EL
ATLAS LINGÜÍSTICO DE NUEVO MÉXICO
clac 10/2002
Neddy
A. Vigil y Garland D. Bills
Universidad de Nuevo México
La Encuesta sobre el Español de Nuevo México y Colorado (“New Mexico-Colorado Spanish Survey”), un proyecto de investigación que se inició en la Universidad de Nuevo México en 1991, tiene como motivo la documentación de una realización importante de la lengua española del suroeste de los Estados Unidos, la lengua hablada en el estado de Nuevo México y dieciséis condados del sur del estado de Colorado. La documentación se basa en entrevistas grabadas de unas 350 personas seleccionadas para representar la diversidad del español que se ha hablado en esta región desde hace cuatro siglos. La diversidad se manifiesta por un lado en lo que denomina Lope Blanch (1987) el “español tradicional del Suroeste,” variedades derivadas de la colonización antes del siglo XX y asociadas principalmente con el alto Río Grande del centro-norte de Nuevo México y del centro-sur de Colorado. Otro aspecto de la diversidad son las formas del idioma traídas desde México por los inmigrantes más recientes que llegaron en dos olas grandes, una hace comienzos del siglo XX y otra después de la Segunda Guerra Mundial. Han contribuido aún más a la diversidad la fusión lingüística que resulta del contacto entre estos dialectos y la influencia del contacto con el inglés durante 150 años.
El proyecto tiene dos objetivos
inmediatos principales. El primero es producir un atlas lingüístico no
tradicional de un solo tomo que describe la variación geográfica que se
encuentra en la región. Para realizar este objetivo, los aspectos metodológicos
más importantes fueron (a) la distribución geográfica de la muestra de
informantes, (b) la colección de adecuados datos lingüísticos para permitir
identificación explícita de las diferencias dialectales y (c) el
establecimiento del proceso para el análisis eficiente e interpretación de los
datos recogidos. El segundo objetivo del proyecto es establecer un archivo que
contendrá toda la información recogida, inclusos los datos analizados pero no
incluidos en el atlas. Queremos que este archivo sea una muestra verídica de la
lengua española tal como se habla en la región a finales del siglo XX. Para
alcanzar esta segunda meta, tuvimos que asegurar que la muestra representara
tanto la variación sociológica como la geográfica y que los datos recogidos
incluyeran varios estilos de habla y experiencias.
Este artículo describe cuatro
componentes metodológicos que tienen que ver particularmente con la preparación
del atlas lingüístico pero que en realidad contribuyen de forma crucial a ambos
objetivos. Estos componentes son (1) la muestra, (2) la entrevista, (3) la base
de datos computerizada y (4) los mapas electrónicos.
1. La muestra
Para la determinación de la
muestra tuvimos que resolver dos principales preocupaciones metodológicas. Una
es de índole geográfica: decidir los límites del área por ser investigada,
dividir esta región en sectores geográficos coherentes e identificar dentro de
cada sector las localidades en donde tomar una muestra. La otra preocupación es
más de tipo sociológico: la selección de los informantes, un asunto que
trataremos después de discutir lo geográfico.
1.1. Cuestiones geográficas
El enfoque geográfico para el
proyecto es el “español tradicional del suroeste” del pueblo hispano del norte
de Nuevo México que tiene sus raíces en la primera colonia de 1598 bajo el
mando de Juan de Oñate. Decidimos incluir a todo Nuevo México para permitirnos
explorar tanto la expansión de esta variedad tradicional como la influencia
entrante del español de México, especialmente en el sur del estado donde la
inmigración y el contacto con México se mantienen más fuertes. El alcance del
proyecto también incluye las ciudades de Albuquerque, Las Cruces y Santa Fe y
otras áreas urbanas donde el impacto del inglés y del español mexicano ha sido
especialmente patente.
Hay razones prácticas para no
incluir todo el estado de Colorado. Por una parte, el español de muchos lugares
del sur del Colorado representa una expansión del español del norte de Nuevo
México, lo que hace necesario tratar estas regiones en nuestro estudio. Por
otra, casi la mitad (28) de los 63 condados de Colorado tienen menos de 200
personas mayores de 18 años de edad que informaron al censo de 1980 que
hablaban español en casa (U.S. Bureau of the Census, 1983; citamos los datos de
1980 porque diseñamos el proyecto antes de que salieran los resultados del
censo de 1990). Decidimos limitar nuestra encuesta a dieciséis condados al sur
de Colorado (ver el Mapa 1). Esta región de Colorado contienen considerable
población hispana y cuenta con todos los condados menos dos en que más del diez
por ciento de la población reporta utilizar español en casa. Los dieciséis
condados son principalmente rurales y solamente contienen un área
metropolitana, la ciudad de Pueblo, Colorado.
Esta región geográfica — Nuevo
México y el sur de Colorado — contiene 310.000 personas mayores de dieciocho
años que usan el idioma español en casa según el censo de 1980. Para la
encuesta, decidimos recoger datos de unos 350 adultos hispanohablantes, una
muestra de aproximadamente un hispanohablante de cada 800.
