FIGURAS RETÓRICAS EN EL
DISCURSO POLÍTICO NACIONALISTA DE SABINO ARANA[1]
Teresa Fernández Ulloa
California State
University, Bakersfield
Tratar cualquier aspecto relacionado con la figura del fundador del nacionalismo vasco, Sabino Arana Goiri, resulta problemático pues, debido a sus polémicos escritos, ha sido atacado o defendido siempre con apasionamiento. No pretendemos hacer aquí ninguna valoración de dichos escritos, sino que únicamente nos interesa estudiar las figuras retóricas que emplea.
1.
Situación histórico-social presente en el discurso: Sabino Arana Goiri y el
Partido Nacionalista Vasco
Sabino
Arana Goiri nació en Bilbao en 1865 y murió en Sukarrieta (Bizkaia) en 1903.
Fue el creador del nacionalismo en el País Vasco. Dejó escritas 33 obras
poéticas, 14 libros políticos y literarios y más de 600 artículos en prensa. Su
legado fue de mayor magnitud, pues toda la vida política vasca del siglo XX, y
la del siglo XXI, gira en torno a los postulados ideológicos promovidos por
Sabino.
Cuando
Sabino Arana tenía doce años acudió a los ayuntamientos a alistarse la primera
generación de vascos que realizó fuera de su propio país el servicio militar
obligatorio, lo que supuso una gran conmoción para la sociedad vasca. Otro
hecho importante fue que la enseñanza pública, anteriormente en manos de los
ayuntamientos, pasó a ser atribución del Estado. Comenzaron a llegar al País
Vasco maestros nacionales, con un sistema de enseñanza único para todos los
niños de la monarquía y una única lengua de enseñanza: el español. Esto era
así, independientemente de que los alumnos conocieran o no ese idioma, lo cual
no era muy frecuente en la zona vascófona, en la que se podía incluir toda
Gipuzkoa y Bizkaia (excepto Bilbao y las Encartaciones) y el norte de Álava y
Navarra.
Según
se señala en la página web de la Sabin Etxea[2]:
“Aparte de la cuestión política, desde el
plano económico destacó a finales del XIX, en Bizkaia y en torno a la ría del
Nervión y la cuenca de Triano fundamentalmente, el desarrollo de un proceso de
industrialización basado en la minería y la siderurgia. La numerosa mano de
obra que este proceso reclamó, provino en su mayoría de Burgos, Logroño, Soria,
León y Galicia. [...]
Por si
el desequilibrio social que este hecho suponía por sí solo no bastara, además,
excepto en las primeras fases del proceso, cuando hubo inmigración procedente
de otros territorios vascos, la inmensa mayoría de los inmigrantes pertenecían
a una cultura distinta de la vasca. Y además, al comienzo de esta primera
inmigración masiva, la población inmigrante, a diferencia de lo que ocurriría
en épocas posteriores, no experimentó ningún proceso de integración en la
cultura y mentalidad vascas.”
Así,
cabe entender la figura de Sabino Arana, que se rebeló contra esa situación, a
pesar de creer que quizá era ya demasiado tarde para la supervivencia de su
nación. Según sus palabras, recogidas en la página web señalada:
“Cuando me pongo a pensar, así sobre esto
como sobre la raza, comprendo claramente que esto se va: se va antes de que
termine el siglo que acaba de empezar.”
El
Partido Nacionalista Vasco (PNV) nace oficialmente el 31 de julio de 1895 de la
mano de Sabino Arana y un grupo de entusiastas bizkaitarras. Su origen fue
fruto de la época. Como se ha visto, la industrialización del siglo XIX en
Bizkaia supuso un cambio importante en la sociedad previa a la Guerra Civil. En
ese momento histórico se generaron la mayoría de fuerzas políticas y sindicales
que aún perduran más de cien años después: el PSOE (Partido Socialista Obrero
Español) de Pablo Iglesias o el primer PNV de Sabino Arana debieron su
existencia a esas transformaciones.
En
1897, con el anuncio de un debate entre los carlistas y el propio Sabino,
aparecerá de manera más explícita la identidad del Partido recién constituido:
“Euskadi es la patria de los vascos”. Sobre este lema, y con diversas
aportaciones, muchas de ellas ligadas al papel supremo que la religión católica
(Jaungoikoa eta lege zaharra-‘Dios y ley antigua o fueros’) debería
jugar en la articulación de la sociedad vasca, el nacionalismo vasco adquiere
una ideología muy definida.
Para
Sabino Arana, la fuente de todos los problemas por mantener la identidad vasca era
España. En cuanto a la concreción de la Patria euskaldun (o Patria
vasca), ésta debería estar formada por seis estados (del País Vasco norte o
vasco-francés y vasco-sur o peninsular), correspondientes a sus herrialdes[3] en forma de confederación,
respetando la decisión de cada uno de ellos. Para Sabino, la raza, y no la
lengua, como afirmaba el también nacionalista A. Campión, era el elemento que
conformaba la identidad vasca.
El
nacimiento del PNV estuvo marcado por la represión gubernativa: Sabino fue
encarcelado dos veces, los primeros batzokis (lugares de reunión del
PNV) de Bilbao y Bermeo clausurados y sus órganos de expresión cerrados. Sin
embargo, a pesar de la prohibición expresa de las autoridades de Madrid a
cualquier aventura organizativa separatista, el PNV iba a recibir un impulso
decisivo para su consolidación. Ramón Sota, el industrial vizcaíno por
excelencia, y a su muerte en 1936 la mayor fortuna del Estado español, se
adhirió a la causa de Sabino. Esto permitió que el Partido recién constituido
pudiera presentarse a las elecciones, distribuir propaganda y, en definitiva,
tener una situación financiera desahogada para emprender cualquier tipo de
iniciativa.
Las
elecciones municipales del 14 de mayo de 1899 dieron los primeros concejales jeltzales
(seguidores del lema JEL[4]), en Arteaga, Bermeo, Bilbao y
Mundaka. Antes, el 11 de septiembre de 1898, Sabino había salido elegido
diputado provincial por Bilbao. En las provinciales de 1903, el PNV continuaba
sin despegarse electoralmente. El único diputado que logró fue Pedro Chalbaud,
un dirigente jelkide (afiliado al partido nacionalista vasco) de nefasto
recuerdo para los socialistas, ya que en la Dictadura de Primo de Rivera
(1923-1930), entregó los archivos de la militancia vizcaína del PSOE al
gobernador civil que desató una razia contra ellos. Habría que esperar hasta
1918 para que el PNV alcanzase el respaldo electoral importante en Hegoalde
(País Vasco sur, el situado en España), el cual ya había logrado en Bilbao,
pues tuvo la alcaldía de la ciudad desde 1907.
