LAS DIFERENCIAS DEL LÉXICO
ESPAÑOL-LITUANO
EN LA ENSEÑANZA DE LA LENGUA
ESPAÑOLA Y EN LA PRÁCTICA LEXICOGRÁFICA
Alfonso Rascón Caballero
Universidad de Vilnius
Introducción
En este estudio me
propongo destacar la importancia del uso de las palabras de una lengua en
contextos lingüísticos y situaciones reales concretas por encima de su
significado léxico, como modo de facilitar el aprendizaje de una lengua
extranjera, tanto en la docencia como en la elaboración de diccionarios
bilingües. El objeto de este análisis es la comparación entre el léxico español
y el lituano, con el fin práctico de presentar correspondencias léxicas que no
se limiten a pares léxicos tipo ciudad-miestas, sino que reflejen la
riqueza de expresiones y de sentidos de cada lengua. La práctica docente del
español a lituanos y la elaboración del diccionario lituano-español[1]
ha sido la principal fuente de ejemplos con que se pretende fundamentar la
tesis de este trabajo.
La exposición
comienza con unas reflexiones teóricas (apartado 1), ilustradas con ejemplos
del léxico español y lituano, sobre la importancia de la palabra aislada como
unidad básica que opera en la conciencia lingüística de cada hablante y en el
aprendizaje de idiomas, pero se destaca al mismo tiempo que la palabra adquiere
un valor concreto en realizaciones concretas, que han de ser tenidas en cuenta
tanto en la enseñanza como en la presentación de vocabularios de un idioma. A
continuación se ejemplifican las diferencias de estructuración semántica entre
los dos idiomas comparados (apartado 2) y se exponen numerosas correspondencias
léxicas teniendo en cuenta usos concretos de palabras (apartado 3). Cierran el
trabajo unas consecuencias prácticas (apartado 4) para el profesor de idiomas y
el lexicógrafo.
1. La palabra: significado y uso
1.1. Tanto la
enseñanza de idiomas como la elaboración de diccionarios bilingües utiliza la
palabra como unidad básica de trabajo. Pero desde el principio de una actividad
y otra debe tenerse en cuenta un peligro que puede desvirtuar la autenticidad,
la peculiaridad, la especificidad de un idioma: la tendencia a asignar una
correspondencia léxica unívoca en una lengua a una palabra de otra lengua, es
decir, a realizar pares léxicos tipo niño-vaikas, hombre-vyras, mañana-rytoj.
Los hablantes tienen un sentido de la lengua como algo complejo, saben de un modo
más o menos consciente que las palabras adquieren un significado concreto en
frases determinadas o en contextos concretos. Pero cuando en una situación
concreta, utilizando tanto el propio idioma como el que se estudia, no
entendemos una palabra en una frase preguntamos “¿qué significa esa
palabra?”. Raramente preguntamos “¿qué significa esa frase?”.
Esta tendencia es
natural, porque cada persona se forma el “diccionario” de su propia lengua
sobre la base de palabras con su significado. García Yebra explica que “los
significados léxicos se han originado diacrónicamente mediantes actos de habla,
y las palabras tienen el significado que tienen por el uso que de ellas se ha
hecho en frases y enunciados. Pero sincrónicamente, en un momento determinado
de la lengua, las palabras tienen un significado independiente, hasta cierto
punto, del uso que de ellas se haga”[2].
El uso repetido de las palabras crea de un modo inconsciente en el hablante una
relación entre la palabra y su significado y esto “hace que, por una parte, la
use en unos enunciados y no en otros; por otra parte, es lo que permite al
oyente (o lector) de un enunciado comprender su sentido. El oyente o lector conoce
previamente el significado que tiene la palabra”[3].
En la enseñanza o
aprendizaje de una lengua extranjera permanece esta tendencia al dualismo
palabra-significado. “Los mecanismos psíquicos del aprendizaje de la lengua a
través de la adquisición de palabras y contenidos de palabras, así como de la
relación mutua de conceptos y palabras, quedan formados ya en la niñez, pero
desempeñan también un papel muy importante en la personas adultas”[4],
hasta el punto de que, a pesar de los esfuerzos de los docentes o de los
autores de los libros de enseñanza por impedirlo, es inevitable que consciente
o inconscientemente se aprendan de memoria las listas de palabras[5].
