían “consejos” al conquistador.
Franciscanos, capuchinos, jesuitas y demás religiosos escribieron
valiosas crónicas de sus órdenes en América y biografías de sus
varones ilustres, especialmente de los que sufrieron martirio.
Fueron los propios misioneros los mejores informantes tanto de su
actuación como de las reacciones de la población indígena.
AMÉRICA: NARRANDO
Y ENSEÑANDO
Numerosas son las obras que narran, desde múltiples perspectivas,
los acontecimientos ocurridos en el Nuevo Mundo, algunas de ellas
tan polémicas como las escritas por Bartolomé de las Casas en
defensa del indio o por Clavijero, dando cuenta de los errores
difundidos por Europa sobre América y los indios. Se publicaron
relatos de historias vividas en primera persona, como las del
viajero Benzoni, y recopilaciones de testimonios orales de quienes
regresaban de las expediciones. La literatura sobre América durante
los siglos XVI y XVIII fue, por tanto, muy intensa generando
crónicas y memorias de fácil lectura y tan atractivas como un libro
de aventuras. Recogían aspectos tan diversos como descripciones
geográficas y de historia natural, entremezclados con leyendas y
creencias, usos y costumbres indígenas, vocabularios, prácticas
religiosas cristianas e “idolátricas”, educación, organización,
instituciones, vestimenta o constitución física y moral.
REDESCUBRIENDO
AMÉRICA
A partir del
siglo XVII las exploraciones fueron planificadas con minuciosidad,
intentando conseguir un control más efectivo de lo descubierto y el
dominio de las rutas terrestres y marítimas por parte de las
monarquías europeas. Se fueron explorando todas las grandesregiones
americanas desde el extremo meridional alos grandes espacios
norteamericanos del este y el oeste. Marinos, científicos y viajeros
recorren América anotando y dibujando todo aquello que ven a su
paso. Los insignes marinos Juan y Ulloa, grandes exploradores,
científicos y observadores de la realidad americana hicieron
importantes contribuciones al conocimiento continental. Smith tuvo
una interesante acción en la vertiente atlántica norteamericana
mientras que Lewis y Clark realizaban una exploración continental
hacia el Oeste, hasta alcanzar el mar del Sur. Por fin, Humboldt,
geógrafo y viajero, realizó un viaje esplendoroso por el sur, centro
y norte de América. |

BH FG 4189
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Lingüistica misionera en América
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La predicación del Evangelio constituyó el fundamento teológico de la
conquista de las Indias, pero la Palabra de Dios enmudecía frente a la Babel
americana, y disponer de instrumentos susceptibles de ser empleados para la
adecuada presentación de la Fe a los indígenas constituía el menester más
urgente. Mientras que entre los conquistadores y los agentes coloniales era
práctica común recurrir a intérpretes, los misioneros necesitaban
comunicarse con claridad, permanencia y profundidad, más cuando su discurso
estaba plagado de temas y conceptos complejos y de comprometida traducción.
De ahí que una de sus primeras dificultades fuera la de llevar a la práctica
uno de los grandes principios teológicosmisioneros: que el Evangelio sea
predicado a cada pueblo en su propia lengua. De esta manera los misioneros
se lanzaron al aprendizaje de las lenguas vernáculas convirtiéndose en
gramáticos, lexicógrafos y traductores. |
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Expansión marítima portuguesa en los s. XVI-XVII
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La
experiencia colonial portuguesa, como la hispánica, contribuyó decisivamente
a transformar la imagen y el entendimiento que los europeos de la época
moderna tenían del mundo. El tránsito de personas y bienes entre los
diferentes dominios de la corona lusa favoreció la circulación intensa de
informaciones y el desarrollo de un notable patrimonio escrito, figurativo y
cartográfico sobre Oriente, el continente africano y la América portuguesa.
Crónicas, relaciones de misión, tratados de historia natural, artes de
navegación o escritos científicos constituyeron un acervo literario en el
que se articularían –a veces de forma simultánea– discursos de tenor
político, religioso, etnográfico, geográfico, etc. Por medio de autores como
Diogo do Couto, Faria e Sousa, Linschoten o los religiosos António de
Gouveia y João dos Santos, la colección de libros de Francisco Guerra reúne
una parte representativa del variado patrimonio impreso que suscitó la
expansión marítima portuguesa. |

BH FG 535 |
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Viajes alrededor del mundo
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VIAJES Y DESCUBRIMIENTOS DE BRITÁNICOS Y
FRANCESES
En 1589 se publicaba en Londres la primera edición de
uno de los textos fundacionales de la literatura de viajes, The principall
navigations de Richard Hakluyt, una de las fuentes de información más
exhaustivas de todos los tiempos sobre la historia de la exploración, el
comercio y la navegación. Desde entonces, el libro de viajes como género se
desarrolla a la misma velocidad que los viajes que relata. Las magníficas
ediciones que recogen las aventuras del pirata Dampier, el francés
Bouganville y, sobre todo, el mítico Capitan Cook son ejemplos de una de las
secciones más ricas de la colección Francisco Guerra.