La
creación del Partido Nacionalista Vasco representó el momento de una propuesta
de independencia como proyecto político. A partir de entonces, faltaba
establecer las estrategias para asegurar ese propósito, el cual estuvo sujeto a
cambios tácticos, como así se observa en el discurso de Sabino Arana y,
posteriormente, en la política del partido. Desde luego, esto no marca una
diferencia con otros muchos partidos políticos, puesto que el objetivo es
siempre la obtención del poder.
El
discurso de Sabino Arana propone recuperar el pasado y mantener un estado de
cosas perdido. El modo de la acción política se presenta profundamente
rupturista al implicar la separación histórica e institucional con España y
Francia, aunque, por tácticas circunstanciales, tal rupturismo se pospone u
olvida en los últimos discursos de Sabino Arana.
Desde
un:
“Y ahora, gritad conmigo: ¡Viva la independencia de Bizkaya!” (Obras completas, t. I, p. 160; 3-6-1893).
pasará
a:
“Mi consejo es éste: hay que hacerse
españolistas y trabajar con toda el alma por el programa que se trace con este
carácter. A mi modo de ver la Patria nos lo exige” (Obras completas, t. III, p.
2175; texto escrito a su hermano desde la cárcel de Bilbao, 23-6-1902).
“...los buenos vascos seguirían trabajando
por su pueblo, pero sin considerarlo aisladamente,
sino dentro del Estado Español” (t. III, pp. 2179, 2180; 29-6-1902)
Al año
siguiente de la muerte de Sabino Arana, acontecida en 1903, el PNV ya tenía
organización propia en veinte localidades de Bizkaia y cinco de Gipuzkoa. Aún
habría que esperar unos años para que, finalmente, en 1911, la organización
completa del PNV estuviera dispuesta.
2. Características del lenguaje político de Sabino Arana
2.1. La
oratoria y el discurso político
Dentro de la categoría de texto
político (es decir, aquél que con una construcción lingüística orientada al
receptor se ocupa de cuestiones de interés para los ciudadanos) encontramos
discursos electorales y parlamentarios, que son textos oratorios, pero también
textos en los que se expone teoría política o en los que se mantienen
determinadas posiciones políticas y que son para ser leídos, como los de Sabino
Arana, que pueden ser también explicados desde la oratoria, pues se utilizan
técnicas semejantes.
Como género literario, la oratoria
comprende los discursos que han sido elaborados según las reglas de la
retórica. La oratoria es el arte de hablar ante un auditorio (ars dicendi) con el fin de agradarle y
persuadirlo en algún sentido. El orador pronuncia un discurso siguiendo las
reglas de la oratoria, denominadas en su conjunto retórica (rhetorica). El conocimiento y dominio de
esas reglas es conocido como elocuencia (eloquentia).
De ellas trataremos más adelante.
Según
Aristóteles, dentro de la oratoria hay tres tipos de discurso, según su objeto:
deliberativos, judiciales y demostrativos.
El caso
modelo del género deliberativo es el discurso político pronunciado ante una
asamblea popular que se ha reunido para deliberar y a la que se invita a tomar
una decisión respecto a una acción futura que el orador aconseja o desaconseja.
El caso
modelo del género judicial es el discurso antes jueces de un tribunal, a los
que se invita a pronunciar un veredicto respecto a un hecho pasado a favor de
la parte acusadora o de la defensa.
El
género demostrativo es también llamado género laudatorio porque el caso modelo
es el del discurso pronunciado ante una reunión solemne en alabanza de una
persona, de una comunidad, de una actividad o de una cosa que se quiere
celebrar. Pero también forman parte de este tipo de discurso los que se
pronuncian con intenciones opuestas, es decir, para vituperar y desacreditar.
Los
textos escritos también podrían clasificarse de este modo. Y, de hecho, los
textos de Sabino son a la vez deliberativos, pues se habla de cosas futuras
(proyecto de futuro que implica negar la realidad social presente, recuperando
un pasado perdido), son judiciales, porque se juzga el pasado (un pasado remoto de vida independiente,
lleno de gloria, según su interpretación y que sirve de fondo y motivo al Beatus
Ille y un pasado reciente de
pérdida y degradación del pueblo vasco, a nivel colectivo e individual), y son
demostrativos porque se alaban las cualidades del pueblo vasco, a la vez que se
contraponen a todos los defectos del pueblo castellano, al que se vitupera.
Aunque
la gama de estilos es amplia, hay unas características que suelen ser comunes
en el lenguaje político:
-Se alimenta más de “eslogans” o lemas y propaganda que de verdades o
hechos. Contiene mentiras y promesas.
-Difiere
de la tradición oratoria clásica en términos de fuerza locucionaria e
ilocucionaria. Trata de persuadir más que de guiar.
-Más
que oratoria es “lectura”.
-Emplea
abundantemente las “falacias lógicas”, esto es, el político hace predicciones
acerca del futuro basadas sólo en unos pocos hechos.
El
lenguaje de todos los políticos no es igual, pues, dependiendo de a qué
audiencia se dirijan, usarán distintas técnicas y estrategias para conseguir
sus objetivos políticos. Si se dirige a una clase media-alta y de empresarios,
se puede permitir el hablar más abstractamente. Si es para la clase media o
media-baja, el estilo deberá ser con frases más cortas, palabras más sencillas
y más expresivo, con mayor fuerza ilocucionaria. Se puede observar a lo largo
de todos los textos de Sabino Arana que éste se dirige a un público amplio,
pues, aunque hace alusiones a leyes y hechos históricos, emplea un lenguaje
llano en muchas ocasiones, con bromas, refranes y frases hechas, como enseguida
veremos.