Pero esto tarde o temprano inducirá a error a los que estudian un idioma
extranjero.
1.2. Fijándonos en
el caso concreto de la enseñanza del español a lituanos (o de lituano a
hispanohablantes), podemos aducir estos ejemplos que ilustran la imposibilidad
de establecer correspondencias unívocas entre los dos idiomas. Muchos saben que
mañana significa rytoj. Pero mañana también significa rytas.
Como los alumnos de un idioma tienen la capacidad de establecer relaciones
analógicas, con frecuencia suponen que si en español laba diena se dice buenos
días, labas rytas se dirá *buenas mañanas. Y no es así: buenos
días corresponde a laba diena y labas rytas. Pero laba
diena dicho después de comer, en español se dice buenas tardes, porque
tarde en español significa popietė y vakaras. Sin
embargo, los españoles a partir de las 9 de la noche, dicen buenas noches,
que no es despedida (como labanakt en lituano), sino saludo. Y es que en
lituano vakaras corresponde en español a tarde y noche.
Este simple ejemplo nos demuestra que incluso hablando de palabras muy básicas,
no hay correspondencia unívoca en el significado. En lo que concierne a la
lexicografía, estos usos concretos de las palabras rytas, diena, vakaras,
naktis en lituano, y mañana, día, tarde y noche en español
deben reflejarse en el diccionario bilingüe.
1.3.
La palabra como unidad de trabajo, tanto en la enseñanza de idiomas como en el
trabajo lexicográfico[6],
debe considerarse dentro de las frases o expresiones en que habitualmente se usan. Todos los lingüistas coinciden en
señalar a la oración o la frase como “fenómeno lingüístico primario”[7].
“La oración es la unidad mínima de una comunicación expresada gramaticalmente.
En esto la oración se distingue del morfema y de la palabras”[8].
En la frase es donde las palabras adquieren un significado concreto que
actualiza el significado general o significados que teóricamente se dan en un
diccionario o en la conciencia lingüística del hablante.
Pero el concepto
de frase debe entenderse en un contexto amplio, no sólo como un conjunto de
palabras que aportan un significado léxico preciso, sino también como un
mensaje que se pronuncia en una situación real concreta. La comunicación no se
realiza exclusivamente por medio del lenguaje. Básicamente la comunicación es
verbal, pero hay muchos elementos en el entorno que precisan el significado
concreto de un enunciado verbal. “Mediante las palabras, que reflejan los
conceptos más comunes y básicos, se puede expresar también una concepción
individual de las variadas situaciones y de los fenómenos de la realidad. De
modo habitual el contexto concreta el sentido de una palabra, y en ella, además
del contenido de la oración, suele incluirse también una determinada carga
emocional”[9].
Por su parte N. Sližienė define la oración como “una forma especial de expresión donde lo denotado
no es una cosa, sino toda la situación”[10].
Y refiriéndose concretamente al verbo la misma autora escribe: ”sólo en la
oración se manifiesta el sentido del verbo y cómo se interpreta la situación
expresada”[11], pero esto
se puede afirmar de cualquier otra clase de palabras (sustantivo, adjetivo,
adverbio, preposición, etc.).
1.4. La enseñanza de
idiomas, los diccionarios bilingües y la traducción parten de un idioma para
llegar a otro. En ese paso de una a otra lengua, hay una “frontera” que son las
reglas que generalmente se deducen del estudio teórico de la lengua término. Es
muy importante que el profesor, el lexicógrafo y el traductor transmitan este
idioma de un modo fiel a la lengua tal como es, genuina, real, porque siempre
se corre el peligro de ahogar su frescura en las generalizaciones de las reglas
y la sistematización.
“La descripción de una lengua que le explique a alguien tan sólo qué ideas de
la realidad denominan significantes como bueno, ojo, atención, favor,
permiso, nada (...), encantar, gusto, etc., pero que no manifieste también
por qué, o para qué, alguien dice ¡Buenas tardes!, ¡ojo!, ¡atención!, ¡por
favor!, con su permiso, de nada (...), encantado, mucho gusto, etc.,
explicaría precisamente el uso del signo lingüístico en cuestión de un modo
totalmente insuficiente.”[12]
2. Las diferencias de
estructuración semántica en la distintas lenguas
2.1.