Al decidir la distribución de
la muestra, fue necesario tomar en cuenta la representación geográfica, la
historia de la colonización y la densidad de la población. La investigación del
español de esta región no permite considerar únicamente el factor geográfico —
por ejemplo, preparar un cuadriculado con células de igual tamaño en que hacer
un muestreo aleatorio. La distribución de los hispanohablantes es demasiado
irregular. Ambos estados tienen sierras altas y zonas áridas que son de escasa
población o totalmente despobladas. Aproximadamente una quinta parte de la
región son reservas de varias tribus indígenas. En Nuevo México un solo condado
pequeño (Bernalillo) contiene más de un tercio de la población total del
estado. Por último, la población hispana también está desigualmente esparcida,
constando del 90% de la población en algunos condados y con poca representación
en otros.
Otra consideración es el hecho
de que los datos censuales sobre la distribución de los hispanoparlantes están
limitados a confines políticos. Afortunadamente, las fronteras políticas
tienden a reflejar la historia social y esta suele estar muy asociada con la
variación lingüística. Para aprovecharnos de los valiosos datos del censo de
1980, decidimos utilizar un sistema de sectores basado en los límites de los
condados.
El Mapa 1 presenta el esquema que se utilizó para identificar la muestra del proyecto. La zona de investigación total se subdividió en tres regiones. Una región central abarca más o menos la cuenca del Río Grande, la zona fluvial más importante del área. Las otras dos regiones, oriental y occidental, se encuentran a los dos costados de la primera. Cada región, adémas, se dividió en sectores para establecer un total de doce sectores de más o menos el mismo tamaño (de aproximadamente 9.000 a 15.000 millas cuadradas). Esta division en regiones y sectores se basa en consideraciones de la geografía y historia expuestas en buenas fuentes como Erickson & Smith (1985) y Williams (1986). Un resumen breve de la historia aclarará las razones por las divisiones.
Los primeros colonos de los
siglos dieciséis y diecisiete establecieron pequeños poblados (ranchos) a lo
largo del Río Grande en los sectores 5 y 6. La mayoría se establecieron entre
lo que son hoy las ciudades de Socorro (al sur del sector 6) y Santa Fe, aunque
se encontraban ranchos más al norte hasta el pueblo de Taos cerca de la
frontera con Colorado. El territorio se gobernaba desde Santa Fe. La
sublevación de los indios pueblo en 1680 terminó con la presencia española por
un corto tiempo pero ya por el año 1693 comenzó la recolonización. Durante los
siguientes cien años la población hispana creció a unas 25,000 personas y se
pobló gran parte de los sectores 5 y 6. También se establecieron ranchos en el
sector 7 y comenzó la población de los llanos del este (sector 9) y de la parte
sureña de la región occidental (sector 3).
La expansión a otros sectores
en el siglo XVIII fue impedida por la escasez de agua y las incursiones de los
indios nómadas — y también por razones económicas: todo el comercio de la
colonia pasaba por el Camino Real (cuya ruta comenzaba en México, pasaba por
Chihuahua y subía paralelo al Río Grande hasta terminar en Santa Fe). Después
de su fundación en la primera década del siglo, Chihuahua controlaba todo el intercambio
de bienes entre México y Nuevo México porque la corona española quiso mantener
su dominio comercial sobre la colonia.
La transferencia de autoridad
sobre Nuevo México de España a México a principios del siglo XIX estimuló la
expansión de poblados hispanos por el territorio. Este cambio político terminó
con el monopolio que ejercía Chihuahua y se establecieron rutas de comercio con
los Estados Unidos y se difundieron muchos pobladores por las rutas nuevas.
A mediados del siglo diecinueve
los Estados Unidos salió victorioso en una guerra con México y casi toda la
región de esta investigación fue cedida a los Estados Unidos por el Tratado de
Guadalupe Hidalgo en 1848. Este cambio de gobierno aceleró aún más la expansión
de hispanos a nuevos lugares. Además, ya por el año 1850 la población de habla
española había llegado a unas 60.000 personas (Abbott 1976:38). Con el aumento
de la población hubo la necesidad de encontrar nuevas tierras agrícolas. Unas
familias del norte del sector 5, por ejemplo, realizaron la primera
colonización hispana de Colorado en el sector 4. Abbott (1976:42) nos informa
que “the first Hispano settlement came at San Luis in 1851.” En las
últimas décadas del siglo XIX, varios acontecimientos — el “Homestead Act” (una
ley que posibilitó que individuos pudieran conseguir tierras despobladas por
nada o poco dinero), la pacificación de los indios nómadas, el aumento de la
minería y el establecimiento de líneas de ferrocarril — estimularon la
expansión hispánica a todas partes del territorio con la excepción de los
terrenos indios o públicos y ciertas zonas inhóspitas o de poco interés para la
agricultura.