El discurso político es una mezcla del desarrollo personal y
el medio social en el que el individuo crece. El desarrollo personal se ve
afectado por sus experiencias, influencia de los padres, círculos sociales,
partido político, estatus económico, etc. Los rastros de esto pueden
encontrarse en su discurso, incluso si el político quiere esconderlos o
suprimirlos, aunque, a veces, no lo contará abiertamente si sirve a sus
propósitos y a la vez le acerca al oyente-lector, a quien hace su confidente. Vemos como Sabino Arana nos
muestra su desarrollo personal, por ejemplo, cuando cuenta cómo descubrió la
“verdad”:
“...una mañana en que nos paseábamos en nuestro jardín mi hermano
Luis y yo, entablamos una discusión política. Mi hermano era ya bizkaino
nacionalista; yo defendía mi carlismo per
accidens. Finalmente, después de un largo debate, en el que uno y otro nos
atacábamos y nos defendíamos sólo con el objeto de hallar la verdad, tantas
pruebas históricas y políticas me presentó él para convencerme de que Bizkaya
no era España, y tanto se esforzó en demostrarme que el carlismo, aun como
medio para obtener no ya un aislamiento absoluto y toda ruptura de relaciones
con España, sino simplemente la tradición señorial, era no sólo innecesario
sino inconveniente y perjudicial, que mi mente, comprendiendo que mi hermano
conocía más que yo la historia y que
no era capaz de engañarme, entró en la fase de la duda y concluí prometiéndole
estudiar con ánimo sereno la historia de Bizkaya y adherirme firmemente a la
verdad.” (t. I, pp.
157, 158).
2.2. Recursos retóricos en el discurso de Sabino
Arana
El
lenguaje es en estos discursos un arma y una herramienta poderosa para ganar el
apoyo público. La retórica puede verse como tradición cultural, afectación
lingüística, y habilidades y metodologías puestas en juego para modelar las
convicciones de audiencias particulares.
La
retórica, o ars bene dicendi, es la técnica
de expresarse de manera adecuada para lograr la persuasión del destinatario. En
el sistema educativo medieval, junto con la gramática y la dialéctica, formaba
parte del trivium. De este modo, la
retórica es una disciplina verbal, originariamente ligada a la oralidad y al
discurso no literario pero que pronto acogería a la escritura y a la literatura
en su seno. Retórica y poética eran, en un principio, campos de estudio
independientes; cuando la primera redujo su ámbito y se acomodó a la creación literaria
–proceso iniciado ya en la Antigüedad clásica–, ambas disciplinas confluyeron.
La
retórica se organiza como un complejo sistema de reglas y recursos que actúan
en distintos niveles en la construcción de un texto. Todos ellos guardan una estrecha
conexión entre sí, y todos repercuten en dos ámbitos generales que deben
abordarse con anterioridad.
En
primer lugar, el sistema de la retórica intenta satisfacer las necesidades de
los distintos géneros oratorios que existían en la Antigüedad. Además, la
retórica diferencia entre las diversas fases que integran una pieza o discurso
dentro de cada género oratorio. Tropos, figuras y compositio tienen su lugar en este entramado.
2.2.1. Dimensiones del discurso retórico
La
elaboración del discurso y su exposición ante un auditorio son factores que
exigen al orador (vaya a ser escuchado o leído) atender a cinco dimensiones
complementarias: inventio, elocutio y
dispositio conforman el discurso en
cuanto estructura verbal, mientras que memoria
y actio configuran su puesta en
escena (esto se excluiría en el caso de textos para ser leídos). Son las tres
primeras, pues, las que nos interesan aquí:
-Inventio.
Su finalidad es establecer los contenidos del discurso. El sustantivo inventio (o invenio) no significa invención, creación, sino hallazgo: el orador
no nos presenta ideas nuevas, sorprendentes o inhabituales, sino que selecciona
en un catálogo perfectamente tipificado los temas más adecuados para exponer su
tesis; se busca en la memoria, que es concebida como un conjunto dividido en topoi o loci (tópicos o “lugares”) en donde se encuentran las ideas
susceptibles de aplicación.
Así, en
el discurso de Sabino Arana se catalogan las virtudes de los verdaderos
vascos, las cuales constituyen “tópicos de persona”.
Un
hexámetro medieval sintetiza las preguntas básicas que debe hacerse un orador
para determinar la materia de su discurso y se establece, respectivamente, el
carácter prioritario de los tópicos de persona, cosa, lugar, instrumento,
causa, modo y tiempo. A estos “lugares” principales hay que añadir dos nuevos
grupos: la familia de tópicos de la comparación (el locus a simili y su opuesto, el locus
a contrario) y la familia de tópicos de la argumentación (deducción e inducción). Esta es la
tipología del tópico retórico en
sentido estricto.
Atendiendo
a las necesidades internas de una obra literaria surge el denominado tópico literario, que con el tiempo se
convierte en un cliché de común aplicación. Pensemos, por ejemplo, en el tópico
del exordio, que pretende justificar ante el lector por qué el autor se ha
decidido a escribir. Encontramos otros tópicos como el beatus ille, que
también se da en los discursos de Sabino Arana.
En este
caso, el pasado glorioso sirve de fondo y motivo al beatus Ille. Presenta
a la sociedad vasca del momento enferma por la corrupción española. Utiliza el
motivo del beatus ille para oponer el
presente degradado al pasado feliz y virtuoso:
“Vuestros usos y costumbres eran dignos de la
nobleza, virtud y virilidad de vuestro pueblo: y vosotros, degenerados y
corrompidos por la influencia española, o los habéis adulterado por completo, o
los habéis reemplazado por los usos y costumbres de un pueblo a la vez
afeminado y embrutecido.” (t. I, pp. 364, 365)
Los problemas sólo aparecen cuando los vascos no están unidos o hay un extranjero por medio:
“…dos infaustas páginas de la historia patria:
la aciaga página social de las guerras civiles (…); y la execrable página
política del españolismo de los caballeros vizcaínos” (t. II, p. 1293)
-Ordo o dispositio.
Su objetivo es organizar los elementos de la inventio en un todo estructurado. Dado que a cada parte del
discurso le corresponde un determinado tipo de pensamientos, en los tratados de
retórica la inventio y la dispositio suelen ser tratadas
simultáneamente.
De los
distintos elementos de la dispositio,
nos interesan particularmente aquéllos que atañen a la estructura interna del
discurso. En este sentido, es fundamental la atención al número de partes del todo oratorio y su orden.
Con
respecto al número de partes, los
discursos pueden desarrollar una estructura bipartita o tripartita. La disposición bipartita supone la coexistencia
de dos partes que mantienen una tensión recíproca dentro del todo que las
integra. En cambio, la disposición
tripartita implica un principio, un medio y un fin. En ambos tipos de dispositio, cada una de las partes puede
constar de subdivisiones.