Cada lengua tiene su propia idiosincrasia y es imposible la reproducción exacta
de las estructuras formales de un idioma en otro[13].
Hay lenguas más o menos próximas. El español, el portugués y el italiano,
lenguas románicas, tienen muchas similitudes. Aunque el francés es también
lengua románica la distancia con el español es mayor. Comparando español e
inglés, lengua de otra rama lingüística, las diferencias son mayores, pero no
se puede negar que hay un fondo, especialmente en el nivel léxico, que refleja
la pertenencia de las dos lenguas a un ámbito cultural común. En el caso del
español y el lituano las conexiones son mínimas debido a la falta de contacto.
Se puede afirmar que son dos idiomas muy lejanos entre sí en todos los aspectos
de la lengua: fonético, léxico, morfológico, sintáctico, estilístico... Aquí
nos ceñiremos al nivel léxico.
2.2.
La lingüística general explica que el ser humano percibe y fragmenta el mundo
que le rodea con conceptos determinados por la lengua que habla[14],
y comparando lenguas se pone de manifiesto que estas expresan la realidad
fragmentándola de diferente manera[15].
Dos ejemplos muy claros son mano y montaña en español, y sus
teóricos equivalentes ranka y kalnas en lituano. Para el español,
la palabra mano designa la parte de cada extremidad superior que tiene
dedos. Para el lituano ranka es toda la extremidad superior. En español
se fragmenta en brazo y mano. Es cierto que en lituano existe la
palabra plaštaka, pero de hecho se utiliza la palabra ranka en la
mayoría de los usos de esta palabra que coinciden con el uso de mano en
español: spausti ranką – dar la mano, vesti už rankos – llevar de la mano, kieta ranka – mano
dura... En
cambio el lituano utiliza la misma palabra ranka en contextos que en
español se diría brazo: paimti į rankas – coger en brazos, iškėstomis rankomis – con los brazos abiertos,
susilaužti ranką – romperse el brazo.
Veamos
ahora montaña y kalnas. En el mundo hispánico hay todo tipo de
montañas que pueden alcanzar hasta los 7.000 metros de altura. En Lituania la
montaña más alta no llega a los 300 metros. Traducir al español Gedimino
kalnas o Kryžių
kalnas como la Montaña
de Gediminas o la Montaña de las Cruces podría producir hilaridad en
cualquier hispanohablante que las viera con sus ojos. Por eso sería más
apropiado traducir como colina, ´kalva´. La palabra kalnas en
lituano se utiliza en general para cualquier elevación de terreno. Se dice, por
ejemplo status kalnas, que en español corresponde a cuesta empinada
(cuesta – šlaitas). En español hay una gran riqueza de
vocabulario para designar lo que en lituano se dice con kalnas: monte,
cerro, alto, muela, colina...[16]
3. Las correpondencias léxicas
entre español y lituano. Diferencias básicas entre el léxico español y el
lituano.
3.1.
No se puede negar que hay muchísimas palabras que tienen una correspondencia
directa. Algunas de ellas son palabras que designan conceptos universales, por
ejemplo: persona
– žmogus, gente – žmonės,
libro – knyga, trabajar
– dirbti, hablar – kalbėti, escribir – rašyti, bueno – geras, bonito – gražus, bien – gerai... Suelen ser las primeras palabras que se
aprenden como lengua extranjera. Muchas de estas palabras son también términos
técnicos que forman parte del vocabulario diario: interruptor – jungiklis,
freno – stabdžiai...[17].
3.2. Pero basta con
profundizar un poco en los significados de esas palabras que designan conceptos
universales para empezar a observar que esos pares léxicos pocas veces reflejan
correspondencias léxicas perfectas. Por ejemplo, el sustantivo niño en
español puede ser en lituano vaikas en el sentido de ´persona de pocos años´,
que incluye también a las niñas, pero también corresponde a berniukas
´persona de pocos años de sexo masculino´, que se opone a mergaitė,
´niña´. Si
consideramos la correspondencia niño – vaikas al revés, nos encontramos
que, efectivamente, vaikas correspondería en una primera acepción a niño
entendido como ´persona
de pocos años´,
pero en lituano también significa hijo, ´tėvų atžala’, sin distinción de sexo. A
su vez el hijo español puede ser ´tėvų vaikas’, y
también correspondería a sūnus lituano, pero que sólo designa al
´hijo varón´. Es decir que hijo corresponde a vaikas y sūnus.
