Otro modernista, Antonio Machado, supo rendir homenaje a Rubén Darío y tratarlo como si se tratara de su verdadero maestro. Te transcribo dos de sus poemas:

  "Al maestro Rubén Darío"
Este noble poeta, que ha escuchado
Los ecos de la tarde y los violines
del otoño de Verlaine, y que ha cortado
las rosas de Ronsard en los jardines
de Francia, hoy, peregrino
de un Ultramar de Sol, nos trae el oro
de su verbo divino.
¡Salterios del loor vibran en coro!
La nave bien guarnida,
con fuerte casco y acerada proa,
de viento y luz la blanca vela henchida
surca, pronta a arribar, la mar sonora.
Y yo le grito: ¡Salve! a la bandera
flamígera que tiene
esta hermosa galera
que de una nueva España a España viene.


   "A la muerte de Rubén Darío"
Si era toda en tu verso la armonía del mundo,
¿dónde fuiste, Darío, la armonía a buscar?
Jardinero de Herperia, ruiseñor de mares,
corazón asombrado de la música astral,
¿te ha llevado Dionysos de su mano al infierno
y con las nuevas rosas triunfales volverás?
¿Te ha herido buscando la soñada Florida,
la fuente de la eterna juventud, capitán?
Que en esta lengua madre la clara historia quede;
corazones de todas las Españas, llorad.
Rubén Darío ha muerto en sus tierras de Oro,
esta nueva nos vino atravesando el mar.
Pongamos, españoles, en un severo mármol,
su nombre, flauta y lira, y una inscripción no más:
Nadie esta lira pulse, si no es el mismo Apolo,
nadie esta flauta suene, si no es el mismo Pan.


   Este último texto tiene un marcado paralelismo con el "Responso a Verlaine" escrito por Rubén Darío. Coméntalo. ¿Conoces otros textos de poetas modernistas dedicados al vate nicaragüense?

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