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Como el niño que se ha quedado solo
desde aquel día en que temblando entre lo oscuro
sintió latir su corazón más alto cada vez,
con un latido firme y posesor que era como una
5 rama donde estuviera ahorcándose;
y desde entonces comprendió que la riqueza es
como un campanario donde aún resuena por
la noche el miedo que la hizo edificar,
y se hizo terco y embestidor como una hormiga
10 que creciera hasta llegar a ser del tamaño
del llanto,
y se hizo dulce como un caballo ciego arrodillado
junto al mar,
y se fue esclareciendo lentamente igual que la
15 pregunta en los labios del juez,
porque se sabe edificado sobre el miedo,
porque sabe que no existe poder alguno donde
se pueda el hombre endurecer y concentrar
tanto como en el miedo,
20 y porque siente que lleva aún sobre los hombros,
protegiéndole,
el cadáver ahorcado de aquel niño a quien quizás
un día le creció demasiado el corazón.
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