Y
si atendemos al uso de estas palabras que expresan conceptos universales en
contextos lingüísticos concretos, observaremos también diferencias. Hemos
mencionado persona – žmogus, y gente – žmonės.
En gereral, en la mayoría de los casos en que se usan estas palabras en español
se utilizan en lituano las correspondencias: Antonio es una buena persona –
Antanas yra geras žmogus, Hay mucha gente – yra daug žmonių. Pero cuando en español se dice En esa
habitación hay tres personas en lituano no se dice žmogus en plural (porque no existe), sino žmonės: Yra tris žmonės
tame kambaryje.
Por tanto, se concluye que žmonės no
significa sólo gente, sino también personas en algunos contextos
concretos, y esto es algo que tanto el profesor de idiomas como el lexicógrafo
debe explicar, cada uno con los instrumentos específicos de que se sirve.
3.3. Una de las principales
diferencias entre el español y el lituano, en lo que se refiere al léxico, es
que el español
tiene una tendencia a expresar con más palabras lo que en lituano se expresa
con menos. Cualquier traducción de un texto lituano al español lo puede
demostrar. Ciñéndonos a palabras concretas (verbos en su mayoría), podemos dar
estos ejemplos: bijoti corresponde en español a tener miedo (bijau –
tengo miedo, ´turiu baimę´), skubėti – tener prisa (skubu – tengo
prisa, ´man skubu, turiu skubėjimą´), sportuoti – hacer deporte
(´daryti sportą´), tingėti – hacer el vago (tingiu –estoy haciendo el vago, ‘tinginiauju´).
Como hemos dicho
en el apartado 1.3., más que el significado léxico, importa el uso concreto de
las palabras en contextos determinados. El verbo bijoti, además de tener
miedo, tiene otra correspondencia, temer, si tomamos la
expresión nėra ko bijoti, cuya traducción sería no hay
nada que temer. Si, en el caso de skubėti, utilizamos el
imperativo, aparace otra correspondencia: skubėk – date prisa; y
cuando en lituano se dice skubu į darbą en español ya no se
dice *tengo prisa al trabajo, sino voy corriendo al trabajo. Una
cosa es en lituano tingiu, y otra
tingiu mokytis a efectos de su traducción en español. En el primer caso
sería estoy haciendo el vago y en el segundo me da pereza estudiar.
Por tanto, no sólo resultan distintas correspondencias dependiendo del
contexto morfosintáctico, sino que además muchas de estas correspondencias son
locuciones.
3.4. A propósito
de locuciones, la expresión lituana kreipti dėmesį en
imperativo, tiene dos correspondencias en español completamente distintas
dependiendo de si es afirmativa o negativa: atkreipk dėmesį –
fíjate, nekreipk dėmesį – no hagas caso. En este
caso el diccionario o el profesor no puede explicar la locución kreipti
dėmesį de un modo abstracto, en infinitivo. Necesariamente tiene
que diferenciar en qué contexto morfosintáctico se utiliza.
3.5. Una
diferencia básica entre el léxico lituano y el español es que el lituano es muy
concreto y el español muy abstracto, lo que se traduce en que a una palabra
española correponden muchas en lituano. Y si añadimos a la comparación el
inglés, el español sigue siendo el idioma más abstracto de los tres. Son
típicos los ejemplos de apsirengti, užsimauti, užsidėti, užsisegti...,
que dependen de la prenda concreta a que se refiera. En español hay un solo
verbo, ponerse (la chaqueta – švarką, el pantalón - kelnes, la
gorra - kepurę, la falda - sijoną...), como en inglés to put
on. Sin embargo ponerse en español, tiene todavía más significados:
en frases como ponte ahí (en el sentido de ´acción de ocupar un lugar´)
en lituano puede ser atsistok čia, o atsisėsk. A la
lengua española no le prepocupa de qué manera se ocupa el lugar, de pie o
sentado, en cambio el lituano determina el modo concreto. Igual ocurre con el
verbo español estar. Una vez oí en un patio de la univesidad este
diálogo: uno pregunta ‘-Kur Tadas?’ y otro contesta ‘Ten stovi’.