Pensemos,
por ejemplo, en la estructuración nosotros/los otros presente en todo el
discurso de Sabino Arana o en la estructura pasado/presente/futuro, que también
aparece.
En el
primer caso, en el discurso sabiniano, “nosotros”, las fuerzas positivas, son
los vascos patriotas, los nacionalistas. Y las fuerzas destructivas son los
malos vascos (no patriotas) y los españoles y franceses, “los otros”. Se
conforma así una oposición binaria cuyos polos están marcados en forma positiva
y negativa, respectivamente.
En
cuanto a la estructura pasado/presente/futuro, tenemos:
a) El
pasado remoto y heroico.
b) El pasado
reciente de pérdida y degradación de las esencias colectivas e individuales.
c) El
presente o la acción de recuperación, concebida como acción política. Se niega
la realidad social presente y se intenta recuperar el pasado glorioso y un
tanto mítico.
Aunque
lo más frecuente es que la estructuración del discurso oratorio se acomode a
los moldes de la tripartición en el sentido expuesto a continuación: la parte
inicial se denomina exordium; su finalidad
es ganarse los afectos del auditorio y
esbozar el plan que va a seguir el discurso (partitio).
La parte medial consta de dos elementos básicos: la narratio, exposición clara, verosímil y breve de la causa desde la
perspectiva del orador y toma de postura de éste (tesis), y la argumentatio, conjunto de razonamientos
que sostienen la tesis defendida. Por último, la parte final es la peroratio, que constituye una
recapitulación del discurso y un nuevo intento de conseguir la simpatía de los
jueces.
A la dispositio atañe también el orden de las partes. Las posibilidades
fundamentales de la dispositio en
este marco son dos: el ordo naturalis y
el ordo artficialis.
El ordo naturalis es un tipo de
estructuración no marcada. Tiene lugar cuando se respeta una disposición establecida
por convención, por ejemplo, las partes del discurso tal y como las acabamos de
ver o fijadas por la propia naturaleza. De este modo, la sucesión histórica de
los acontecimientos de un hecho determinado.
El ordo artificialis supone la modificación
del ordo naturalis. Puede
manifestarse en la alteración del orden habitual de las partes del discurso,
aunque más común resulta que actúe sobre la dispositio
establecida por naturaleza, como ocurre en el inicio in medias res de una obra.
Estos
recursos aportarán coherencia y cohesión del discurso, dando prioridad a lo que
se considera importante colocándolo al principio del discurso, repitiéndolo,
etc. Todos los párrafos de un discurso mencionarán el tema importante.
-Elocutio. Esta fase retórica consiste en expresar
verbalmente de manera adecuada los materiales de la inventio ordenados por la dispositio.
Suministra el “ropaje” lingüístico: selección de términos apropiados, orden
en la frase, ritmo, empleo de figuras retóricas, etc.
Al
estudio de la elocutio, en cuyo
interior se encuentra el ornatus nos
ocuparemos en breve, en el apartado de las figuras retóricas.
Es
evidente que todas estas dimensiones del discurso retórico tienen, en mayor o
menor medida, una importante aplicación al análisis de textos literarios y
también políticos, que participan tanto de rasgos de textos literarios como de
textos de la retórica clásica, como el genus
demonstrativum o el ars praedicandi. Aunque nuestro trabajo
se centrará en el ámbito de la elocutio (probablemente
el de más rentable aplicación a la literatura), las restantes dimensiones
presentan también aspectos interesantes.
Así, el terreno de los loci o, más concretamente, los tópicos literarios, resulta de especial trascendencia para el estudio de los aspectos referidos al tema y contenido de la obra literaria (o política, que, en este caso, presenta rasgos retórico-literarios). La interpretación y análisis de ciertos escritos de Sabino Arana se enriquece (desde el punto de vista lingüístico) si se tiene en cuenta su carácter de lugar común desde la antigüedad. Veremos, por ejemplo, el establecimiento de un mito, el de la etnicidad, cosa frecuente desde el origen de la raza humana, pues se ha recurrido al mito como elemento principal para explicar incógnitas sobre temas trascendentes, esto es, aquéllos que tratan sobre el ser humano y sus relaciones entre sí, su destino final y su permanencia dentro del Universo, y también sobre el mundo físico y la existencia de la otra vida, así como la predestinación y las fuerzas sobrenaturales. No es algo extraño que Sabino Arana y sus seguidores llevaran a cabo la creación mítica de una identidad, un origen, una raza distinta y perfecta. La creación mítica (sea de un héroe, un origen o una visión del mundo) es algo que todos los pueblos hacen en algún momento de su historia.
También
resultaría de interés ocuparse de la dispositio,
dimensión fundamental en la estructura de la obra literaria. A sus
preceptos responde, por ejemplo, el que los escritores sitúen ideas, argumentos
o motivos de mayor importancia en la parte final de sus obras, capítulos,
poemas o incluso oraciones. Es frecuente que Sabino Arana termine sus artículos
con una exclamación que mueve a la acción.
El
estudio de estos aspectos excede el propósito de este trabajo, pero conviene
mencionar su importancia para subrayar que una completa consideración del
análisis retórico de cualquier texto literario (o político en este caso) debe
añadirlos al estudio de la dimensión que nos interesa aquí: la elocutio.
2.2.2. Figuras retóricas en el discurso de Sabino Arana
Como
hemos señalado, dentro de la elocutio
se encuentra el ornatus, y en éste,
las figuras retóricas. Las que hallamos en el discurso político de Sabino Arana
son variadas pero predominan, ante todo, las siguientes, que hemos seleccionado
de varios de sus escritos:
Metáfora
La
metáfora es una figura que se basa en la relación de analogía entre objetos y
nace de la intersección de dos o varios significados que poseen semas (unidad semántica
mínima que resulta del análisis de los significados) en común dentro de un solo
término o de una sola expresión. En lugar del término real se enuncia el
metafórico. Por ejemplo:
"el
poder español cayó sobre Bizkaia y la unció al yugo de la esclavitud" (t.
I, p. 509)
"Tales
son los principales partidos españolistas a los cuales están afiliados los
bizkaínos, olvidándose de su política patria, de su política nacional,
expresada en el tradicional lema de Jaungoikua
eta Legizaŕa, y ayudando de esta suerte a la mano criminal que ha
hundido ya el puñal en el seno de nuestra Patria y está despedazándole las
entrañas" (t. I, p. 372).
