En "La experiencia de trascender" Dore Ashton escribe acerca del gran mural cerámico de más de trescientos metros cuadrados que como una piel de arcilla recubre la capilla de los panes y peces de de Barceló, dando cuerpo al pasaje del Evangelio de San Juan que narra el milagro de la multiplicación.
Miquel Barceló creó el gran mural de arcilla en un taller cerámico en Vietri sul Mare, cerca de Nápoles. Miles de kilos de arcilla y esmalte que, una vez trabajados por el artista, sería sometidos a cocción y trasladados a Palma.
"Deseaba que el proceso creativo me permitiera decidir aspectos importantes de la obra de cada día, sin predeterminaciones, para mantener la tensión, como en un cuadro. El lienzo tiene millones de piñetazos e incisiones, tiene también mis huellas, cada golpe o incisión dado en la parte posterior del panel es una forma que cuando se abre en la parte inferior del lienzo se transforma en un alimento." (Ashton, Dore. Miquel Barceló: la capilla. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2011, p. 50)
"Yo nunca he ocultado mi agnosticismo y cuando trabajaba en la capilla recuerdo que incluso bromeábamos con el obispo sobre artistas del pasado, como Caravaggio, que pese a tener una vida y una sexualidad agitadas, realizó grandísimas obras de arte religioso." (Ibíd., p. 64)
"Es volver a los orígenes. También con la cerámica. La arcilla es lo más parecido a la materia original del mundo y me meto dentro." (Ibíd., p. 82)