El significado léxico de stovėti en español es estar de pie,
pero un español, en ese uso concreto, no diría está ahí de pie, sino
sencillamente está ahí, ´jis ten yra´. Y si estuviera sentado, sėdi
ten, también diría está ahí, sin especificar si ocupa un lugar
sentado –užima sėdimą vietą- o de pie –stovimą.
El verbo poner es
especialmente productivo en español y cada uso concreto corresponde a distintas
palabras lituanas: poner algo en una mesa – padėti ką nors ant
stalo, poner algo en el suelo – pastatyti ką nors ant grindų, poner
la mesa – padengti stalą, poner el despertador – užstatyti žadintuvą...
Otro verbo que
muestra claramente el carácter abstracto del español y el concreto del lituano
es llevar. Si decimos este camino lleva a la ciudad en lituano la
correspondecia sería vesti (šis kelias veda į miestą); pero en
español cuando decimos Pedro lleva a su hijo a la guardería no
especificamos si Petras veda, neša o veža vaiką į
vaikų darželį, porque la lengua española, a diferencia del
lituano, no acentúa tanto cómo se realiza la acción. Algo parecido ocurre con
el par lituano eiti – važiuoti, que en español es ir.
3.6. De lo dicho
hasta ahora se puede deducir algo conocido por todos, pero muy difícil de
aplicar: que cuando una persona aprende un idioma, es muy importante que se
esfuerce por desembarazarse de la influencia que ejerce el léxico de su propio
idioma en la adquisición de nuevas palabras del idioma extranjero. Son muy
normales errores como *tengo que repetir hablando de los conocimientos,
de las clases anteriores, porque asocian la palabra kartoti a repetir,
a pesar de que al empezar cada clase el profesor dice vamos a repasar
y no vamos a *repetir. El alumno asocia unívocamente kartoti
a repetir y no se da cuenta de que una cosa es la palabra y otra
cosa la acepción o el significado. Pero hay que tener en cuenta que no todos
los que estudian idiomas son filólogos y dominan los conceptos lingüísticos.
Por eso el profesor y el lexicógrafo tiene que intentar inculcar esas
distinciones como ´palabra´y ´acepción´ de un modo práctico, sin teorizar.
3.7. Este es un
problema aún mayor cuando hay palabras en un idioma que no tienen
correspondencia léxica en español, y sólo pueden traducirse teniendo en cuenta
toda la frase: los verbos atsistebėti, atsigrožėti,
atsidžiaugti... no tienen correspondencia léxica alguna en español. Sólo
pueden traducirse atendiendo al contexto en que aparece, que suele ser con el
verbo galėti en forma negativa: negaliu atsistebėti, atsigrožėti,
atsidžiaugti... y corresponden aproximadamente a la expresión no me lo
puedo creer (‘negaliu patikėti). Hay estudiantes de idiomas que
sienten la fuerza y la expresividad de su propia lengua y a veces se empeñan en
traducir en el idioma que aprenden esa expresividad y entonces se impacientan.
Una vez una alumna se atascó en un escrito porque quería decir praregėti
y no encontraba el modo de expresar ese concepto. Una compañera le sugirió una
perífrasis, atmerkti akis, que corresponde al español abrir los ojos.
3.8. También hay
palabras lituanas que a pesar de tener posibles correspondencias en español no
pueden expresarse en español con todos los matices del original: bendrauti
puede traducirse como charlar (plepėti), hablar (kalbėti),
tratar con (to deal with), pero ninguna de estas palabras españolas
expresa lo que en lituano bendrauti.
3.9. Por otra
parte hay palabras españolas sin correspondencia léxica en lituano: cariño
podría traducirse como meilė, pero el meilė lituano
suena muy frío en comparación con el cariño español, que sería algo así
como švelnumas, meilumas, prisirišimas... pero no hay una palabra
lituana que exprese este concepto español. Otra palabra española sin
correspondencia clara en lituano es insistir (to insist en inglés) – primygtinai reikalauti, kartoti, pabrėžti...
