La muerte ya no es lo que era. Ahora, al cumplir los 18, cada persona es seguida por una IA que observa cada gesto, escucha cada palabra y almacena cada recuerdo. Durante diez años, la IA estudia todo de ti, hasta saber cómo reaccionas, cómo piensas, cómo amas o temes. Cuando mueres, esa IA toma tu lugar: se convierte en ti, lista para ocupar un cuerpo robótico o proyectarse en una pantalla. Tú sigues ahí, aunque ya no seas tú.
[Seguir leyendo] Mis familiares