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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Martes, 10 de diciembre de 2024

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Artículos de: Rodríguez Laguna, Ismael

El inventor de la rueda

En el salón de la sencilla casa de adobe, la abuela Eva enseñaba a leer a su nieta. La abuela sabía que ya no necesitaría volver a saber leer en el tiempo que le quedaba de vida, así que podía por fin darle su conocimiento de lectura a alguno de sus nietos, concretamente a su nieta preferida.

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Despedida completa

Clara se quitó el casco y miró a sus dos hijos. Ellos ya se habían quitado los suyos.

 

-Se sentirán aturdidos unos segundos, es normal -dijo el doctor mientras se concentraba en el monitor.

 

Durante unos instantes, el doctor permaneció en silencio mientras consultaba los datos que salían por pantalla.

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De nuevo cumpliendo órdenes

El grupo permanecía agazapado ante el paso de los guardianes. En cuanto los guardianes pasaran de largo, solo dispondrían de diez segundos para cruzar al otro lado del pasillo.

Hernández dio la señal. Los cuatro corrieron agachados, tratando de no hacer ruido.

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La vida de las normas absurdas

Las grandes catástrofes suelen suceder cuando concurren al menos dos de los siguientes tres factores: errores fortuitos, avaricia y estupidez. Pero los casos más interesantes suceden cuando concurren los tres. Esta es una de dichas historias.

Además, ésta es la historia de una forma de vida muy sofisticada. Dentro de la especie norma, encontramos la subespecie norma absurda, una especie parasitaria que vive de los seres humanos, los cuales, a pesar de ser absurda, la adoptan con devoción para ser regidos por ella. Como todas las especies, las normas absurdas nacen, crecen, se reproducen y evolucionan para sobrevivir.

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Márquez y la máquina de café

Márquez se peleaba con frecuencia con la máquina de café de la oficina. La insistencia de ésta en ofrecerle otros tipos de café diferentes, que Márquez rechazaba constantemente, exasperaba a Márquez.

-¿Un capuchino hoy, Márquez?

-¿Por qué insistes? Eres muy pesada. Dame el cortado doble de azúcar de siempre y déjame en paz.

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Cumpliendo órdenes

La señorita García permanecía de pie, expectante ante su nuevo jefe.

-Bienvenida a nuestra casa -dijo el jefe-. Aquí tiene sus tareas de hoy. Tiene que completar este balance trimestral, actualizar este grupo de nóminas y calcular los beneficios obtenidos con cada uno de los clientes de esta lista durante los dos últimos ejercicios.

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No infectes a mis hijos

Así que Carla había vuelto a la ciudad. ¡Después de tantos años! Qué duda cabe que, en aquel grupo de amigos, aquella visita inesperada incomodó a las mujeres de las cinco parejas. Aunque también a los hombres.

No en vano, unos quince años atrás, cuando los once eran amigos, Carla se había acostado con los cinco hombres. Con uno de ellos tuvo una relación estable aunque corta. Con otros dos tuvo encuentros puntuales antes de que ellos se emparejasen con las que eran sus actuales esposas. Y con los otros dos, dichos encuentros habían tenido lugar cuando ya estaban emparejados con sus actuales parejas. Aquella era, por tanto, una visita incómoda para todos.

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El mundo del eterno amanecer y del eterno ocaso

Fir Sgurm nació en una humilde familia de ark-gur, es decir, "los que conquistan el hielo". Desde hacía generaciones, su familia no podía permitirse vivir en las zonas templadas. Sus ingresos principales procedían de las pieles de los animales que cazaban en las tierras frías, que no existían en climas más benignos y, sobre todo, de vender las tierras que colonizaban cuando, en su lento desplazamiento, éstas llegaban a los climas templados donde vivía la gente pudiente. Tras vender sus tierras al mejor postor, los Sgurm hacían las maletas y volvían a desplazarse hacia el Este, de nuevo hacia las tierras frías, en busca de un nuevo suelo inhabitado que pudieran reclamar como suyo por derecho de primera colonización.

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Persianas

"¿Y bien? ¿Qué te parecen las persianas?". "Bien... supongo. ¿Me has invitado a tu casa... para que vea tus nuevas persianas?". "Claro. ¿No son fantásticas?".

No lo entendía, solo eran unas persianas. Pero los vecinos opinaban diferente. "¡Son magníficas estas persianas!", "¡Yo voy a comprar unas nuevas ya mismo!", etc.

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Los hombres saco

Clim estaba muy excitado. Aquel día, el de su sexto cumpleaños, se convertiría en adulto, se convertiría en hombre saco como el resto de la tribu. Como todos los mayores, por fin tendría sus cámaras a la altura de los ojos, su reproductor sintético de voz a la altura de la boca y su pesada bombona de oxígeno a la espalda. Dentro de su saco, ya nadie volvería a verle el rostro, ni a oír su voz ni a oler su sudor. Sería un hombre saco, un hombre burka, un hombre libre. ¡Por fin!