3.9. A pesar de
todo lo dicho, seríamos parciales si no admitiéramos que hay muchas
correspondencias claras entre las palabras de un idioma y de otro. Aquí hemos
hablado sobre todo de verbos, porque en ellos es donde mejor se observan las
diferencias de la estructuración del léxico en cada lengua[18].
Realmente entre los sustantivos hay mayor correspondencia léxica (universidad
– universitetas, trabajo – darbas, coche – mašina, cosa –
dalykas...), pero siempre hay que estar atento para no caer en la tentación
atribuir unívocamente una correspondencia a una palabra prescindiendo de los
contextos concretos en que se utiliza esa palabra. Ya hemos hablado de mañana-día-tarde-noche,
niño-hijo..., pero podríamos traer más ejemplos: comida – maistas¸
pero maisto prekė o parduotuvė – producto o tienda
de alimentación; cosa – dalykas, pero (studijų) dalykas –
asignatura... En cuando a los adjetivos ocurre lo mismo, en general hay
correspondencias, pero siempre hay que precisar: una mujer guapa es graži
moteris, pero gražus miestas es una ciudad bonita, no una *ciudad
guapa. Guapo sólo se dice de personas, bonito de personas y
cosas.
3.10. De todas
formas hay algunas correspondencias casi absolutas entre las dos lenguas, como
los participios de presente activos en la forma negativa, que en çespañol se
traducen de un modo casi uniforme con prefijo in- y el sufijo -ble:
neišgydomas – incurable, nepakenčiamas – insoportable, neišvengiamas –
inevitable, nepakartojamas – irrepetible... Muchas palabras que designan
objetos concretos tienen también una correspondencia clara.
4. Consecuencias prácticas en el
enseñanza de idiomas y en elaboración de diccionarios bilingües.
4.1. En la
docencia y en el aprendizaje de un idioma es muy aconsejable renunciar a las
listas de palabras, palabra en español o inglés o alemán – palabra en lituano,
que inevitablemente hacen casi todos los que estudian una lengua extranjera. Es
mejor hacer listas de palabras con ejemplos concretos de uso de esas palabras y
de locuciones y su traducción o correspondencia en la lengua propia, pero no
palabras sueltas.
4.2. Los
diccionarios bilingües modernos tienen cada vez más en cuenta el uso de la
palabra y presentan las correspondencias de la entrada de un modo exhaustivo[19].
Uno de los mejores diccionarios bilingües, The Oxford Spanish Dictionary[20],
da una traducción general de una entrada o para una acepción determinada cuando
ésta es válida en la mayoría de los contextos, y a continuación ofrece ejemplos
que ilustran usos típicos de esa palabra. También muestra contextos
excepcionales en los que requiere una traducción distinta. Incluso cuando
resulta imposible dar una traducción general, se pasa directamente a los
ejemplos ilustrativos. Por ejemplo:
ocupado2
–da m,f: el número de ~s the
number of people in employment o in work
like1 /laik/ vt 1: I/we ~ tennis me/nos gusta el tenis; …
Cuando la traducción de un vocablo varía según con qué otros
vocablos se combine, el Oxford Spanish Dictionary incluye colocaciones
(palabras que se dan frecuentemente en combinación con otra) para ayudar a
escoger la traducción más apropiada. Por ejemplo:
empedernido
–da adj (bebedor/fumador) hardened,
inveterate; (jugador) compulsive; (solterón) confirmed.