Aunque el control de la región
por los Estados Unidos favoreció el movimiento de hispanos a nuevos lugares,
también abrió el territorio a la inmigración de muchos hablantes del inglés. La
invasión de los angloparlantes fue especialmente fuerte en Colorado debido a la
fiebre de oro de 1859. Mientras que a principios de la década de 1850 casi no
había habitantes de Colorado que no fueran indios, en el censo de 1860 ya había
más de 34.000 inmigrantes de habla inglesa (Athearn 1976:17). La inmigración a
Nuevo México de otras partes de los Estados Unidos fue mucho más lenta. Según Williams
(1986:126), “Anglo-Americans constituted less than 9 percent of the territorial
population in 1880.” Pero la entrada de los “anglos” fue implacable: ya
en 1940 solamente la mitad del pueblo de Nuevo México tenía apellido de raíz
española.
Desde las primeras décadas del
siglo XX, el español tradicional de Nuevo México y Colorado se ha visto en
contacto cada vez más íntimo con dos poderosas fuerzas lingüísticas, el inglés
y el español mexicano. El impacto del inglés creció bastante cuando Nuevo
México se hizo estado de los Estados Unidos en 1912. Su influencia ha sido más
fuerte en el sector 1, en los llanos orientales (sectores 8, 11 y 12) y en las
zonas urbanas y sus alrededores. En contraste, el choque más fuerte con la
inmigración mexicana se ha notado especialmente en la frontera sur de Nuevo
México (sectores 3 y 7), en las zonas urbanas más grandes y en los pueblos de
la región oriental, especialmente de los sectores 8 y 12. Hoy, no se escapa
ningún sector del profundo impacto de las dos fuerzas, la mexicana y la
anglófona.
Presentado el patrón geográfico basado en las consideraciones ya expuestas, pasamos al segundo paso de la elaboración de la muestra: el de determinar las localidades objetivo. Para asegurar un alcance geográfico adecuado, decidimos conseguir muestras de por lo menos cuatro sitios en cada uno de los 12 sectores. El plan se vuelve más complicado, sin embargo, ya que el número de hispanohablantes varía mucho entre los sectores. Por ejemplo, en 1980 el sector 10 contenía solamente 9.000 personas de habla española mientras que el sector 6 tenía más de 113.000. Además, la población de este sector 6, donde se halla la ciudad de Albuquerque, fue el doble de la de cualquier otro sector. Debido a tales desigualidades de población, seleccionamos 15 localidades adicionales en los sectores que tienen mayor número de hispanohablantes, principalmente en los sectores 5 y 6. Así que identificamos 63 localidades objetivo — 52 en Nuevo México y once en Colorado.
Las localidades seleccionadas
dentro de cada sector representan las áreas de mayor concentración de hispanohablantes.
Este criterio para la selección se funda en la hipótesis de que en zonas donde
la demografía hispana es más densa, la gente utilizará el español con diversas
personas en distintos contextos y por eso tendrá un repertorio bien desarrollado
en el idioma. Como se ha dicho, utilizamos el censo de 1980 para la
identificación de las localidades, pero ciertas deficiencias del censo hizo
necesario que lo suplementáramos con averiguaciones indirectas y con nuestro
conocimiento de la región. La forma publicada de ese censo provee datos
lingüísticos (es decir, las personas que hablan español en casa) solamente de
condados y de pueblos de más de 2.500 personas. Para calcular el número de
hispanohablantes rurales en un condado tuvimos que sustraer las cifras de los
pueblos — si los había — de la cifra total del condado. El censo también provee
información sobre las personas de origen
hispano (lo que no indica, con razón, que son necesariamente hablantes del
español) de lugares incorporados y de ciertas “divisiones del condado”
(diferenciadas para las necesidades del censo). Tal información nos fue muy
útil para calcular las densidades relativas de hispanohablantes y así escoger
las localidades de las áreas rurales.
Los ejemplos que siguen
ilustrarán nuestro uso de los datos censuales para determinar los sitios del
muestreo. En el condado de McKinley (al sur del sector 1) hubo 4.200 personas
que informaron que hablaban español en casa y nuestro criterio de identificar
una localidad por aproximadamente cada 5.000 hispanohablantes justifica la
selección de un sitio en este condado. Ya que el 87% de los hablantes de
español de este condado viven en la ciudad de Gallup, fue fácil poner Gallup en
la lista de sitios objetivo. Asimismo, en el condado de Luna (del sureste del
sector 3), el 80% de las 5.500 personas que informaron utilizar español en casa
viven en Deming. En las dos terceras partes del condado al sur de este pueblo
había solamente 476 personas de origen español. Deming tuvo que ser el sitio
escogido.
Un caso distinto es el del
condado de Taos (en el noreste del sector 5). Solamente el 17% de los 11,500
hispanoparlantes vivían en Taos, la única ciudad del condado. De las siete
divisiones del condado, las dos más sureñas tenían la más alta densidad de personas
de origen español (alrededor del 90%). Por consiguiente, seleccionamos una
localidad en el extremo sur del condado y otro en el norte, posiblemente la
ciudad de Taos o preferentemente la villa de Questa, de más alta densidad
hispánica.
