El community manager, o responsable de comunidades en línea, es la persona encargada de gestionar los intereses de una organización, marca o producto en la red de redes. En la medida en que el mundo virtual aumenta su interacción con el real, este tipo de profesionales está cada vez es más demandado.
Entre las tareas del community manager estarían, en primer lugar, gestionar la reputación on line del producto, marca o institución. Para empezar, es necesario posicionarse bien en la red, cerciorarse de que llegamos al público que queremos, y después controlar qué se dice de nosotros. No se trata sólo de ser un espía, sino de intervenir en la conversación, aportar contenidos, dejar hablar y moderar el debate si surgiera.
Cualquier organización que se confíe a un community manager, debe tener claro que desea escuchar a sus clientes o usuarios. Debe ser un profesional bien informado sobre el funcionamiento de la institución y tener el poder de decisión necesario para responder y actuar con rapidez. No es un trabajo adecuado para un becario.
En resumen, el community manager, es el rostro en Internet de la empresa, la institución o la causa, y desde hace poco, la última mutación del bibliotecario.
La información, el producto que nosotros ofrecemos, ya no tiene un carácter inmutable y estático. Internet nos permite muchas veces acceder al proceso de formación del conocimiento a través de la conversación y el intercambio.
Lejos de ser el templo del saber, el conocimiento se gesta desde hace tiempo extramuros de la biblioteca. La biblioteca tiene que volver a convertirse en un lugar (virtual) atractivo para el investigador. La biblioteca universitaria del futuro debería aprovechar el potencial de las redes sociales y de las herramientas 2.0, para crear espacios virtuales de intercambio en los que el usuario, además de utilizar los recursos de la biblioteca, los enriqueciera con sus comentarios y aportaciones abiertos a toda la comunidad. Un ágora ideal alrededor del conocimiento.
Estas y otras reflexiones se nos ocurrieron después de asistir ayer a la Jornada de buenas prácticas de Madroño, el consorcio de las bibliotecas Universitarias de Madrid.