Recuerdo que atravesé los puestos de control y descendí confiado hacia el tercer subsuelo, a los pabellones de confinamiento. Se hablaba mucho del detenido al que vería, se decía que era un caso especial, pero yo pasaba las semanas "entrevistando" a esos pequeños agitadores acusados de pertenecer a la resistencia, y nada de lo que constaba en el expediente de éste me hacía suponer que debiera tratarlo de modo distinto. Se mencionaba la posibilidad de que fuera un mutante sin registrar, pero me dije que seguramente podría manejarlo. En el Ministerio, si había algo que sobraba, eran medios.
[Seguir leyendo] El prisionero