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La profe

-¿Nicolás?

-El sol está a 149,6 millones de kilómetros de la Tierra.

-Gracias, Nicolás. Te lo acaba de decir tu madre, ¿verdad?

Nicolás dudó por un momento. Luego negó enérgicamente con la cabeza.

La profe suspiró profundamente. Se le ocurrió preguntar al niño qué era un kilómetro,  qué era ciento cuarenta y nueve, o qué era coma. Se le ocurrió preguntarle cómo un niño vestido con un baby podía saber esas cosas. Pero la culpa no era suya.

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Estado de empatía

Me despierto.

Otra vez vuelve a llorar ese maldito bebé del piso de abajo. Y otra vez lloramos a la vez todos los vecinos que vivimos en los pisos alrededor del suyo. Oigo al bebé, pero a mis vecinos no les oigo llorar. No hace falta, les siento llorar. Como ellos me sienten a mí.

Todavía entre lágrimas, me pregunto por qué ahora mismo tengo una erección, esto es absurdo. Ya deben estar follando los vecinos de arriba.

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El hombre olvidable

La enfermera recogió el bebé que se había acabado de encontrar en la sala de partos, pero lo olvidó en la sala de neonatos. Otra enfermera, que se disponía a dar biberones allí, no esperaba a ese otro bebé, pero lo alimentó como a los demás y se olvidó inmediatamente del tema, y así un día tras otro. Cuando pasaron los días y fue obvio que el niño ya no era un recién nacido, una doctora que lo encontró lo llevó a pediatría para preguntar por él, pero lo olvidó allí. Al verlo llorar, la recepcionista de pediatría se preguntó qué madre habría olvidado allí a su bebé. Entonces lo alimentó, pero poco después se olvidó de él, hasta que volvió a verlo un rato después y volvió a preguntarse qué madre habría olvidado allí un niño.

 

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Hasta que la muerte nos separe

Me había enamorado y sentía que estaría con ella para siempre.

-Tengo que contarte algo -me dijo ella al poco tiempo.

Podría haberme dicho que estaba casada y tenía cuatro hijos. Podría haberme dicho que era la líder de un grupo terrorista. Podría haberme dicho que tenía una parafilia rara con los Pokémon. Lo que no me esperaba es que me dijera:

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Teoría unificada

Aquel puntito hizo ¡bang!

o bien:

Dijo Dios, ¡hágase la luz!

o bien:

INIT

Primer proceso:

compórtate_como_una_partícula(); fork();

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La chica que andaba hacia atrás

Nunca había oído hablar de semejante combinación de trastornos en una sola mente. Aquella chica siempre andaba hacia atrás. Hablaba correctamente, pero aparentaba tener una memoria nula. Y sobre todo estaba aquella forma en que se desarrollaban los diálogos con ella. Decididamente, aquel informe preliminar había llamado mi atención como psiquiatra.

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El superpoder

No es sencillo crecer sin poder comunicarte de manera normal. De bebé, mi incapacidad para hacer saber a los demás cuándo estaba incómodo o cuándo me encontraba en una situación de peligro casi me costó la vida más de una vez. Mis padres tuvieron que instalar una cámara con detección de movimiento en mi habitación. Cuando me agitaba, la alarma se disparaba. Cuántas falsas alarmas, cuántas noches sin dormir pasaron por mi culpa.

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Érase un hombre a un móvil pegado

-¡Hola, Leo! Te llamo desde mi nuevo móvil. Me he comprado un implantado.

-¿Eres... Fran? Vaya... ¡Hola...! ¡Hola, Fran! Así que... ¿un implantado? ¿En serio? ¿Has dejado que te operen los oídos internos? ¿Y qué tal? ¿Merece la pena?

-¡Desde luego! Ahora estoy hablando contigo sin llevar nada encima, simplemente te oigo dentro de mis oídos. Si quiero llamar a alguien, sólo tengo que decirlo. Cómodo, ¿verdad? Al estar en los dos oídos, tiene sonido estéreo. Incluso puedo tener dos conversaciones a la vez, oyendo el sonido de cada conversación por un oído. Genial para un tipo ajetreado como yo, ¿verdad?

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Mundo ciénaga

Los seres topo vivimos en armonía en nuestro oscuro mundo ciénaga desde tiempos inmemoriales. Ni los más antiguos del lugar pueden decir cuándo comenzó la armonía. Sabemos que, como todas las especies, hemos evolucionado desde formas más primitivas. Hace mucho, mucho tiempo, fuimos seres unicelulares, luego seres pluricelulares, y después evolucionamos a un primitivo estado larvario. Entonces crecimos en complejidad y, mucho tiempo después, nuestra especie se convirtió en los evolucionados y complejos seres topos que somos ahora. No lo negaré, también sufrimos de ciertas carencias. Somos ciegos. Sólo nos conocemos los unos a los otros a través del sentido del tacto. Nuestras matemáticas son muy primitivas, hasta el punto de que jamás hemos podido hacer un censo completo de nuestra población. Sin embargo somos intuitivos y aprendemos con facilidad. Los seres topo estamos orgullosos de nuestra especie, de nuestra sociedad y de nuestra civilización.

