—Seguramente ha sido un fallo en la transmisión de los pares de bits clásicos.
Cuando Bob Bennett se sacudió los restos de la masilla viscosa que lo aprisionaba y salió del nicho de teletransporte, dispuesto a disfrutar del golf Marciano, las vistas de Valles Marineris y otros lujos de unas vacaciones que sólo un puñado de bolsillos selectos se podía permitir, no pudo ni por un instante imaginar que acabaría encerrado allí, en aquella cutre y maloliente celda.
—¿Sabe lo que son los bits clásicos? —insistió la voz.
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