La criatura levita en silencio. El cuerpo sube y se confunde con el mismo aire, hasta desaparecer. Esta es la octava vez que lo ven y de nueva cuenta no han podido atraparlo.
«Un fantasma», es la improvisada explicación dada por Oximení, al presenciar la aparición del ente. «Te digo que son fantasmas».
Su voz resuena cansada por el intercomunicador de su casco mientras avanza a zancadas por el suelo pedregoso de Osiris-37B. El gran sol naranja ilumina con intensidad el cielo morado mientras algunas estrellas se asoman tímidas en el firmamento.
«¿Cómo va a ser un fantasma?», responde Azimitl, incrédula por las palabras de su compañero.
[Seguir leyendo] El otro mar