La
metáfora suele aunarse en el discurso de Arana con la hipérbole, y ambas se
emplean a menudo para caracterizar muy negativamente a los partidos no
nacionalistas del País Vasco, en este caso como cómplices del asesino (España)
que despedaza a la Patria.
Hipérbole o superlación
Sustitución
de significados con exageración que rebasa llamativamente los límites de lo
verosímil. Ejemplos:
“si los esclavos de Satanás han
conspirado y conspiran” (t. II, p. 1256)
“…y los traidores caballeros
bizkainos que vendían a su Patria” (t. II, p. 1278)
“el quebrantamiento del orden moral, la
infracción de la ley cristiana, en una palabra, la perpetración pública del
pecado” (t. II, p. 1335).
Recurrencias
gramaticales
Encontramos
una recurrencia gramatical muy frecuente: repetición de estructuras sintácticas
(también llamada plurimembración o paralelismo, esto es, segmentación de un
enunciado en miembros o estructuras sintácticas semejantes).
El isocolon o compar es una figura que cabe considerar
sinónima de la plurimembración, pero que se define, en rigor, por la igualdad o
semejanza de longitud de los miembros que se repiten. Puede identificarse con
la forma más sencilla de plurimembración, la de desarrollo horizontal, como las
bimembraciones. O las trimembraciones. Se trata de aunar elementos categorial y
funcionalmente equivalentes, de dos en dos (bimembración), de tres en tres (trimembración)
o en mayor cantidad (plurimembración). Se da con sustantivos, adjetivos y
también con sintagmas:
"la
raza más vil y despreciable" (t. I, p. 365)
“Ascendencia originaria de Bizkaya: esto es lo que para los
bizkainos de entonces significaba la limpieza
de sangre. Ascendencia originaria de
Euskeria: esto es lo que significa la pureza
de raza para los bizkainos nacionalistas de hoy” (t. II, p. 1170).
También
se dan aquí repeticiones anafóricas.
“Enríquez,
como buen español, se aprovechó solícito de cuanto el Gobierno de la República
(…) pusiera a su disposición (…). El Juez Mayor (…) cambió, como buen español,
su carácter postulante por el de cobrador de contribuciones” (t. II, pp.
1279-1280)
Anáfora
Repetición
de una o más palabras al comienzo de varias secuencias sintácticas o versales.
La anáfora es uno de los recursos que con más frecuencia utilizan los
escritores (especialmente los poetas pero también prosistas, y no sólo dentro
de la expresión literaria) para amoldar el contenido a los límites del espacio
y destacar la unidad de las estrofas, párrafos o grupos de enunciados.
Los
políticos emplean esta técnica de manera algo diferente a la retórica clásica.
En ésta, la técnica de la anáfora sólo se usa en un párrafo, mientras que en el
discurso de los políticos hay repeticiones constantes, en una llamada de
atención y fijación de los conceptos claves que el político quiere transmitir.
Es un estribillo destinado a ser retenido fácilmente por el público.
En los textos de Sabino Arana (como
en los de muchos poetas de todos los tiempos) suele darse con frecuencia la
combinación de interrogación retórica y repetición anafórica.
La intensificación de la recurrencia
anafórica suele llevarnos al núcleo de la idea (como en poesía suele llevarnos
al núcleo del poema). Sabino Arana emplea este recurso dentro de la misma
frase, o en frases diferentes:
“Es necesario caigan todos en la
cuenta del error que han padecido. Es necesario que los bizkainos carlistas,
los carlistas de Abartzutza y Montejurra, comprendan todos que no es ése el
camino que conduce (...). Es necesario que los bizkainos (...). Es necesario
que sepan los bizkainos (...)” (t. I, pp. 318, 319).
“Están de enhorabuena todos los liberales:
desde el ateo hasta el que quiere la religión sólo para su propia conveniencia
sin importarle un bledo de los demás. Están de enhorabuena todos los
españolistas: desde el que comulga dos veces a la semana hasta el que no ha
recibido más que el bautismo, y desde el monárquico más cesarista hasta el
anarquista más perfecto. Están, en una palabra, de enhorabuena todos los
partidos españoles establecidos en Euskeria y enemigos, en todo o en parte, del
lema nacionalista Jaun-Goikua eta
Lagi-Zaŕa, y muy especialmente el partido liberal-fuerista,
euskalerriaco o fenicio” (t. II, p. 1363). Incluye aquí la expresión coloquial importar un bledo (que le acerca a las
masas populares), y se dan también opuestos antitéticos en las dos primeras
frases.
“A cualquier cosa llaman chocolate las patronas; a cualquier cosa
llama Euskalduna patriotismo, y patriotas a cualesquier personas” (t.
II, p. 1386).
Diseminación
Al
político le gustan las repeticiones de todo tipo, que insisten en la idea
principal y se quedan en la mente del oyente-lector. La diseminación supone la
repetición en un contexto, sin un orden determinado, de las mismas palabras, a
veces ligeramente modificadas (o incluso de palabras sinónimas). Aquí mostramos
una que marca el miedo a lo español:
“Tendrán
quintas para servir a España, contribuciones para mantener a España, enseñanza
española, costumbres españolas, representantes y empleados españoles... lo
mismo que hoy” (t. II, p. 1240).
Perífrasis
Suponen
dar un rodeo para expresar un concepto o mencionar a una persona o cosa con el
fin de eludirla, evitar nombrarla. No se trata de eufemismos puesto que el
autor no elude la expresión directa porque sobre ella pese una interdicción
lingüística, sino porque no le gusta personalmente la entidad a la que alude y
consigue así un efecto mayor, burlesco y despreciativo:
“no hay que confundir las especies, y a
Bizkaia con Valladolid y la tierra del Toro” (t. I, p. 495). Tierra del Toro = España.
Ironía o antífrasis
La
ironía ha sufrido un desplazamiento desde el ámbito retórico en el que nació
hasta el ámbito cotidiano de uso. Expresión en tono de burla de una
significación contraria o diferente a la del enunciado. Supone decir algo sin
realmente decirlo. Dentro de la ironía cabe distinguir el sarcasmo, clase de ironía que se caracteriza
por la intención cruel, hostil o maliciosa que expresa.
Podemos
saber que un enunciado es irónico por diversas marcas: el tono, el contraste de
estilo, el conflicto entre nuestras creencias y lo que expresa, etc.
En la
ironía intervienen:
-el principio
de economía: a mayor simplificación, más carga irónica;
-el
principio de alto contraste: a mayor incongruencia, mayor ironía.
