"Mucha gente, incluso muy instruida, percibe que la ciencia tiene que ser algo patentable o con una aplicación inmediata. La investigación no funciona así" .
Por su interés, reproducimos la entrevista realizada al investigador del CSIC Íñigo Zabalgogeazcoa.
El trabajo de Íñigo se centra en la investigación de los endófitos, hongos que viven en el interior de plantas, y en cómo afectan a la vida de estas y a su adaptación al entorno. Mirar por el microscopio y fotografíar cientos de estos microorganismos, algunos de ellos de una gran belleza, forma parte de su trabajo diario. Encantado con su profesión, Zabalgogeazcoa cree que hace falta divulgar más la ciencia y lamenta que los medios de comunicación solo se ocupen de "deportes, política y sucesos".
Una original foto, en la que aparecen 70 hongos que se asemejan a una creación culinaria de cocina vanguardista, les valió a Íñigo Zabalgogeazcoa y Salud Sánchez el primer premio de la Categoría General en Fotciencia 2009. Este certamen, impulsado por el Área de Cultura Científica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), anima a participar tanto a investigadores como a cualquier ciudadano con fotos que reflejen aspectos relacionados con la ciencia. El plazo para enviar las imágenes en la edición 2013 permanecerá abierto hasta el 31 de octubre.
¿Qué trabajo realizáis en el departamento de Estrés Abiótico de tu instituto?
Trabajamos con hongos que viven en el interior de plantas. Estas constituyen hábitats que albergan cientos de especies de hongos diferentes. Hasta hace muy poco solamente conocíamos unas pocas, los patógenos, que son los que causan enfermedades y son visibles. Pero la mayoría de estos hongos son endófitos, no causan ningún síntoma evidente y sin embargo son también importantes. En muchos casos estas especies tienen un papel esencial en cómo viven las plantas y cómo se adaptan. Pensar que una planta no es más que una planta es una simplificación. A veces estos hongos son beneficiosos; algunas plantas infectadas por ellos contienen sustancias que son insecticidas naturales, alcaloides que las protegen frente a pequeños herbívoros e incluso mamíferos. Eso tiene aplicaciones para la mejora de cultivos y actualmente se está utilizando para mejorar céspedes, jardines, campos de deporte o pastos para animales.
¿Fundamentalmente tu trabajo se centra en la investigación básica?
Hay una parte que sí es básica, que consiste en entender qué especies viven en el interior de las plantas y cómo las afectan. Pero también tiene un aspecto aplicado. Por ejemplo, cuando seleccionamos un hongo que produce alcaloides que no son tóxicos para mamíferos, eso podrá tener una aplicación en la mejora de plantas forrajeras [generalmente gramíneas y leguminosas usadas como alimento para animales]. Otro ejemplo: cada vez que descubres un hongo que inhibe el crecimiento de otro hongo o de una bacteria, tienes un potencial antibiótico. En definitiva, todas las plantas están asociadas a cientos de hongos que tienen un gran impacto. Es algo parecido al asunto del microbioma humano; ahora se está conociendo que, en función de las bacterias que vivan en tu intestino, puedes ser más o menos delgado, o padecer ciertas enfermedades... Incluso ha habido pacientes con enfermedades graves que con trasplantes de bacterias a su intestino se han salvado. El ser humano es un animal más entre un montón de microorganismos que viven en su interior y que no solo son necesarios, sino que dependiendo de los que tengas eres de una manera o de otra. Lo mismo pasa con las plantas.
¿Qué te llevó a participar en un concurso como Fotciencia?
La belleza. Aquí usamos mucho el microscopio y cuando miras por él es muy común ver imágenes muy bonitas. Tenemos cientos de fotos. La imagen por la que nos premiaron, al margen de su valor artístico, ilustra lo que hablábamos antes. Los 70 hongos que se ven en ella se aislaron de una sola especie de planta.
Has utilizado la palabra belleza. ¿Crees que la ciencia tiene también una parte de disfrute estético?
Desde luego. Aquí mismo [en el laboratorio] tengo un hongo morado muy bonito. A veces nos encontramos con cosas preciosas a simple vista.
¿Crees que iniciativas como Fotciencia pueden despertar el interés por la ciencia entre ciudadanos ajenos a la vida científica?
No estoy seguro. No sé si la gente se va a poner a pensar en qué quieren decir esas fotos... Pero sí te enseñan otra parte del mundo, y eso también es ciencia. La investigación sirve para ayudarnos a entender el mundo. Mucha gente, incluso muy instruida, percibe que la ciencia tiene que ser algo patentable o con una aplicación inmediata. La investigación no funciona así. Puedes tener un objetivo, y de hecho suele ser así, pero para que una cosa llegue a tener su aplicación y llegue al mercado se necesita tiempo y además el momento adecuado.