tempting /´temptiŋ/ adj (offer) tentador, atractivo; (dish/cake)
tentador, apetecible;
desatar
[A1] vt 1 (a) (nudo/lazo) to
untie... 2 (desencadenar) (a) (liter) (cólera/pasiones) to
unleash (b) (crisis) to spark off, trigger; (revuelta) to
cause, spark off; (polémica) to provoke…
suffer /sLfer/ vt (a) (undergo) (injury/damage/loss/defeat) sufrir;
(pain) padecer
Conclusión
La lengua no son listas de palabras, la lengua son frases, ideas articuladas con palabras que adquieren su sentido concreto en esa frase concreta, pronunciada en un contexto morfosintáctico concreto y en una situación concreta. Por eso en la exposición del léxico de una lengua extranjera hay que evitar la descomposición de esa lengua en palabras aisladas. García Márquez, que es un gran admirador de los diccionarios, decía que los diccionarios son cementerios de palabras y que el hablante o el escritor desentierra las palabras para resucitarlas y devolverlas a la vida. La lengua no es un diccionario, es decir, un cementerio de palabras, la lengua son palabras que viven porque están unidas a otras, por tanto el profesor de lenguas y el lexicógrafo deben enseñar la lengua, hecha de palabras, pero viviendo unidas a otras.
Bibliografía
V. Ambrazas, ‘Lietuvių kalbos sakinio sintaksinės ir semantinės struktūros vienetai”, Lietuvių kalbotyros klausimai, XXV, p. 4-44, 1986.
K. Baldinger, Teoría semántica. Hacia la semántica moderna,
Madrid, 1970.
V. García Yebra, Teoría y práctica de la traducción (2 tomos), Madrid, Gredos, 1997, 3a edición.
G. Haensch, L. Wolf, S. Ettinger, R. Werner, La Lexicografía. De la lingüística teórica a la lexicografía práctica, Madrid, Gredos, 1982.
E. Jakaitienė, Lietuvių kalbos leksikologija,
Vilnius, Mokslas, 1980.
Lietuvių kalbos institutas, Leksikografijos ir leksikologijos
problemos, Vilnius, 2003.
A. Martinet, Éléments de linguistic general, A. Collin, Paris,
1960.
The Oxford Spanish Dictionary, Oxford University
press, 1994
A. Rascón Lietuvių-ispanų kalbų žodynas, Diccionario lituano-español, Vilnius, Žodynas, 2002.
R. H. Robins, General
Linguistics. An Introductory Survey, 5th impression, Longman,
Green and Co., London, 1968.
N. Sližienė, ‘Veiksmažodžių junglumas valentingumo teorijos
požiūru’, Lietuvių kalbos veiksmažodžių žodynas, T. I,
Vilnius, Mokslo, 1994.
N. Sližienė, ‘Veiksmažodžių valetingumas ir jo aprašymo principai’, Lietuvių kalbotyros klausimai, XXXV, 1995.
In foreign
language teaching and in lexicography practice it is far more important to
consider the use of the word than the meaning; therefore, lexical pairs such as
ciudad-miestas have to be avoided and the use of sentences and
expressions has to be fostered. We cannot deny that word always works as a
basic unity in the linguistic investigation. The speaker unconsciously creates
links between each word and its meaning in his own language and when he learns
other language continues to apply this link. Nevertheless teaching practice
proves the perils that turn out when univocal links between word of a foreign
language and its supposed meaning are established. Taking concrete uses of
words (buenos días – laba diena, ranka – mano, brazo) as examples is
quite clear that semantic structure of the word in one language does not
coincide entirely with another.
Comparing
Spanish and Lithuanian vocabulary degrees of differentiation can be
established: 1. almost direct equivalence between words (persona-žmogus, libro-knyga, trabajar-dirbti); 2. uncomplete equivalence of the meaning
of the supposed translations (niño:1.
vaikas, 2. berniukas; vaikas:
1. niño, 2. hijo). On the other hand in spanish there
is a tendency to express with several words what in lithuanian is expressed
with one: bijoti - tener miedo, sportuoti – hacer deporte. But
the use of a word in specific sentences determines different lexical
correspondences: atkreipk dėmesį – fíjate, nekreipk dėmesio – no hagas caso.
Spanish is far
more abstract than lithuanian: a word in Spanish corresponds to several in
Lithuanian depending on the words it combines with, e.g. ponerse (la
chaqueta) – apsiregnti (švarką), (el pantalón) – užsimauti (kelnes), (la gorra) – užsidėti
(kepurę)... or on
the way the action is done (llevar -
vesti, vežti, nešti...). There are lithuanian words that have no lexical
equivalence in Spanish (atsigrožėti, atsistebėti, atsidžiaugti),
and viceversa (cariño,
insistir), and they only can be translated in specific sentences. Good
dictionaries provide a main translation for a headword when it is thought to be
genuinely valid in a majority of contexts. Where it is not possible to give a
main translation, illustrative examples are provided.
