Yo fui un Controlador, hasta que no lo soporte más.
No era que mi trabajo fuera muy pesado. Incluso las condiciones que me asignaron para vivir eran espléndidas: una acogedora casa en las zonas altas de un valle, con una linda vista hacia la ciudad, que se volvía magnífica al atardecer con el sol poniente bañando la ciudad.
A mi cargo estaba un pequeño país en medio del continente americano. Nada complejo, conmigo bastaba y hasta me quedaba tiempo libre. Casi todas las noches apagaba las luces y me sentaba en la sala, frente a la ventana, con mi portátil en el regazo. Veía la ciudad a lo lejos, escalando las faldas de las montañas al otro lado del valle, mientras curioseaba cómo les iba a los otros.
[Seguir leyendo] El último recuerdo