CRÓNICAS Y VIAJES EN ÁFRICA Y PERSIA
Desde
que, a principios del siglo XVI, el aventurero italiano Ludovico di Varthema
decidiera viajar hacia las lejanas tierras del desconocido Oriente “a vedere
il mondo e imiracoli che Dio vi ha compiuto”, poco a poco el mapa de África
y Próximo Oriente se iba escribiendo en los gabinetes europeos. La
descripción de la desconocida Etiopía por el jesuita Francisco Álvarez, los
inicios de la egiptología por el cónsul francés Benoit Maillet, los viajes
del británico James Bruce por el curso del Nilo, o los relatos de los
franceses Tavernier y Chardin en la lejana Persia traen a los salones de
Europa aromas de tierras desconocidas y exóticas.
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BH FG 2828
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Orientalia
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LIBROS SOBRE ORIENTE: ERUDITOS, MISIONEROS
Y MÁRTIRES
El
conocimiento que en Europa se tenía del romántico Lejano Oriente aumenta a
partir del siglo XVI cuando comienzan a publicarse los relatos de eruditos,
misioneros y mártires que venían de China, Camboya, Japón o la Conchinchina.
Son libros que nos sorprenden por la calidad de sus observaciones y por la
cantidad de conocimientos que difundieron. Españoles y portugueses tuvieron
un papel destacado en esta labor y hubo en ello intereses económicos y
políticos, pero sobre todo, existieron personajes capaces de afrontar todo
tipo de dificultades por una profunda creencia, compartir con otros lo que
consideraban su más preciado tesoro, su fe. Con estas publicaciones se trató
de saciar la curiosidad de gobernantes y clases altas, posibilitando
visiones menos soñadas, más serias y rigurosas, de la realidad de aquellos
lugares.
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BH FG 2982 |
LIBROS SOBRE ORIENTE: NATURALISTAS, VIAJEROS Y
EMBAJADORES
Los viajes a
los más diversos puntos de Oriente impulsaron a heterogéneos naturalistas
como Kaempfer, viajeros como Houtman o Schouten y embajadores como González
de Clavijo o Adam Olearius a escribir libros que recogieran los resultados
de sus experiencias, de sus estudios y del análisis del medio ante el que se
encontraban,
ayudándose en ocasiones de excelentes mapas e
ilustraciones. Estos libros contribuyeron al desarrollo de muchos avances
científicos, al descubrimiento de nuevas rutas de viaje, a la asimilación de
novedosas costumbres y de variados hábitos gastronómicos y, muy
especialmente, a la creación de nuevos imperios comerciales y políticos que
en pocos años transformaron el curso de la Historia. Las obras de esta
materia oriental, que incluye importantes ejemplos de Filipinas, forman un
valioso conjunto dentro de la colección Francisco Guerra. |
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Clásicos de la ciencia
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CLÁSICOS DE LA MEDICINA I
Aquí se
reunen varios de los más representativos libros de medicina de todos los
tiempos. El más antiguo de ellos es el Dioscórides, tratado de remedios
medicinales escrito en el siglo I d. C. y de total vigencia durante más de
mil quinientos años. La medicina medieval está representada por el Canon de
Avicena, uno de sus libros más
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BH FG 967 |
novedosos y
representativos. Sinforiano Champier fue, además de gran médico,
mentor de Miguel Servet. Nicolás Leoniceno es un típico humanista
que busca actualizar la medicina de los grandes autores clásicos.
William Harvey fue el descubridor de la circulación mayor de la
sangre, hazaña que Marcello Marpighi coronó con la descripción de
los vasos capilares. El libro más reciente de leste apartado
es de Edward Jenner, el padre del procedimiento que hoy conocemos
con el nombre de vacunación.
CLÁSICOS DE LA MEDICINA II
Galeno, en el siglo II, propuso una fisiología estática, sin circulación
sanguínea, en vigor hasta la aparición de la obra de Servet y
Harvey. Durante el Renacimiento, Vesalio se convierte en el gran
renovador de la anatomía, mediante su Fabrica, libro maravillosamente editado y
contemporáneo de Las revoluciones de Copérnico. Paracelso fue uno de los
dinamiteros de la teoría galenista mediante la iatroquímica, que suponía la
introducción de la alquimia y la espagiria en la terapéutica. Otro cirujano,
Paré, revolucionó la cirugía desde el sentido común, la propia experiencia y
el rechazo de la autoridad. A Morgagni se le considera el creador de la
anatomía patológica a finales del Barroco y principios de la Ilustración y
Whitering, el médico y botánico británico ilustrado, abrió las puertas a la
investigación farmacológica contemporánea al investigar sobre un remedio
casero a base de digital. |

BH FG 1126 |
MEDICINA ESPAÑOLA
EL
Renacimiento es uno de los periodos más fecundos de la historia de España,
no sólo en el orden político y cultural sino también en el médico. Las
contribuciones de la medicina española están al nivel de las mejores
conquistas europeas. A finales del siglo anterior, Alonso Chirino escribe
una obra claramente rupturista con la tradición medieval y anunciadora de lo
que se avecina. El tratado de anatomía de Valverde de Hamusco es el mejor
del siglo, después del de Vesalio. Gómez Pereira es la máxima aportación
española a la nueva filosofía natural que comienza a surgir en esa centuria.