La misma metodología se usó en
condados que no contenían pueblos de más de 2.500 personas. El condado de Mora
(en el centro del sector 9) es totalmente rural. El único lugar incorporado,
Wagon Mound, tenía una población de solamente 416 personas. Queríamos
identificar una localidad en el condado de Mora porque tenía 3.343
hispanohablantes, el 86% de la población total del condado. De las dos
divisiones hechas por el censo, la del cuarto occidental del condado contiene
casi el 75% de los que se clasificaron de origen hispano. Así que decidimos
incluir en la encuesta una parte rural del oeste del condado de Mora.
1.2. Selección de los
informantes.
En cada localidad, nos pusimos como
meta entrevistar a seis informantes. Dos variables sociológicas, sexo y edad,
formaron los criterios principales en la seleccion. En cada localidad tratamos
de entrevistar un hombre y una mujer de tres generaciones (edades de 18-39,
40-60 y más de 60).
No consideramos el estatus socioeconómico como criterio para la selección de los informantes, aunque sí tratamos de incluir personas de varios niveles sociales y económicos. Los factores socioeconómicos tienen mucha importancia para la variación lingüística encontrada en las comunidades monolingües documentadas en los estudios sociolingüísticos clásicos de Labov (1966) para el inglés y de Cedergren (1973) para el español. Pero parecen tener poca importancia para la variación del español en la población casi totalmente bilingüe que estudiamos. Aquí las funciones de estatus económico alto tienden a estar asociadas más bien con el inglés que con el español. Esto no quiere decir, sin embargo, que la gente no discierne sobre las distintas variantes de español que se oye en Nuevo México y Colorado. Sí hay percepciones de “lo bueno” o “lo correcto” (tal como Kravitz 1985 demostró), pero estas percepciones parecen nacer de diversas experiencias y no simplemente del estatus socioeconómico. Examinamos la variación social — y su realización en el habla del individuo, la variación estilística — no por la identificación a priori del nivel socioeconómico del informante, sino por la consideración ad hoc de varios indicadores de su estatus social. La entrevista misma recogió variada información sobre nivel educativo, ocupación, actividades de tiempo libre, etc. y terminada la entrevista, el entrevistador tomó apuntes pertinentes sobre los indicadores visibles de alfabetismo, estatus y prosperidad (a la manera de Berk-Seligson y Seligson 1978). La entrevista también evoca diferentes estilos de habla que pueden informarnos del estatus social del informante.
Además de estas consideraciones
sociológicas los únicos requisitos para ser informante son los que
tradicionalmente se emplean en la dialectología geográfica (cf. Allen 1971):
Tiene que ser hablante nativo del español, habiendo adquirido el idioma en la
niñez. Debe ser residente de casi toda la vida de la región que representa y
haber pasado poco tiempo en otros lugares. No tiene ningún defecto de habla.
Debe ser conversador, alerta, etc.
2. La entrevista
La entrevista es la faceta más importante del proceso de recolectar datos. La entrevista típica dura más o menos tres horas (aunque algunas llegaron a durar seis o siete y hasta ocho horas). Pudimos recoger muchísimos datos lingüísticos en un período relativamente corto porque diseñamos un cuestionario que responde a las múltiples necesidades del proyecto y que aprovecha al máximo la capacidad de la grabadora magnetofónica (como manifiestan Pederson 1974, Underwood 1972 y otros), una tecnología no siempre bien explotada aún hoy en día en las investigaciones dialectológicas.
Diseñamos la Guía de Entrevista
con el propósito de proveer tanto control como flexibilidad al proceso de la
entrevista, como se verá en los siguientes párrafos. La estructura general de
la entrevista comprende los siguientes pasos. Después de verificar rápidamente
que funciona la grabadora (un paso que en sí provee datos lingüísticos
específicos), la entrevista comienza con la recolección de información
biográfica y sociolingüística sobre el informante. El resto de la entrevista se
dedica a conseguir dos clases de datos lingüísticos: formas geolingüísticas
específicas y conversación libre. La entrevista concluye con pedir que el
informante lea un trozo corto en español y con cambiar al inglés por unos pocos
minutos; estas tareas nos proveen información secundaria pero muy pertinente
para evaluar las competencias lingüísticas y el grado de bilingüismo.
Casi toda la información
lingüística fundamental se encuentra en la sección del cuestionario donde alternan
la recolección de datos geolingüísticos específicos y la conversación libre. La
producción de un atlas lingüístico requiere que se obtenga datos de cada
informante que son comparables con los de los otros informantes, es decir, las
mismas formas lingüísticas producidas bajo las mismas condiciones. La
recolección de tal información en una manera que facilite la tabulación y
análisis es el propósito de la sección de datos geolingüísticos específicos.
