Que las asignaturas de ciencias no sean precisamente las que de mayor popularidad gocen entre los escolares, es algo que desde hace mucho tiempo viene preocupando no solo a los dirigentes educativos, sino también a los propios profesores que las imparten. Se han buscado diversas fórmulas para cambiar la situación, como mostrar a los estudiantes la utilidad práctica en sus vidas cotidianas de esas asignaturas que ellos ven tan abstractas. Sin embargo, la mejor medida, o al menos que mejores resultados parece que está deparando, procede del ámbito deportivo. Son las llamadas olimpiadas científicas.
El deporte también inspira a la ciencia