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La avispa asiatica, la asesina de la biodiversidad

20 de Octubre de 2015 a las 18:28 h

Diferencia entre una avispa asiática (derecha) y una europea. www.eldiariomontanes.es

Vespa velutina nigrithorax, alias avispa asiática, quédese con su nombre porque esta invasora, apodada la asesina de abejas, puede acarrear graves problemas no solo para los insectos de la miel sino para los ecosistemas en general, mermando la biodiversidad.

La especie, originaria del sureste asiático, entró en Europa por el puerto de Burdeos en 2004, y en menos de una década conquistó la mitad del territorio francés. En la península se detectó por primera vez en 2010, en Guipúzcoa, y desde allí ha continuado su avance imparable por toda la cornisa Cantábrica, llegando a Galicia y atravesando a Portugal. Además de expandirse también por otras comunidades como Cataluña, Aragón, La Rioja o Castilla y León.

En Baleares saltaron las alarmas a comienzos de octubre cuando desde el Departamento de Biología de la UIB se confirmó la detección por primera vez de la avispa asiática en las Islas. «Nos enteramos de su presencia porque un apicultor llevó un ejemplar al Museo Balear de Sóller y, desde allí, nos avisaron», comenta Mar Leza, investigadora y profesora del Laboratorio de Zoología de la UIB. «A partir de ahí, nos mostraron más ejemplares que habían capturado y cuando visitamos el apiario comprobamos cómo las avispas cazaban abejas; en unos diez minutos delante de una colmena, vi dos ataques».

En lo que va de mes han aparecido muchos más casos, centrados de momento en Sóller, Fornalutx y Deià. Los investigadores desconocen cómo pudo haber llegado, pero el transporte de material de jardinería es una posible vía de entrada.«Nosotros estábamos alerta con esta especie invasora porque existía la posibilidad de que llegara a Baleares», señala Leza, «de hecho ya habíamos preparado unos trípticos informativos para comenzar a hacer algo si se detectaba».

Es necesaria una respuesta rápida y este es el momento idóneo para frenar su expansión. «Si no se actúa ahora, dentro de poco abandonarán el nido para hibernar, ocultándose en la corteza de los árboles o en lugares en los que es imposible detectarlas», explica Leza. «Es la época de llevar a cabo algún trampeo, localizar los nidos y destruirlos, porque una vez que los dejan, nunca vuelven a ocuparlos. En invierno esta medida ya no sería eficaz porque están vacíos».

Actualmente, en Mallorca se desconoce la abundancia de esta invasora; por los avisos y fotos que están recibiendo los investigadores, aparentemente en Sóller hay bastante, pero no existen trampas para saberlo y sería importante determinar la extensión. «El otoño es la época más adecuada para realizar el trampeo», informa Leza, «en primavera se considera inconveniente porque con la trampa puedes provocar un efecto llamada y, se ha visto que la propia competencia de las reinas en esta estación resulta más efectiva que un trampeo».

Otra de las medidas es acabar con los nidos, una tarea nada fácil porque aunque son muy grandes, -pueden alcanzar los 70 centímetros de diámetro-, están colocados a gran altura, generalmente en los árboles camuflados por el ramaje, por lo que son difíciles de ver.

La erradicación de nidos y, en general, la gestión de la plaga debe ser realizada por profesionales porque determinadas actuaciones pueden acabar siendo contraproducentes.

«Hasta el momento no existe una trampa que sea totalmente selectiva y hay que tener mucho cuidado con no dañar a la fauna benéfica», subraya Leza, «debe estar adaptada para la avispa. La que se usa en la actualidad es todavía bastante rudimentaria, y el cebo consiste en zumos de frutas a los que se añade cerveza para evitar que la abeja se sienta atraída. Además hay que colocarlas en la proporción adecuada, una cada diez colmenas».

Para combatir esta plaga, la mejor arma es entender la biología y el comportamiento de esta especie aunque, según los investigadores, todavía se ignoran muchos aspectos. Pero un buen punto de partida puede ser conocer su ciclo ¿qué se sabe de esta invasora?

Las reinas, fecundadas el otoño anterior, se activan en el mes de marzo; en esta época, las denominadas reinas fundadoras, dejan sus lugares de hibernación (huecos de árboles o grietas del suelo) y comienzan a construir un pequeño nido en el que realizan la puesta y donde nace una camada inicial de hembras obreras. Solo se trata de una vivienda primaria, que abandonarán más adelante, ya que a medida que crezca la colonia las obreras fabricarán el nido secundario en otro lugar, generalmente en los árboles. En esta estructura definitiva, la reina comienza a poner sus huevos y puede haber unas 1.500 larvas. En esta etapa del ciclo se multiplican los ataques a las colmenas, las avispas necesitan una gran cantidad de alimento, sobre todo proteínas, y cazan abejas para alimentar a sus crías.

A partir de septiembre la reina pone huevos de los que saldrán machos y hembras, y éstas últimas, ya fecundadas, serán las reinas de la siguiente generación que se activarán en primavera retomando el ciclo. El nido comienza a declinar, primero muere la vieja reina fundadora y, a principios de invierno, el resto de la colonia. Las futuras reinas abandonan el avispero para hibernar.

Hay varios aspectos importantes a la hora de controlar la plaga, y uno de ellos es su correcta identificación, en ocasiones se confunde la avispa asiática con especies autóctonas, y se eliminan insectos beneficiosos, agravando el problema. La destrucción de nidos debe ser realizada por personal preparado y con el material apropiado. «Suele hacerse antes de la salida del sol o al atardecer, que son las horas en las que toda la colonia está dentro», aclara Leza, «taponando un pequeño orificio que está situado en un lateral».

No se recomienda disparar a los enjambres porque que no se mata a todos los individuos y las avispas dispersadas pueden volverse fértiles. Las hembras obreras no tienen capacidad reproductora mientras que se encuentren en el mismo nido de la reina fundadora, ya que ésta desprende una feromona que lo impide, pero si falta, como si de una jugada maestra de ajedrez se tratara, las obreras pueden convertirse en reinas, creando otros nidos y teniendo descendencia, aunque al no estar los huevos fecundados solo saldrán machos.

«Se trata de una nueva especie de depredador y la Apis mellífera ibérica carece de estrategias, no está adaptada para defenderse frente a esta amenaza», subraya Leza. «En Asia, la Apis cerana le planta cara; las abejas rodean a la avispa y forman una pelota hasta que la temperatura asciende y la invasora, que es más sensible al calor que la abeja, muere. Puede que con el tiempo las locales acaben aprendiendo y utilizando esta estrategia».

El problema de esta invasión puede llegar a ser mucho más grave de lo que en principio pudiera parecer y afecta a más aspectos que al de la producción de miel. Las abejas representan una parte importante de la dieta de la avispa asiática, pero no es su único alimento, también comen otros insectos polinizadores, lo que acarrea consecuencias negativas para la fauna autóctona. «El mayor peligro ya no es el número de abejas que capturan», alerta Leza, «sino que éstas dejan de salir a pecorear, lo que supone que no recogen polen y no tienen crías, lo que lleva al declive de la población, pudiendo llegar a desaparecer la colmena».

Si tenemos en cuenta que las abejas polinizan el 80% de plantas silvestres y cultivadas, los peligros que puede plantear esta nueva especie invasora, si no se frena a tiempo, podrían ser desastrosos, amenazando, no solo al sector apícola, sino a toda la biodiversidad.

Fuente: www.elmundo.es

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