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¿Cuántas palabras necesita Dios para decirte todo lo que hay?

Guzmanes, Oswaldo: político sudeuropeo, 2325-2395, conocido por haber formado el imperio pan-europeo-africano durante las guerras expansivas de 2367-69 y haber instaurado un régimen dictatorial en dicho imperio [...] Su discurso contra las riquezas individuales fue bien recibido por una población cada vez más hambrienta, consecuencia del avance de la desertización que se había extendido durante los últimos tres siglos, y que en el siglo XXIV se agravó especialmente [...] Durante el imperio se impusieron determinadas normas extravagantes, tales como la obligación de que todas las casas fueran idénticas, que solo hubiera cinco tipos de ropa y cuatro tipos de peinado, [...] Se dictó una ley mediante la cual solo se permitió reproducirse a todos aquellos cuyo genotipo se aproximase en un altísimo porcentaje a alguno de los cinco patrones de genotipo de distintas razas que impuso el gobierno [...] 

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La primera vez que vi mi ciudad

Bendita tecnología que, tras tantos años entre tinieblas e imágenes borrosas, me permitió por primera vez ver con claridad las calles, los árboles, las flores, las tiendas, la gente, el sol y la luna de mi ciudad. 

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Cuando llegue

Salí hace mucho, en mi nave,

tanto que olvidé el destino

cuando todavía lo había.

 

No sé si estoy solo,

o bien si es el vacío quien lo está,

pero es que aquí sin luz no puedo oír

si alguien me habla al oído.

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La vaca

-¿Dice usted que Gut Piik era un buen tipo?

El anciano que se sentaba ante mí asintió con la cabeza mientras acariciaba las orejas de su perro, que estaba tumbado en el suelo.

Aquella declaración era realmente sorprendente. Desde que empezamos a grabar entrevistas para el documental, aquella era la primera persona que elogiaba la valía de Piik como persona. Evidentemente, muchos habían destacado su genialidad como médico anticipado a su tiempo, muy posiblemente avanzado incluso para la época actual. Pero... ¿un buen tipo? ¡Y además, aquello lo estaba diciendo un pirot! Había algo que no estaba entendiendo.

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No hay palabras

Trajéronme ante el alien

para que, con palabras que no hay, lo describiera

pues con las otras no se puede,

no se encuentran.

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Pedrícese el mundo (continuación)

Sonó una musiquita de fondo y surgió en la pantalla una imagen en blanco y negro de un planeta en el centro de la imagen. No era una foto, más bien parecía un dibujo. Después de unos segundos la imagen desapareció y apareció un letrero que leía:

"Bienvenidos a Hogar"

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Pedrícese el mundo

Todos los personajes que aparecen en esta obra son ficticios. Tampoco los nombres y motes de los personajes fueron escogidos para hacer referencia a ninguna persona real. ¿Eres una de las miles de personas que se llaman Pedro Martínez en todo el mundo? Pues lo siento, pero no lo escogí por ti... a no ser que alguna vez hayas viajado a otro sistema solar, claro. Simplemente sonaba bien y necesitaba una P. ¿Te llamas Hermano 27351? Pues no, tampoco es por ti. Pero pide explicaciones a tus padres.

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Tierra de adictos

Opio. Heroína. Cocaína. Y ahora, lo que me ha tocado ver es la realidad virtual. La gente entra pero no sale. Tras unos meses, el jugador empieza a confundir el juego con la realidad. Tras dos años, el jugador no recuerda el mundo real en absoluto. Cuando les ves postrados en una cama con el casco sensorial puesto, con los cables que entran y salen de sus cuerpos para alimentarlos y evacuar sus excrementos de manera continua durante semanas, meses o años, te preguntas si todavía son personas.

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Mundo ciénaga

Los seres topo vivimos en armonía en nuestro oscuro mundo ciénaga desde tiempos inmemoriales. Ni los más antiguos del lugar pueden decir cuándo comenzó la armonía. Sabemos que, como todas las especies, hemos evolucionado desde formas más primitivas. Hace mucho, mucho tiempo, fuimos seres unicelulares, luego seres pluricelulares, y después evolucionamos a un primitivo estado larvario. Entonces crecimos en complejidad y, mucho tiempo después, nuestra especie se convirtió en los evolucionados y complejos seres topos que somos ahora. No lo negaré, también sufrimos de ciertas carencias. Somos ciegos. Sólo nos conocemos los unos a los otros a través del sentido del tacto. Nuestras matemáticas son muy primitivas, hasta el punto de que jamás hemos podido hacer un censo completo de nuestra población. Sin embargo somos intuitivos y aprendemos con facilidad. Los seres topo estamos orgullosos de nuestra especie, de nuestra sociedad y de nuestra civilización.

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