La
ironía puede ser considerada una figura del lenguaje, pero también del
pensamiento, y en ella entran en juego técnicas como la hipérbole
(exageración). Además, diremos que no tiene función decorativa, sino que aporta
sentido.
Los
ejemplos de ironía son abundantes. Y generalmente las marcas formales para
señalarla son la cursiva y los puntos suspensivos.
Ante el
comentario de un periodista de El
Noticiero que llama "pequeña patria" al País Vasco, señala:
"¡Pequeña
Patria!!! Antójasenos que el tolosano de El
Noticiero es tan grande cuando menos como su paisano el gran Echegaray,
pues que no cabe en su tierra. Tendríamos mucho gusto en conocerle, para
enviarle un metro, y de los mayorcitos que se venden, a fin de que pudiera
medir con más exactitud el suelo español... Seguro que entonces le parecería
pequeño comparándolo con todo el continente europeo, y aún éste al lado de la superficie
terrestre... y vendría a clasificar sus patrias (sustantivo que hasta ahora no
ha tenido plural, pero que empieza a tenerlo entre los académicos modernos) en grandaza, grande, grandecita, chica,
chiquita y chiquitina. Seis
patrias... ¡Lástima que no se haya inventado todavía el cañón de Julio Verne,
para llegar a la luna y contarla entre las patrias de Echegaray y el redactor
de El Noticiero!
¡Oh,
grandeza de estos seres!... Y sin embargo no es de nuestra época el
mastodonte." (t.
I, p. 504).
La
ironía suele relacionarse con crítica o ataque, pero tiene un lado lúdico. Por
el contrario, la sátira es más cruda,
menos sutil. En ella los vicios, las tonterías, las injusticias, etc., se
exponen para ridiculizarlos o despreciarlos. La pura invectiva o el insulto es
una sátira con poca ironía.
La
ironía dirige su crítica hacia realidades, opiniones o actitudes concretas y
particulares, mientras que la sátira ofrece una crítica de carácter social a
temas sociales, políticos, históricos, éticos o morales. La ironía presenta un
carácter burlón, es una codificación con carácter peyorativo y la sátira es aún
más peyorativa, despreciativa y desdeñosa, aunque, a diferencia de la invectiva, su intención última es
correctora.
La sátira
se caracteriza ante todo por la reducción, que puede ser de varios tipos:
degradación y desvalorización de la víctima mediante el rebajamiento de sus
cualidades, animalización, tipificación de la víctima, etc.
Éstas y
otras figuras ridiculizadoras o degradadoras son ampliamente usadas por Sabino
Arana:
“Sólo
falta ya, para completar el cuadro, que les apliquen una letra apropiada a las
circunstancias (para lo que pueden dar el encargo al insigne poeta de Valladoliz, Florete) y que la cante
desde su palco del Ayuntamiento acompañado al piano por el Alcalde y llevando
el compás con una batuta de alcornoque el Cacique del distrito. Y tutti contenti” (p. 1373)
La parodia, también muy usada por Sabino Arana, no está marcada, puede ser
reverencial o crítica. Se trata de imitar algo, a veces ridiculizándolo. Así es
como la utiliza Sabino Arana cuando imita la forma de hablar o escribir de los
emigrantes, tratándolos de incultos o denostando los rasgos propios de su
variedad del castellano:
"(pues, mire usted, la verdaz, en sus manos es
la pluma una gran calamidaz)" (t. I, p. 495).
"La
joventuzz maketa" (t. I, p. 587)
"¡Ay
qué ridiós! ¡Pus no decían que aquí en esto se apagaban los incindios en un
santiamén? ¡Otra qué ritoño! Pus en
mi tierra no se tarda más" (t. II, p. 1389).
En
cuanto a la caricatura, supone
exagerar los rasgos peculiares del objeto, en especial los que son vistos como
defectos o vicios. Si la caricatura no tiene ingenuidad, amabilidad y llega a
lo sorprendente, ridículo y monstruoso, estamos ante lo grotesco, que no tiene intención didáctica como la sátira.
Estas
figuras del discurso se relacionan con otras que no son tan empleadas por
Sabino Arana, como el absurdo, esto
es, expresiones o representaciones que son imposibles en la realidad objetiva y
carecen de sentido desde el punto de vista semántico o lógico. Y también el humor negro, cuya esencia está en el
pesimismo, entre la risa y el horror. Es una risa provocada por lo macabro, la
crueldad. Se trata de buscar la risa en lo que antaño inspiraba lástima.
Generalmente es la indignación del hombre ante las injusticias de su destino,
llegando al cinismo y enmascarando la injusticia con una risa amarga. Podríamos
calificar de humor negro, aunque es más risa de la desgracia ajena que de la propia,
el caso en que Sabino Arana indica que, ante un español que se ahoga y pide
socorro, sólo cabe decir: Euskeraz (en euskera).
Además
de estas figuras retóricas clásicas, también encontramos ciertas técnicas
discursivas que le ayudan en su propósito de convencer:
La técnica inclusiva
Es esta
técnica muy frecuente en los discursos políticos. El orador se dirige a un
grupo que tiene algo en común, por ejemplo, la raza o la religión, y se usan
los miedos y odios, prejuicios e inclinaciones, convicciones e ideales comunes
al grupo.
Los
políticos tratan de convencer a la audiencia de que ellos y sus ideas son “de
la gente”. Elevan la historia del grupo, sus tradiciones y contribuciones a la
creación de la nación para lograr el apoyo a sus ideas. Se glorifica la
historia del grupo, lo que puede darse tanto incluyendo a un numero grande de
personas o interesándose sólo por un grupo y excluyendo grupos étnicos[5].
En la
actualidad tenemos que, puesto que las democracias se basan en la opinión mayoritaria,
aquéllos que dicen representar el deseo de la mayoría incrementan la
probabilidad de ganar el apoyo público.
En
cuanto a Sabino Arana, dentro de esta técnica inclusiva, emplea expresiones
como “familia bizkaina”, “nuestra tierra”, “nuestras espaldas”, “nuestra voz”,
“nuestras palabras”, “nuestras obras”, “nuestra Bizkaya” y “nuestra patria”.
Transferencia
En
general, los políticos se dirigen a sus oyentes/lectores de modo similar.
Invocando el sentido de identidad nacional de la gente están empleando la
estrategia llamada “transferencia” para ganarse el apoyo público[6].