Este componente incluye más de 800 formas, una cantidad parecida a la de otros
proyectos dialectológicos: 1.000 formas para el Atlas Lingüístico de México
(Lope Blanch 1970b, Lope Blanch et al. 1990), 1.350 para el Atlas Lingüístico y
Etnográfico de Colombia (Montes Giraldo 1964, Flórez et al. 1983) y 711 para el
Linguistic Atlas of the Gulf States (Pederson et al. 1974, 1986).
La mayoría de estas 800 formas
tiene que ver con rasgos léxicos y fonológicos aunque también se consiguió
información de naturaleza morfológica y sintáctica. Estos rasgos representan
una selección de tres fuentes de mayor importancia: (1) rasgos que la
experiencia propia y otros estudios nos indican que mostrarían variación dentro
de la región; (2) rasgos contenidos en el cuestionario del Atlas Lingüístico de
México (Lope Blanch 1970a) y adaptados en 1988 para el propuesto proyecto sobre
el español del Suroeste de Estados Unidos (ver Lope Blanch 1990); y (3) rasgos
documentados para períodos más tempranos en Hills (1906), en Espinosa (1909,
1911-13, 1914-15) y en otras obras citadas en Teschner et al. (1975). Muchos de
los rasgos seleccionados se hallan en las tres fuentes.
La mayor parte de las formas se
solicitan por medio de fotografías u objetos reales, agrupados según categorías
semánticas (p. ej., animales, comida, juegos, partes del cuerpo, vestuario,
muebles). La representación visual no solamente asegura que todos los
informantes responden al mismo estímulo sino que tambíen provee un método más
eficiente que el sistema oral tradicional que resulta en que el investigador
produce unas diez palabras mientras que el entrevistado produce una (Underwood
1972:216). Sin embargo, ciertas formas, especialmente las de morfología y
sintaxis, se obtienen por métodos verbales tradicionales como son la
terminacíon de una frase (p.ej., Una persona
que tiene barriga grande es... para obtener la forma derivada barrigudo o barrigón) o la selección entre alternativas (p.ej., ¿Dice usted el mar o la mar?).
Aprovechándonos del carácter bilingüe de la población hispana de Nuevo México y
el sur de Colorado, también utilizamos la traducción del inglés en unos cuantos
casos en que otros métodos serían menos útiles o ineficientes. Una indicación
de la eficiencia de nuestro método es que por lo general pudimos conseguir las
800 formas en menos de dos horas.
Limitamos nuestra lista de
datos geolingüísticos específicos a cosas que casi todos los informantes
conocerían. Quisimos no gastar tiempo en pedir formas muy especializadas a
personas que no eran especialistas (p.ej.,
preguntar al habitante de la ciudad sobre los herramientas especializadas de la agricultura o pedir a la
informante femenina una descripción de las matanzas de animales que suelen ser
campo varonil). No obstante, los conocimientos especializados son importantes
para la documentación lingüística y cultural. En nuestra encuesta se les
solicita tal información a los que tienen la experiencia especializada — por
medio de la conversación guiada.
La conversación presenta la
segunda fuente principal de datos lingüísticos para nuestra investigación. A lo
largo de cada entrevista se busca desarrollar conversaciones sobre los temas
que más le interesen al informante, aunque ciertos temas se trató en todas las
entrevistas. En estas conversaciones el informante describe facetas de su
historia personal y de las actividades y tradiciones de sus propias
experiencias. Los temas incluyen los juegos de la niñez, las actividades de la
juventud, los trabajos, las experiencias peligrosas y humorísticas, el
mantenimiento del español y las comidas típicas, entre muchos otros. Esta
empresa conversacional requiere gran destreza por parte del entrevistador.
Tiene que participar activamente en la conversación y mostrar profundo interés
en todo lo que ofrece el informante, sonsacando astutamente más detalles y
tratando de conseguir información comparable de todo informante que tuviera
conocimientos similares. Como es de esperar, los distintos entrevistadores
tuvieron diferentes niveles de éxito en llevar a cabo este objetivo
metodológico, pero toda entrevista dio resultados sumamente valiosos.
Las diferencias lingüísticas
geográficas y sociológicas que surgen de los datos específicos pueden ser
escudriñadas con más profundidad en la materia de la conversación. Además, los
datos conversacionales pueden ser muy útiles en estudiar la importante rama de
la variación estilística, especialmente en contraste con el habla más cuidada
del comienzo de la entrevista, del componente de datos específicos y de la
lectura de un trozo histórico que se pide al terminar la entrevista. Es aquí en
las conversaciones donde también encontramos información anecdótica sobre
diferencias lingüísticas relacionadas con la edad, el sexo, la residencia rural
o urbana y de grupos marginados como los pachucos del periodo de la Segunda
Guerra Mundial, los “low riders” de años más recientes (jóvenes que bajan el
chasis de sus coches hasta que casi tocan el suelo de la calle y los pintan con
diseños y coloridos que casi gritan “mírame”) o los cholos urbanos de hoy. Por
ejemplo, una informante de Albuquerque contó que ella y las otras personas
femeninas de su familia prefieren la palabra estándar cerveza mientras que su hermano y su padre utilizan la forma jergal
birria.