Quizá eso tenga que ver con que hoy en las sociedades avanzadas se vive a un ritmo muy rápido, y generalmente de casi todas las actividades humanas se espera que tengan resultados, si no inmediatos, en el corto plazo.
Si al hablar de resultados te refieres a resultados que sean comercializables en el mercado, sí.
Y esto obviamente no siempre es posible en ciencia.
No. Muchas veces lo que sabemos hoy sobre cómo es el mundo puede ser la solución para un problema en un futuro distante. Por esa regla de tres, Copérnico, Darwin y muchísima otra gente que ha conformado la forma de pensar que tenemos se hubiesen muerte de hambre.
¿Crees que es importante divulgar la ciencia a la sociedad?
Muy importante. Detrás de casi todos los trabajos de investigación hay cosas que vale la pena saber. Solamente en la investigación que se hace en España hay muchísimos temas interesantes, dignos de saber y que tal vez no se conozcan.
¿Entonces habría que divulgar más?
Yo desde luego prefiero que me cuenten que se ha descubierto la trayectoria de algún planeta fuera del sistema solar, a que me digan dónde veranea el delantero del Mallorca. Pero la televisión, que quizá es el mejor medio de divulgación, está copada por fútbol y por propaganda política. Es una pena que los medios estén copados por estos dos temas más un poco de sucesos.
¿Otorgas mucha responsabilidad a la labor de los medios de comunicación?
Sí. Quienes los manejan tienen parte de la culpa. Hoy en día es fácil tener acceso a los descubrimientos y a las investigaciones que se desarrollan en todo el mundo. Hay muchas posibilidades para encontrar noticias interesantes y sin embargo no interesan o no tienen tirón.
Aparte de la responsabilidad de los medios, hay otras cuestiones. Por ejemplo, algunos investigadores, sobre todo los más jóvenes, se quejan de lo poco que se valora la divulgación en la carrera científica. ¿Crees que si se valorase más a nivel oficial el grado de compromiso de los investigadores sería mayor?
Eso no me parece fácil de responder. Es cierto que en el CSIC, si publicas algo en el periódico no te lo valoran tanto como si lo haces en una revista científica. Pero es que a lo mejor publicar en el periódico es más el trabajo de otras personas que el nuestro.
¿Quieres decir que vuestra prioridad no debe ser nunca la divulgación sino la investigación?
Sí, y que de todas formas nosotros hacemos una divulgación en los artículos que escribimos. Pero tengo dudas sobre si es nuestra obligación escribir en los periódicos. Quien lo hace, está muy bien, pero tampoco debe ser una obligación.
Y en cuanto a la clase política, ¿crees que también tiene alguna responsabilidad?
Supongo que para un político salir en la foto es importantísimo, es como para nosotros publicar. Y en los telediarios, la codicia por la foto es tremenda; eso sucede en todas las cadenas, públicas y privadas. Ahí hay un tira y afloja entre los dueños de los medios y los políticos. Esto limita el tiempo disponible para otras noticias.
Constantemente se repite que nuestra sociedad es bastante inculta en ciencia en comparación con otras sociedades europeas. ¿Es así?
Yo veo la siguiente división: una cosa es tener una cultura científica en cuanto a conocer, por ejemplo, qué es la fuerza de la gravedad, y otra es apreciar el valor de la investigación. En este último aspecto sí creo que somos un país en el que hasta hace muy poco todo el impacto que ha tenido la ciencia nos ha venido desde fuera, el apreciar para qué sirve la investigación no existe.
¿Y por qué aquí apreciamos menos esa actividad?
A lo mejor otras sociedades llevan más tiempo viendo el efecto de los resultados de la investigación en la vida cotidiana. España en ese aspecto ha estado en otra dimensión y eso quizá influye en la apreciación. Si te dedicas a estudiar el cortejo de un escarabajo, la gente piensa que eres un bicho raro. Sin embargo, gracias a la gente que estaba hace años mirando moscas hoy se está hablando de las células madre y de regeneración de tejidos y órganos. Toda la revolución que está habiendo en genética se debe a unos señores que estaban mirando moscas en el sótano. Detrás de casi todas las investigaciones hay unos objetivos que son útiles, a eso me refiero con la apreciación. Y por cierto, estudiar el cortejo de un escarabajo puede servir para reducir el uso de residuos tóxicos en los alimentos y en el medio ambiente.
¿Por qué es beneficioso para la ciudadanía tener una mayor cultura científica?
Cuanto más sabes, más preguntas te haces. Eso en la vida cotidiana nos ayuda a ser más críticos. Además hoy el conocimiento es necesario para sobrevivir.
¿Es fácil o difícil compaginar la carrera científica con la vida personal?
Yo no tengo ningún problema. A mí me gusta lo que hago y eso ya es una suerte. El problema de hoy es no tener trabajo.
Fuente: www.csic.es