“Y la ansiada declaración no se hizo esperar: porque la Divina Providencia, en la que tiene puesta toda su confianza el tenaz partido nacionalista, vela por éste y no ha de permitir que un puñado de malos bizkainos y de extranjeros que enarbolan como lema patrio una bandera en cuyos pliegues no está simbolizada la Religión de nuestros padres, venga a anular la propaganda bizkaitarra, que tantos trabajos y tantos sacrificios va costando y que es la única que puede despertar y salvar a este desdichado Pueblo nuestro” (t. II, p. 1309).
La técnica del acercamiento popular a través de recursos coloquiales
Nos referimos aquí al esfuerzo que algunos políticos hacen
por acercarse al pueblo a través de la inclusión de bromas, refranes y ciertas
expresiones y exclamaciones
habituales en la lengua coloquial, que el mismo autor suele marcar en cursiva.
Son también recursos de amplificación del contenido discursivo. En muchas
ocasiones, el autor cambia el refrán, lo adapta a la situación concreta a la
que se refiere:
“Ir a por lana y volver trasquilado”
(t. I, p. 542)
“A donde nosotros los mandaríamos, por
dañinos para el euskera, es a freír churros
más allá de las fronteras meridionales de Euskeria” (t. II, p. 1305).
“¿Quién les ha dado vela en este
entierro?
Callen la boca maketa y recogiendo los
trastos váyanse con la música pedagógico-maketil a cualquiera región de España”
(t. I, p. 496).
“la
cabra siempre tira al monte, como el
maketo[7] tira siempre al verde” (t. II, p. 1337).
La técnica del miedo
Muy utilizada también por Sabino Arana. Agita el miedo del público contra algo y origina una actitud negativa a la vez que propone una medida que reducirá el miedo:
“Pero si el maketo, penetrando en tu casa, te arrebata a tus hijos y a tus hijas, para quitar a aquéllos su lozana vida y prostituir a estas… ya entonces, no llores” (t. II, p. 1307). Se suman además las técnicas de suspensión e hipérbole.
“Bizkainos: podéis seguir eligiendo Diputados y Concejales como los que hasta el presente habéis colocado al frente de Bizkaya y de sus pueblos.
Pero, cuando el Euskera se vea corrompido y rechazado a algún remoto caserío, y la raza maketa habite vuestras viviendas… ya entonces no os quejéis” (t. I, p. 420). Enlazaría con la técnica retórica de conminación o expresión de amenazas.
Selección léxica
Puede utilizarse para reforzar o atenuar la fuerza
ilocucionaria. Esto es
porque ciertos tipos de palabras pueden activar particulares presuposiciones,
revelar actitudes del hablante y requerir el acuerdo del lector para la
interpretación.
Veamos
las frecuencias de las palabras que definen la idea central del discurso
sabiniano (establecimiento del mito de la etnicidad y los símbolos que lo
conforman, y confrontación nosotros/los otros derivada de la creación del
mito):
Ponemos
como ejemplo el artículo “La ceguera de los vizcaínos”, artículo de 1894 (tomo
I de las Obras completas; también puede encontrarse también en la página web
señalada) con un total de 4.608 palabras:
Palabra |
Frecuencia
total |
NOSOTROS |
11 |
ELLOS |
11 |
BIZKAYA |
55 |
ESPAÑA |
23 |
BIZKAINO(s) |
40 |
NACIÓN(ONES) |
13 |
NACIONALISTA(s) |
2 |
ESPAÑOLISMO |
6 |
ESPAÑOLISTA |
11 |
EXTRANJERO/-A
/-ISTA |
13 |
RAZA |
12 |
LENGUA |
7 |
INDEPENDENCIA |
7 |
COSTUMBRES |
9 |
RELIGIÓN
(religioso/-a) |
9 |
BANDERA |
7 |
PATRIA |
27 |
TRADICIÓN/-AL(ES)/-ALISTA(S) |
25 |
INSTITUCIONES |
4 |
FUEROS |
10 |
JAUNGOIKOA
ETA LEGE ZAHARRA/ ETA FUEROAK |
12 |
LIBERTAD(-ades) |
5 |
JUSTICIA |
4 |
Los campos léxicos se ordenan en la
oposición semántica positivo/negativo, aludiendo los primeros a nosotros (los vascos patriotas) y los segundos,
a los otros (los no vascos y los
vascos no patriotas).
Podemos diferenciar también los
campos léxicos por las clases de palabras que los forman: sustantivos,
adjetivos o verbos.
-campo
semántico de los verbos relacionados con los españoles y los vizcaínos no
nacionalistas y sus acciones: ateo, vil, despreciable, traidor, degenerado,
embrutecido, afeminado, corrompido, devastar, asolar, arrancar, destrozar,
esclavizar, etc.
-campo
semántico de los sustantivos que aluden a los vascos: leales, fuertes,
valientes, etc.
Expresiones en contraste
Como
acabamos de ver, los campos léxicos se ordenan ya en contraste; el objetivo es
despreciar a sus oponentes y elevarse a sí mismos.
Mediante
estas expresiones se recupera información de la memoria colectiva de la
audiencia y se beneficia al emisor:
“Era
feliz la familia bizkaina, porque así sus costumbres como las leyes del estado
estaban informadas en los principios religioso-morales del catolicismo; y
vosotros le habéis dicho que debe olvidarse ya de cosas que pasaron a la
historia; que es oscurantismo, que es retroceso desear la conformidad de las
leyes y las costumbres con los preceptos de Dios; que sobra en el lema
tradicional de Bizkaya la palabra Dios, y debe sustituirse con otra que
signifique el ateísmo o liberalismo, importado por el extranjero y corruptor de
las sociedades, debiéndose contentar los bizkainos con unos Fueros sin Dios,
con unos Fueros que no existen, con un poder sin autoridad, con un cuerpo sin
alma, con un monstruo.” (t.
I, p. 364).
“Vuestros
usos y costumbres eran dignos de la nobleza, virtud y virilidad de vuestro
pueblo: y vosotros, degenerados y corrompidos por la influencia española, o los
habéis adulterado por completo, o los habéis reemplazado por los usos y
costumbres de un pueblo a la vez afeminado y embrutecido.” (pp. 364, 365)
La técnica del testimonio
Se trata de que el político indique
los logros u obras de su partido. En este sentido, será un testimonio positivo.
Es aún más frecuente que hable de los no-logros de otros partidos.
Sobre
los nacionalistas señala:
“Enfrente
de todas estas políticas extranjeristas, está la política bizkaina, el partido
nacionalista (...).