Los datos de las conversaciones
ofrecen material de lo más interesante al público y a investigadores futuros.
Esta material será un tesoro para todas las personas que investigan cualquier
aspecto de la lengua o cultura hispana de la región. Poco de estos datos será
utilizado para preparar el atlas lingüístico, posiblemente solo para hacer un
análisis cuantitativo preliminar de la realización de ciertas variables
fonológicas diagnósticas, p. ej., de la pronunciación fricativa o africada de
/č/ o de la presencia de /e/ epentética a final de palabras en que la
sílaba final lleva acento prosódico y termina en consonante alveolar (p. ej., papel [papéle], comer [komére]). De todas formas, hay suficientes datos contenidos
en las conversaciones para mantener toda una generación de lingüistas ocupada
en las investigaciones fonológicas, sintácticas, léxicas y el análisis del
discurso.
El aspecto más innovador de la
estructura de la entrevista es la alternación entre las preguntas
geolingüísticas específicas y la conversación.
Los temas de conversación se distribuyen por la Guía de Entrevista según
los campos semánticos de los datos específicos para estimular la conversación
que sea hasta cierto punto natural y que sea significativa en la experiencia
del informante. La siguiente página (algo recortada) del Guía de Entrevista
ejemplifica el procedimiento general. La primera columna da el nombre en inglés
de la variable buscada. La segunda columna provee unas posibles respuestas, las
variantes de esta variable. La variable anotada con asterisco se presenta
oralmente y no a base de una foto u objeto real. Una variante prestada del
inglés que retiene la pronunciación de esta lengua se pone entre comillas.
Variable Variantes
slingshot resortera, honda,
jonda, nigachuta
kite papalote,
cometa, huila, “kite”
balloon globo, balún, bomba,
vejiga
balloons globos, balunes,
baluns, bombas, vejigas
children niños, chamacos,
muchachitos, plebe
pinwheel abanico, rehilete,
papalote, papalotito
top pironela,
bolineo, boronilla, trompo
present,
gift regalo,
presente, aguinaldo
*Christmas Navidad, Crismes, Crismas
marbles canicas, bolas,
bolitas
somersault maroma, machiqueta,
machicueta, voltereta
see-saw sube y baja,
balancín, “see-saw,” “teeter-totter”
harmonica armónica, jarmónica,
musiquita de boca, música
hopscotch (juego del) avión,
“hopscotch”
hopscotch marker laja, teja, tiro
to jump
rope saltar a la
cuerda, brincar cabresto
merry-go-round tío vivo, los caballitos,
volantín
*tag la roña, tú lo
traes, “tag”
*hide-and-go-seek escondidillas, escondedero,
“hide-and-seek”, “hide-and-go-seek”
CONVERSACIÓN: Actividades de la niñez: juegos, tareas,
comportamiento, obligaciones. Actividades de la juventud: tareas, trabajos,
compromisos, noviazgo, reglas de los padres, comportamiento social, conflictos,
manejo de coche, travesuras.
*breakfast desayuno, almuerzo
*dinner,
supper comida, cena
*lunch almuerzo, lonche,
comida
*brown-bag lunch itacate, lonche, lonchi, merienda
strawberry fresa, mora
banana plátano, plántano,
banana
peach durazno, melocotón
De tal
proceso se pudo conseguir varios beneficios. Por ejemplo, las preguntas
específicas conducen naturalmente al tópico de la conversación. Además, la
plática espontánea puede producir las mismas formas anterior o posteriormente
buscadas de manera específica y así servir para comprobar la validez de estas.
Es más, la alternancia entre las preguntas y la conversación mantiene mejor el
interés y la atención del informante. Ya que la tarea de identificar cosas,
responder a preguntas, traducir y hacer paradigmas luce como un examen para la
mayoría de los informantes, el cambio de vez en cuando a la conversación sirve
para bajar la tensión del entrevistado y con eso reducir su fatiga.
3. Base
de datos computadorizada
El
tercer problema metodológico fue el de crear una estructura de informática
electrónica para establecer el banco de datos que posibilite el análisis
cuantitativo y cartográfico y que sirva después como componente del archivo
público. No era fácil resolver este problema dada la diversidad de los datos
que se obtiene de cada informante. Decidimos utilizar el programa software
Alpha Four (versión 4.0), un sistema informático de base de datos relacional
que empleamos para almacenar y manipular los muchos datos. Este tipo de
software nos permitió organizar los datos en distintas bases de datos que en
realidad pueden funcionar como una porque están relacionadas y ligadas con una
clave externa. También nos da la flexibilidad para crear sub-bases de datos que
contiene información más seleccionada y que pueden ser organizadas en formas
más apropiadas para otros análisis y usos.
