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Susana Corullon 17 de Marzo de 2010 a las 11:34 h

Paul Virilio en su libro L'art du moteur, señalaba las diferencias entre el espacio social de una obra de teatro y el de una película:

"En el teatro, cada miembro de la audiencia, disperso a lo largo y ancho del auditorio, ve necesariamente una función distinta. En el cine, por otro lado, estos mismos espectadores ven exactamente lo que la cámara ha visto, donde sea que se hayan sentado; es decir, ven la misma película".

Las aplicaciones 2.0 de Internet quieren despertarnos la ilusión de vivir en  un ciberespacio personalizado, una especie de País de las maravillas, en el que no sólo se  ha  neutralizado el recelo que nos produce la realidad inmediata, sino que además, nos van saliendo al paso todas aquellas cosas que nos interesan como por la acción de un hada madrina. Para comprobarlo basta con  comprar en Amazon o tener tarjeta de cliente de una gran superficie. Hay alguien cercano que conoce nuestros gustos, nos ofrece justo lo que queremos y además nos felicita el día de nuestro cumpleaños.

Google ha comprendido hace tiempo que el desafío del siglo XXI es vender a la larga cola de usuarios justamente aquello que más desean, pero los deseos personales siempre habían sido un tesoro  celosamente custodiado,  a salvo del ruido de la cultura de masas hasta ahora.... Basta con seguir las huellas de alguien por la red para conocer la trastienda de su vida digital. Google ha alcanzado un valor de mercado de 200.000 millones de dólares, y cada vez su parcela es más amplia: software, energías renovables, sanidad... no hay que olvidar que la publicidad constituye un 97 % de sus ingresos. Toda su maquinaria sirve para vender a la persona indicada justo lo que necesita en el momento indicado. Google, la última mutación de la sociedad según Alessandro Baricco,  nos hace plantearnos el significado de lo público y lo privado en un mundo en que comparten espacio  los acontecimientos mediáticos, junto con el culto a lo personal.

Algunos ven en las comunidades virtuales son un lugar idílico en el que los individuos escogen libremente con quien relacionarse en función de sus intereses personales, más allá de las barreras geográficas, con la idea de liberarnos de la infelicidad que puedan ocasionarnos las limitaciones del mundo real. Pero no hay que olvidar nunca que el medio físico es el escenario en el que nos nutrimos y la sala de máquinas para escapar de las constricciones sociales del espacio.

Que los espacios sean virtuales no es una garantía de que sean democráticos, igualitarios y accesibles. Las transformaciones sociales seguirán ocurriendo con o sin tecnología, y como siempre  la conciencia crítica ha de ser nuestro mejor aliado.

En la entrada anterior nos hacíamos eco de las quejas de los lectores sobre el desconocimiento de  algunos servicios de la biblioteca. En línea con las tendencias más actuales de la Administración pública para acercarse a los ciudadanos, la biblioteca tiene creados perfiles en Facebook y Twitter para facilitar el intercambio, con los usuarios.

Para promocionar nuestra presencia en las redes sociales, hemos montado en la biblioteca una exposición bibliográfica sobre las nuevas tecnologías y su influencia en la sociedad. Como la bibliografía es muy amplia, si a alguien le sabe a poco la exposición, puede consultar nuestro catálogo.

Creemos que entre todos lo haremos mejor,  así que no dejéis de seguirnos en Facebook y en Twitter.

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