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Teresa

Isabel Corullón Paredes 15 de Enero de 2016 a las 09:38 h

Ahora que se va apagando el ruido de los múltiples fastos del centenario, es momento de dedicar un pequeño homenaje a Teresa de Ávila. Mi relación con Teresa es anterior, desde que, después de leer un artículo en el periódico, puse mis ojos en su Libro de la vida, olvidado en una estantería en casa de mis padres, uno de aquéllos clásicos de bolsillo de Espasa Calpe de la época del colegio. A pesar de sus páginas de papel tieso y prematuramente amarillento, con letra pequeña muy apretada, tan antipática de leer, me lo llevé conmigo. En aquel momento estaba enferma, y la paz doméstica y el tiempo libre me permitieron ir descubriendo poco a poco cuanta riqueza encerraba ese librito. Teresa se convirtió en mi compañera secreta en aquellos meses de obligado recogimiento en casa. [Seguir leyendo]

 

El Libro de la vida fue su primera obra, escrita por mandato de sus confesores, y que no sería publicada hasta su muerte. Es el más espontáneo y fresco de sus libros, éste junto con sus cartas son las obras que pueden resultar más atractivas para cualquier lector que quiera acercarse a la rica personalidad de Teresa. Los primeros capítulos constituyen un relato puramente autobiográfico, pero después pasa a  referirse a los asuntos del alma. Ella va adentrándose por terrenos nuevos, apasionadamente, utilizando un lenguaje lleno de frescura, de palabras y expresiones cotidianas. Y sus consejos resultan válidos para cualquier persona que aprecie lo que es tener una vida interior, y cultivarla, para todo aquel que quiera evitar "tener su huerto como un muladar"*. Quien haya leído cualquier manual moderno para iniciarse en la práctica de la meditación, se dará cuenta que hay muchas coincidencias con los argumentos que ofrece Teresa. Más adelante, el libro penetra en los intrincados bosques de los estados superiores de oración y habla de sus visiones, sus arrobamientos y los gozos que le proporcionan sus encuentros con un Dios que tiene corporeidad humana. Teresa se expresa como una esposa apasionada que sigue el camino del deseo, y al compartir estas experiencias da lugar a un libro diferente a cualquier otro, que se lee con deleite.

 

 

En 1588, seis años después de su muerte, tras haber sido examinadas de forma exhaustiva por la Inquisición, fueron finalmente publicadas sus obras y Fray Luis de León sería el encargado de editarlas. La Biblioteca Histórica no es especialmente rica en cuanto al fondo teresiano se refiere. Curiosamente, la más antigua de las ediciones que posee es la traducción itialiana del Camino de perfección, Camino di perfettione che scrisse per le sue monache la beata madre Teresa di Giesù, editada en Venecia en 1604 (BH FLL 2205). Le siguen en el tiempo dos ediciones de 1611, una de Madrid y otra de Bruselas, La de Madrid es la cuarta que se imprimía en la capital de las obras completas, en un solo volumen en 4º que, siguiendo la pauta de la edición príncipe de Salamanca (Foquel, 1588) comprende un prólogo de Fray Luis de León, el Libro de la vida, Camino de perfección, Avisos para ser monjas, Castillo interior o Las moradas y Exclamaciones o meditaciones del Alma a su Dios (BH FG 1759). La de Bruselas es corresponde a la edición de una obra suelta, Conceptos del Amor de Dios / escritos por la Beata Madre Theresa de Iesus, sobre algunas palabras de los Cantares de Salomon (BH FLL 16570).

 

 

Mientras que sus obras disfrutaban de tanta fortuna editorial, fue necesario que pasaran 70 años para que sus cartas vieran la luz. Teresa escribió profusamente a lo largo de su vida. Se calcula que habría escrito unas 15.000 cartas, de las que se han perdido buena parte. En el ambiente de comienzos del siglo XVII fueron rechazadas por banales e impropias. En ellas habla de aspectos intrascendentes, como la comida, los arrieros o el estado de los caminos. Los especialistas han venido considerando las cartas como una obra menor, sin embargo resultan fundamentales para conocer la rica personalidad de esta mujer extraordinaria. Finalmente, Diego de la Presentación, General de los Carmelitas, encargó la edición de una selección de poco más de medio centenar de ellas a Juan de Palafox y Mendoza, obispo de Osma, además de humanista, que fueron impresas en Zaragoza por Diego Dormer en 1658. En la preocupación que había por una posible mala recepción de las cartas por parte del público, las notas de Palafox tenían como finalidad ofrecer al lector el hilo que lo guiara en el laberinto para descubrir la enseñanza que contiene cada una de estas cartas. Saliendo al paso de los que pudiesen criticar el protagonismo que tiene lo cotidiano en ellas, y el lenguaje utilizado, el Padre José Freça, en uno de los textos preliminares de esta edición de las cartas, afirma "cada palabra es una sentencia y cada sentencia, un oráculo". Y efectivamente, esta frase resulta muy reveladora de la forma como Teresa se sirve en todas sus obras del lenguaje coloquial para hablar de las cuestiones más elevadas.

 

En la Biblioteca Histórica se conservan ejemplares de la 5ª edición de Palafox, impresa en Bruselas por Francisco Foppens en 1674, Cartas de Santa Teresa de Jesus, Madre y fundadora de la Reforma de la Orden de Nuestra Señora del Carmen, de la primitiva Observancia : con Notas / del Excelentissimo ... Don Juan de Palafox y Mendoza, Obispo de Osma ... ; recogidas por orden del ... padre Fray Diego de la Presentacion (BH FLL 27530) que era en realidad la segunda que aparecía en los Países Bajos, pues la primera había sido la de Plantino, en 1661.Uno de estos ejemplares tiene el ex libris de la Condesa de Campo Alange, lo que nos indica hasta que punto esta obra era de lectura corriente, y ya no solo entre los religiosos, como ocurría con el resto de las obras de Teresa de Jesús. Esta edición de las cartas tuvo mucha fortuna, pues muy pronto fue traducida, apareciendo las ediciones francesa e italiana antes que lo hiciese la segunda edición castellana.

 

 

 

Bibliografía

 

Álvarez, Tomás, O.C.D.

El Venerable Juan de Palafox ante las "Cartas" de Santa Teresa. Desde la 1ª edición española hasta la 1ª traducción francesa 1658-1660. 

Congreso Internacional IV Centenario del Nacimiento de Don Juan de Palafox y Mendoza (1. 2000. Pamplona): Palafox: Iglesia, Cultura y Estado en el siglo XVII / coord. por Ricardo Fernández Gracia, 2001, págs. 339-352

http://dadun.unav.edu/bitstream/10171/4598/1/18_TOMAS_ALVAREZ.pdf

 

 

 

 

*Huerto alude al alma, y muladar es un lugar sucio, lleno de estiércol y basura

 

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Comentarios - 1

Isabel

1
Isabel - 18-03-2016 - 15:05:32h

¿Sabes lo que te digo? Pues que me has animado a leer a Santa Teresa y voy a hacerlo (muy adecuadamente) esta Semana Santa.
Muchas gracias por la sugerencia.
Isabel


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