Resulta evidente que cuando las esferas financieras materiales no van paralelas a los progresos del espíritu, al ofrecer las primeras dificultades difícilmente pueden responder los segundos. ¿Habrán servido veintiún siglos de creación espiritual europea para triunfar en la lucha contra la barbarie y la abyección? ¿Podremos seguir manteniendo la fe en los valores morales del ser humano?
¿Esperando a los bárbaros?