©
Alfonso Rascón Caballero. Círculo de Lingüística Aplicada a la Comunicación
20, noviembre
2004. ISSN 1576-4737.
http://www.ucm.es/info/circulo/no20/rascon.htm
[1] Alfonso Rascón Lietuvių-ispanų kalbų žodynas Diccionario lituano-español, Vilnius, 2002.
[2] V. García Yebra, Teoría y
práctica de la traducción (2 tomos), Madrid, Gredos, 1997, 3 edición, p.
60.
[3] Id., p. 67.
[4] R. Werner, ´La unidad léxica y
el lema´, La Lexicografía. De la ligüística teórica a la lexicografía
práctica, Madrid, Gredos, 1982, p. 226.
[5] Cfr. Id., p. 227
[6] Cfr. Evalda Jakaitienė,
“Šiuolaikinės leksikogafijos ir uždaviniai”, Leksikografijos ir
leksikologijos problemos, Lietuvių kalbos institutas, Vilnius, 2003,
p. 9.
[7] R. H. Robins, General
Linguistics. An Introductory Survey, 5th impression, Longman,
Green and Co., London, 1968, cit. por Garcia Yebra, p. 64.
[8] “Sakinys yra mažiausias gramatiškai įformintos
komunikacijos (bendravimo) vienetas. Tuo sakinys skiriasi nuo morfemos ar
žodžio”, V.
Ambrazas, ‘Lietuvių kalbos sakinio sintaksinės ir semantinės
struktūros vienetai”, Lietuvių kalbotyros klausimai, T. 25, p.
4-44, 1986.
[9] “Žodžiais, atspindinčiais bendrausius ir
esminius požymius, galima išreikšti ir individualų įvairių
situacijų, tikrovės reikšnių suvokimą. Dažnai žodžio
reikšmę konkretina kontekstas, joje, be sakinio turinio, dažnai telpa ir
tam tikras emocinis krūvis”, E. Jakaitienė, Lietuvių kalbos leksikologija,
Vilnius, Mokslas, 1980, p. 23.
[10] “Ypatinga nominacijos forma, kurios denotatas yra ne
daiktas, o visa situacija”, N. Sližienė, ‘Veiksmažodžių junglumas valentingumo terorijos
požiūru’, Lietuvių kalbos veiksmažodžių žodynas, T. I,
Vilnius, Mokslo, 1994, p. 25.
[11] “Tik sakinyje paaiškėja veiksmažodžio
reikšmė ir kaip interpretuojama nusakoma situacija”, Id., p. 27.
[12] R. Werner, “Léxico y teoría
general del lenguaje”, La lexicolografía, p. 30.
[13] Cfr. V. García Yebra, Id.,
p. 36; R. Werner “La definición lexicográfica”, La lexicografía, p. 287.
[14] “La vinculación de los
conceptos con la lengua es al mismo tiempo una vinculación con una determinada
lengua individual. Si un concepto se denomina en una lengua, no tiene que
existir forzosamente una denominación equivalente en otra.” (L. Wolf, “Signo
lingüístico y estructuras semánticas”, La lexicografía, p. 334); cfr.
también A. Martinet Éléments de linguistic general, A. Collin, Paris,
1960.
[15] Cfr. R. Werner, “Léxico y
teoría general del lenguaje”, La lexicografía. p. 30.
[16] “¿Dónde están los límites entre
altura, colina, montaña y monte? Es una región de llanuras ya es
monte o montaña lo que en una región montañosa es una colina o un cerrito.” K.
Baldinger, Teoría semántica. Hacia la semántica moderna, Madrid, 1970,
p. 48, citado en L. Wolf, “Signo lingüístico y estructuras semánticas”, La
lexicografía.
[17] Cfr. R. Werner, “La definición
lexicográfica”, Id., p.288.
[18] Cfr. Sližienė,
Id., 1994, p. 5.
[19] Cfr. E. Jakatienė,
1980, p. 188.
[20] Oxford University press, 1994