Desde
el principio, la información colectada por las entrevistas fue entrada en dos
principales bases de datos: una para la información biográfica y
sociolingüística (la Base Socio-biográfica) y otra para los datos
geolingüísticos (la Base de Respuestas). Estas dos bases de datos están
entrelazadas por el número de la entrevista que fue asignado al momento de la
entrevista y que forma parte de cada registro de cada base de datos. La Base de
Respuestas además se compone de dos interfaces para la entrada de datos: la
interfaz del léxico y la de la gramática.
Para
facilitar la entrada de las variantes, usamos una tercera base de datos en que
se almacena todas las variantes obtenidas de cada pregunta geolingüística. Esta
base está ligada con la palabra inglesa que en nuestro sistema sirve como glosa
de la variable. (En cuanto a los datos de las conversaciones no los estamos
tratando sistemáticamente todavía.)
La Base
Socio-biográfica consiste en un registro por informante y contiene cuatro
clases de información. La primera es la información del informante que toca a
los parámetros claves de la muestra: sexo, edad y localidad que representa
(incluyendo las coordenadas de latitud y longitud cartográficas). La segunda es
de información personal, que incluye el nombre del informante, su dirección
postal y número de teléfono, el nombre del entrevistador y la fecha de la
entrevista. El tercer tipo de información incluye detalles autobiográficos del
informante (lugar de nacimiento, educación, ingresos, etc.) y autoevaluación de
habilidades y usos del español e inglés. La última clase de información es el
reporte hecho por el entrevistador de las competencias lingüísticas del
informante, de los bienes y la material literaria observados en la casa y de
otros aspectos del ambiente de la entrevista. La Figura 1 muestra la primera
pantalla de la forma electrónica que se usa para entrar los datos
socio-biográficos.
DATA
ENTRY FOR SPANISH DIALECTOLOGY STUDY (page1) Interview
Number: 0134 Number of Tapes: 6 Location
Coordinate: 106 31 58 34 40 22 Interview
Date: 11/15/92 Adjusted
Coordinates: 106 31 60 34 40 20 Last
Name: Tal First
Name: Fulano De Sex: M Street
Address: 530 La Salida Rd. Street Address 2: City: Los Lunas State:
NM Zip:
87031 Phone: 505-555-5555 Interviewer:
Y. Bernal
Figura 1. Pantalla de información
socio-biográfica, primera página
La Base de Respuestas consiste en un registro para cada respuesta obtenida por el componente geolingüístico. Si el informante ofrece más de una variante para cierta variable, cada una se entra como un registro separado. Cada registro de la Base de Respuestas contiene cuatro tipos de información: (1) el número de la entrevista, (2) la palabra clave para la respuesta buscada que comúnmente es la glosa inglesa para esa variable, (3) la respuesta que dio el informante, y (4) la valoración de la respuesta en cuanto a preferencia.
Para entrar las respuestas se selecciona una de las interfaces, la del léxico o la de la gramática. Están divididas de esa manera solamente porque aparecen en dos distintas secciones de la Guía de Entrevista y hace más fácil la entrada de datos. Al seleccionar la interfaz deseada, se despliega automáticamente un menú (véase la Figura 2). Cuando se entra el número de la entrevista, automáticamente aparece en una ventanilla el nombre del informante para que se pueda verificar que el número es el apropiado para esa persona.
Figura 2. Pantalla de respuesta léxica: Número de
entrevista
Desde
este punto en adelante cada vez que se almacena un registro, el número de esa
entrevista aparece en el menú hasta que el entrador lo cambie. Con un tecleado
aparece en este registro el número de la entrevista y el nombre del informante
y pasa a la segunda línea del menú, la palabra clave de la variable (“English
Key Word”). Con solo teclear las primeras letras de la palabra clave, aparece
otra ventanilla con dos columnas, la variable a la izquierda y las variantes a
la derecha. Por ejemplo, si entramos “popc” aparecen la variable popcorn y las once variantes
encontradas hasta el momento: esquite,
maíz de rosa, maíz reventado, maíz rompido,
palomas, palomitas, papecorne, “popcorn”, rosas, rosetas y rositas. La Figura 3 da otro ejemplo en
que la palabra clave es blanket con
sus siete variantes (a la cual sigue en orden alfabético la variable blouse).
Figura 3. Pantalla de respuesta léxica: Ventanilla
de variable y variantes
Colocando
el cursor sobre la variante deseada, con un teclado se entra la variable
(“English Key Word”) y también la respuesta dada (“Spanish Response”).
Entonces, como se ve en la Figura 4, aparece una nueva ventanilla donde se
puede indicar entre cuatro alternativas la valoración de la respuesta: (a) la
variante preferida (“1st choice”) o, en caso de ofrecer más de una
respuesta, (b) otra forma de igual preferencia (“co-equal choice”), (c)
variante de preferencia secundaria (“2nd choice”) o (d) forma que
reconoce que otros usan (“used around here”).
Figura 4. Pantalla de respuesta léxica: Ventanilla
de valoración de respuesta
Almacenado
este registro, se pasa de manera automática a un nuevo registro en que ya están
insertados el número de la entrevista y el nombre del informante.
