Hace un tiempo encontramos en el blog Libros y bitios, una entrada sobre los destrozos que los usuarios causan en los libros. Se hacía eco de una curiosa exposición organizada por la Biblioteca de la Universidad de Cambridge, con el título: Marginalia and other crimes. Se exponían allí libros dañados por los lectores, que como buenos bibliotecarios clasificaban en distintas secciones: Daños producidos por todo tipo de animales, incluidos los niños, anotaciones a los márgenes, notas en color, dibujos, pegatinas...
Se trata de un problema que sufrimos todas las bibliotecas en silencio, como una vergüenza que uno prefiere ocultar, con la esperanza de que los usuarios del futuro no sigan esos execrables ejemplos. No estamos de acuerdo con el autor en que se trata de "ejemplos divertidos", pero si la Universidad de Cambridge se atreve a airear sus vergüenzas, también lo podemos hacer nosotros. Además, ya es hora de plantearse en serio un problema importante que daña seriamente nuestras colecciones hasta llegar a impedir su utilización.
Los de Cambridge proponen varias estrategias para combatir el vandalismo: en primer lugar, retirar del préstamo todos los libros dañados. De esa forma se tendría la seguridad de que el usuario es responsable de los desperfectos del material que devuelve. Como la colección se reduciría considerablemente, quizás los lectores tomaran conciencia de la importancia del problema.
La otra solución, sería que todos los lectores firmaran la siguiente declaración al recibir su carnet de biblioteca:
"I hereby undertake not to remove from the Library, nor to mark, deface, or injure in any way, any volume, document or other object belonging to it; not to bring into the Library, or kindle therein, any fire or flame, and not to smoke in the Library; and I promise to obey all rules of the Library."
que más o menos podría traducirse como sigue:
" Por la presente me comprometo a no sustraer, ni marcar, desfigurar, o dañar en cualquier manera, ningún volumen, documento u otro objeto que le pertenezca a la Biblioteca, a no a introducir en ella, ni encender en allí, ningún fuego o llama,
y a no fumar en la Biblioteca; y prometo obedecer todas las normas de la Biblioteca"
Y ahora nuestra pequeña galería de los horrores: