Los científicos de todo el planeta reclaman una acción urgente para salvar los sitios Patrimonio Mundial de la Unesco. Poco importan las figuras de protección que pesen sobre un determinado espacio -reserva, parque natural o nacional o sitio de Patrimonio Mundial- si la gestión local de ese lugar no se hace correctamente. A veces las medidas eficaces son tan sencillas como la eliminación de los árboles de un bosque para reducir el riesgo de incendio o la reducción de nutrientes en una masa de agua para contrarrestar los efectos del calentamiento. Si no se lucha contra esas otras presiones será imposible que algunos "ecosistemas icónicos" del planeta puedan enfrentarse con éxito a los efectos del cambio climático. Esta es la llamada que hace un grupo de científicos en la revista "Science", quienes señalan como esos lugares emblemáticos a la selva amazónica, la Gran Barrera de Coral y los humedales del Parque nacional de Doñana.
Estos tres sitios Patrimonio Mundial de la Unesco "son actualmente e innecesariamente vulnerables al cambio climático", escriben los autores de este artículo, que pertenecen a distintas universidades y centros de investigación del mundo, como la Universidad de Columbia, la Real Academia sueca de Ciencias, la Universidad James Cook (Australia) o la Estación Biológica de Doñana (CSIC), entre otros.
Estos tres lugares están en este momento "bajo estrés" o en "muy alto riesgo" por el cambio climático. Los investigadores advierten de que los problemas localizados, tales como la disminución de la calidad del agua por la contaminación por nutrientes o la deforestación, pueden exacerbar los efectos de los fenómenos climáticos extremos, como las olas de calor y las sequías. Esto reduce la capacidad de los ecosistemas para hacer frente a los impactos del cambio climático.
Por tanto, proteger estos tres lugares de importancia mundial pasa por reducir las otras presiones que enfrentan: la sobrepesca en la Gran Barrera de Coral, la deforestación y desmonte de tierras en la Amazonía, y la contaminación por fertilizantes en Doñana. Y por qué estos lugares y no otros: "Muchos ecosistemas son importantes para sus habitantes locales, pero estos ecosistemas tienen una importancia global. Por ejemplo, la selva amazónica es un regulador climático de importancia mundial", dice rotundo Marten Scheffer, director del Departamento de Ecología Acuática y Gestión de la Calidad del Agua en la Universidad de Wageningen (Países Bajos).
Paraíso para las aves
Los humedales de Doñana, en el sur de España, son el sitio de invernada para aves acuáticas más importante de Europa. Recibe cada año más de medio millón de aves, y es el hogar de numerosas especies de invertebrados y plantas únicas. Pero los nutrientes procedentes del uso de fertilizantes agrícolas y de las aguas residuales urbanas están degradando la calidad del agua en los humedales, haciendo que proliferen algas tóxicas que ponen en peligro la biodiversidad del ecosistema. Y los investigadores advierten de que un clima más cálido podría agravar estos afloramientos de algas, provocando pérdidas de plantas y animales nativos. Además, la extracción de agua subterránea para el cultivo de la fresa y el turismo de playa también tiene importantes efectos.
"Poco se ha hecho para controlar estos factores locales de estrés, dejando Doñana innecesariamente vulnerable al cambio climático", dicen los investigadores en su artículo, y valoran a Doñana como en "muy alto riesgo". Andy Green, profesor de la Estación Biológica de Doñana, explica que "la Administración local podría disminuir este riesgo y, por lo tanto, aumentar la resistencia al cambio climático de los humedales mediante la reducción de la escorrentía de nutrientes". Estas medidas pasan por la reducción del uso de fertilizantes, la mejora de las plantas de tratamiento de agua y el cierre de pozos ilegales que están disminuyendo las entradas de agua potable a los humedales.
Luchar contra la tala
Por su parte, el aumento de las temperaturas y los períodos de grave sequía son una amenaza para la selva amazónica y, en combinación con la deforestación, podrían convertirla en un ecosistema seco, propenso al fuego y pobre en especies. Luchando contra la tala se aceleraría la regeneración del bosque, ayudando a protegerlo del fuego, manteniendo las precipitaciones regionales y evitando así una transformación drástica del ecosistema.
Daniel Nepstad, director ejecutivo del Earth Innovation Institute, en San Francisco, explica que esto ya se ha empezado a hacer con "una combinación de intervenciones políticas audaces y acuerdos voluntarios, que han disminuido la deforestación en la Amazonía brasileña a un cuarto de su tasa histórica. Pero hay que ir a más".
El carbón que amenza los corales
La Gran Barrera de Coral se encuentra amenazada por la acidificación del océano y el blanqueamiento de los corales, ambos inducidos por las emisiones de dióxido de carbono. Amenazas locales como la sobrepesca y la contaminación provocada por la escorrentía de nutrientes procedentes de la agricultura y por el dragado de puertos, reducirán la capacidad de recuperación del arrecife a la acidificación y el blanqueo.
Para Terry Hughes, director del Centro para Estudios de Arrecife de Coral, "el arrecife necesita menos contaminación de la escorrentía agrícola y del dragado de puertos, menos emisiones de dióxido de carbono procedentes de la quema de combustibles fósiles y menos presión de la pesca. Irónicamente, Australia todavía está planeando desarrollar nuevas minas de carbón y ampliar los puertos para el transporte de ese mineral, a pesar de los esfuerzos globales para realizar una transición rápida hacia las energías renovables".
Los tres lugares analizados -concluye el artículo- "desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de la biodiversidad mundial. Si estos sistemas colapsan, podría significar la extinción irreversible de muchas especies".
Fuente: www.abc.es