Lo
descrito hasta ahora son las interfaces para la entrada de datos. Otras
interfaces a las cuales tienen acceso solamente los directores del proyecto
sirven para hacer cambios en las tablas, las formas electrónicas, y la lista de
variantes.
4.
Cartografía geográfica electrónica
Actualmente
empleamos el software MapInfo para la producción de mapas dialectales. Cuando
queremos examinar la distribución geográfica de un fenómeno, simplemente
exportamos de AlphaFour a MapInfo datos seleccionados de la Base
Socio-biográfica y/o de la Base de Respuestas. Cualquier dato exportado tiene
que incluir a lo menos el número de la entrevista y las coordenadas de longitud
y latitud que corresponden al lugar que representa el entrevistado. Utilizando
diferentes símbolos para las distintas categorías de datos, podemos presentar
visualmente la distribución geográfica de variantes, de variables y de
combinaciones de variables lingüísticas y sociológicas. Por ejemplo, si
deseamos visualizar la distribución de las distintas realizaciones de una forma
léxica, tenemos que importar a MapInfo todas las variantes léxicas ofrecidas
(restringidas, digamos, a las de primera preferencia) y las capacidades de
MapInfo nos permitir crear un mapa electrónico verídico y elegante.
Para
ilustrar el proceso y sus resultados, proveemos dos mapas. En la primera
creamos una sub-base de datos en AlphaFour que contiene para cada registro el
número de la entrevista, las coordenadas geográficas, la palabra clave, que en
este caso es dress, y la variante
que dio el informante como su primera elección. Importamos esta base de datos a
MapInfo, reconfiguramos en tablas las distintas variantes, escogimos el símbolo
apropiado para cada variante, y creamos un mapa electrónico que podemos
escrudiñar en la pantalla o en forma impresa. El Mapa 2 demuestra la
distribución de las tres variantes de la variable dress. Vemos que el arcaísmo túnico
(indicada con circulito verde) es la forma de preferencia en el norte, mientras
que la palabra que se considera la norma culta, vestido (cuadritos rojos) es la forma preferida en el sur. Se puede
ver que esta variante más típica de México se halla en competencia con túnico en los llanos del este y en las
ciudades del centro de Nuévo Mexico. La tercera variante, traje (crucecitas negras) es un vestigio del pasado que se
encuentra solamente en algunas regiones rurales algo remotas.
Una
manera de representar unos datos más complejos está ilustrada en el Mapa 3, en
el cual las respuestas a tres variables (dress,
skirt y apricot) están unidas para formar otra variable que tiene tres
variantes abstractas. En el mapa 3, la combinación de respuestas típicas de la
región norteña — túnico, nagua(s) y bolita— se marca en el mapa con un circulito verde. La combinación
de respuestas típicas del sur y de México — vestido,
falda y canica, respectivamente — se indica con un cuadrito rojo. El
informante que provea cualquier mezcla de estas formas norteñas y sureñas se
registra en el mapa con una crucesita negra. Este método de análisis y
cartografía hace resaltar tanto las zonas dialectales más homogéneas como las
zonas de conflicto dialectal. El contacto de dialectos se nota claramente en la
cuidad de Albuquerque y sus alrededores.
Así es
que nuestros métodos cartográficos nos dan la capacidad de examinar la
distribución de un solo rasgo lingüístico o de una combinación de rasgos
lingüísticos e identificar los rasgos que establecen con más claridad la
variación dialectal y subdialectal. Además, usando la correspondencia de capas
de diversas formas podemos ver el conjunto de varios isoglosas que revelan la
legitimidad de esos límites dialectales.
5.
Conclusión
Este proyecto trata de documentar de una manera sistemática el español de unos 350 personas de los dos sexos y tres generaciones que representan todas las regiones de Nuevo México y del sur de Colorado. Esta documentación se ha logrado por medio de una Guía de Entrevista que obtiene información pluridimensional que incluye formas geolingüísticas específicas y conversación espontánea además de información sociodemográfica y de competencia y uso de inglés y español. Una fracción de los datos se usará para producir un atlas lingüístico que rendirá un resumen conciso de las variedades de español habladas en la región y de los factores históricos que contribuyeron a esa diversidad. Además esperamos que el archivo que resulta de esta investigación sea uno de los más accesibles de la lengua española.
Nota
1
Agradecemos el apoyo que recibió este proyecto durante los años 1991-95 del
National Endowment for the Humanities, agencia federal estadounidense, bajo la
beca RT-21263-91 titulado “Linguistic Atlas and Archive of the Spanish of New
Mexico and Southern Colorado.” Damos las gracias también a los ocho asistentes
de investigación cuyos labores en varias formas, pero especialmente en la
recolección de datos, aseguraron que tuviera éxito este proyecto: Ysaura
Bernal-Enríquez, María Dolores Gonzales, María Cristina López, Javier Ochoa,
Franklin Romero, Primo Torres, Rodney Ulibarrí y Lucy C. Vigil.
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