Según
esa política bizkaina, habiendo sido siempre Bizkaya nación separada, tiene
derecho a reconstituirse libremente conforme a su tradición.” (t. I, p. 372)
Sobre
los españoles y sus partidos:
“¿Queréis conocer
la moral del liberalismo? Revisad las cárceles, los garitos y los lupanares: siempre
los hallaréis concurridos de liberales; la mayor parte os dirán que son
republicanos, porque así comienzan a llamarse cuando ya les va hastiando el
liberalismo moderado.
¿Queréis
comprender el fuerismo de los liberales, sean monárquicos o republicanos?
Contad y examinad a los maketos que invaden el territorio bizkaino: el noventa
por ciento son con seguridad liberales; de esos noventa, unos sesenta serán
antes de un mes republicanos; los demás, o monárquicos o socialistas, o
anarquistas.
¡He ahí
la gente que nos viene a predicar a los bizkainos libertad y política
republicana!” (t. I, p. 368)
Uso de discursos previos para sostener sus argumentos
Se
evitan así responsabilidades y se realza la fuerza ilocucionaria del discurso.
Pueden usar palabras duras pero que han sido dichas por otros. Se hacen así más
aceptables para el público.
Suelen citar también discursos históricos u opiniones que generalizan, para adaptarlas a sus fines.
“¡Cuántos sabios han dicho que nuestra raza es la más
antigua de Europa y aun del mundo entero! ¡Cuántos han admirado esta preciosa
reliquia de las edades primeras de la humanidad” (t. II, p. 1380)
Otras técnicas
Hasta
aquí hemos mencionado las técnicas principales usadas por el político; hay
otras, que también pueden hallarse en los mismos ejemplos que hemos ido
señalando como la técnica de la inversión, por la que un político emplea una
expresión particular de tal modo que su significado habitual se invierte para
indicar así lo contrario a la expresión original. Las víctimas se transforman
en agresores y al contrario. También, las falacias lógicas o técnica de la
extrapolación injustificada. El emisor hace espectaculares predicciones acerca
del futuro, basadas sólo en unos pocos hechos. Es una de las técnicas más
comunes.
Conclusión
En este artículo hemos querido analizar las principales
figuras retóricas que aparecen en el discurso de Sabino Arana Goiri, y cuyo fin
es la persuasión del destinatario. La función apelativa primordial de este
discurso es la exposición de un proyecto histórico y político basado en una
determinada concepción de la sociedad e historia vasca, sobre la cual se busca
fundar una ideología y programa político que organice la futura sociedad vasca.
Tal proyecto implica una
relectura de la historia del País Vasco, como se refleja en las páginas 365-372
del tomo I de sus Obras completas.
La
reconstrucción de la historia se apoya sobre determinados conceptos-símbolos
que, según el emisor, definen al pueblo vasco, son rasgos propios que excluyen al otro: “y no le bastan a Bizkaia para
ser feliz la religión expresada en Jaungoikua,
y la independencia, instituciones, costumbres, raza y lengua significadas por LagizaËa” (p.
370).
La
apelación del discurso pretende alcanzar la hegemonía
política del pueblo vasco después de deslegitimar a los demás partidos y
corrientes que no son nacionalistas. Los demás proyectos aparecen por tanto
como rivales o enemigos de la esencia definida en los conceptos-símbolos.
El
discurso panfletario basa su eficacia propagandística en decir pocas cosas, en
decirlas dentro de un orden mítico (buenos/malos; víctimas/asesinos;
morales/inmorales), en forma metafórica e hiperbólica y no racional, apelando a
los sentimientos (amor/odio) y, por último, en utilizar el miedo al otro, a lo
desconocido. Así, dentro de este relato y apelación sólo cabe un único e
inmutable País Vasco, incompatible con otras alternativas que proponen algo
distinto a las esencias de los conceptos-símbolos.
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http://www.ucm.es/info/circulo/no14/fulloa.htm
[1] Este artículo es una parte, ampliada, de la
investigación "Análisis del discurso político en el País
Vasco" (APC1999-0066), proyecto financiado por el Ministerio de Educación
y Ciencia, sin
publicar.
[2] ‘Casa
de Sabino’, lugar que se ha convertido en un centro de trabajo y reflexión, de
asambleas y de estudio, de casa abierta y de cultura para el nacionalismo
vasco. Véase su página web: www.sabinetxea.org
[3]
“Herrialde”: País, tierra, región; tiene sentido meramente geográfico, es
decir, territorio que presenta cierta cohesión de tipo étnico, político,
económico, nacional, etcétera, pero no “el pueblo que lo habita”. (Hiztegia
Bi Mila, p. 220). En este caso se refiere a las 6 provincias (3 del País
Vasco Sur, o Hegoalde, lo que es la actual Comunidad Autónoma Vasca, y 3 del
País Vascofrancés o Iparralde [Norte]).
[4] JEL
son las iniciales del lema “Jaungoikua eta lagi zaŕa”, adoptado por este
partido.
[5] Véase T. Zheng (2000).
[6] Véase A. Delwiche (1995). Según A. Delwiche, “transfer is a device by which the propagandist carries over the authority, sanction, and prestige of something we respect and revere to something he would have us accept. For example, most of us respect and revere our church and our nation. If the propagandist succeeds in getting church or nation to approve a campaign in behalf of some program, he thereby transfers its authority, sanction, and prestige to that program. Thus, we may accept something which otherwise we might reject.
In the Transfer device, symbols are
constantly used. The cross represents the Christian Church. The flag represents
the nation. Cartoons like Uncle Sam represent a consensus of public opinion.
Those symbols stir emotions. At their very sight, with the speed of light, is
aroused the whole complex of feelings we have with respect to church or nation.
A cartoonist, by having Uncle Sam disapprove a budget for unemployment relief,
would have us feel that the whole United States disapproves relief costs. By
drawing an Uncle Sam who approves the same budget, the cartoonist would have us
feel that the American people approve it. Thus, the Transfer device is used
both for and against causes and ideas.”
[7] “Maketo”,
según el diccionario Hiztegia Bi Mila, es una palabra de origen
santanderino con que los montañeses designaban, despectivamente, a los
castellanos de la meseta y que, introducida en el habla de Bilbao y del País
Vasco en general, ha tomado la misma acepción despectivo-racista hacia gentes
de origen no vasco. Es muy utilizada por Sabino Arana.