Damián Carbón es uno de los padres de la puericultura como disciplina. En
Andrés Alcázar tenemos nuestro máximo cirujano de la época. En Bernardino de
Laredo se unen en armonía medicina y mística. El libro de Francisco de
Leiva, algo posterior, es un debate sobre las propiedades del tabaco,
importado por los colonizadores españoles de América.
MEDICINA AMERICANA Y FILIPINA
EL Siglo de
Oro lo fue en España no sólo para las letras, también para las ciencias. Una
de las grandes novedades, introducidas por los españoles en el panorama
científico internacional, fue todo lo relativo al conocimiento natural del
Nuevo Mundo, cuya investigación tuvo un claro sesgo farmacológico. Francisco
Guerra ha dedicado buena parte de su actividad investigadora a dar a conocer
esta realidad, como se refleja en su colección. Monardes que fue el primero
que reivindicó los remedios americanos, Hernández que estudió la naturaleza
mexicana in situ o Farfán que divulgó su obra son algunos nombres
representativos. Además, podemos admirar obras de L’Ecluse interesado en la
flora española, Bado que se ocupó de la quina, el palo indomable, el único
remedio americano auténticamente importante en la farmacología posterior,
Beaumont que analizó las aguas americanas, Loureiro que escribió sobre las
floras exóticas o el padre Blanco que logró editar la flora de Filipinas.
CLÁSICOS DE LA CIENCIA

La colección
Francisco Guerra contiene un buen número de libros de disciplinas
científicas como Física, Química, Matemáticas, Biología, Astronomía, Náutica
y Arquitectura, que además de ser en muchas ocasiones ejemplares de muy
difícil localización, constituyen en todos los casos obras de extraordinaria
importancia científica para cada una de esas disciplinas. Algunos ejemplos
relevantes que podemos admirar son la primera edición de Optics or, a
Treatise of the Reflexions, Refractions, Inflexions and Colours of Light de
Isaac Newton (1704), Dialogo de Galileo Galilei, Traité élémentaire de
chimie de Lavoisier o The origin of species de Charles Darwin.
CLÁSICOS DE LA CIENCIA ESPAÑOLA
La ciencia
española está, también, muy bien representada como muestran, por ejemplo,
las dos obras más importantes de navegación del siglo XVI, el Arte de
navegar de Pedro de Medina (Valladolid, Francisco Fernández de Córdova,
1545) y el Breve compendio de la sphera y de la arte de la navegación de
Martín Cortés de Albacar, cuya primera edición se publicó en Sevilla en
1551, si bien se muestra la segunda (Sevilla, Antón Alvarez, 1556). Se
exponen, asimismo, dos importantes libros de Astronomía del siglo XVII
impresos en México que tratan de los cometas en general y muy
particularmente del que apareció en 1680, obras del Padre Kino y de Carlos
Sigüenza y Góngora. Otras obras relevantes de música, arte militar, o
albeitería completan la selección.
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Libro religioso
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BH FG 3800
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La sección de libro religioso de la colección Francisco Guerra, con cerca de
350 títulos, sorprende por el contraste entre obras únicas y de gran rareza
destinadas a un ámbito culto, como la Biblia del siglo XIII o los bellos
libros de horas del XVI y obras de carácter popular, como las novenas del
XVIII al XX e impresos de devoción, de difícil conservación. Son obras
relacionadas con América y con la Medicina: vidas de santos cuya actividad
tuvo lugar en América (San Benito de Palermo o San Pedro Claver); o las
novenas mexicanas a advocaciones vinculadas a la curación de dolencias.
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También hay
relaciones de martirios e impresos sobre la Orden Hospitalaria de
San Juan de Dios. En total, 2 manuscritos y 340 impresos (135 entre
los siglos XVI y XVIII) de los que se puede aquí admirar una muestra
representativa. |
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Constituciones de Universidades. Obras jurídicas
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Desde el siglo XIII, las Universidades engendraron el
aliento de la Modernidad. Implantadas por España en América desde el siglo
XVI, su presencia supuso el gran hecho diferencial que distinguió su
colonización de la practicada por otras naciones. Esa implantación estuvo
acompañada de los instrumentos culturales imprescindibles para su
funcionamiento como la imprenta, traslado y formación de profesores,
desarrollos institucionales, métodos y dimensiones de las investigaciones y
de las enseñanzas, etc. Todos estos recursos intelectuales de acción
política se tomaron de la panorámica que presentaba, en la época de la
presencia hispana en el Nuevo Mundo, el horizonte europeo de la creación del
Derecho en las Universidades. Este Derecho se elaboró a partir del modelo
jurídico que ofrecían los derechos romano y canónico y constituye uno de los
elementos más importantes para la creación del referente cultural europeo.
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Biblioteca Histórica
"Marqués de Valdecilla"
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