Inicio Biblioteca Complutense Catálogo Cisne Colección Digital Complutense

La ballena que se tragó a Jonás, varada en la playa, entre los grabados de la Biblioteca Histórica

Maite Rodríguez Muriedas 4 de Octubre de 2016 a las 11:57 h

Al contemplar este grabado calcográfico, a nadie deja indiferente, ya que el poder de fascinación que despiertan los monstruos marinos es innegable. Normalmente los encontramos en un ámbito privilegiado: los mares y océanos, donde estos seres suelen madurar su existencia. Un entorno que se presta a peligros amenazantes, pronto comienza a poblarse de leyendas alimentadas por la imaginación de navegantes sobre bestias extrañas y sorprendentes. Y una de las criaturas marinas más temidas fue la ballena. Su tamaño desmesurado, si lo comparamos con las embarcaciones y las gentes que le rodean, las convierten en objeto de respeto y temor.


En cuanto a la localización del espacio de este grabado podemos imaginar que se tratara de alguna zona litoral del océano índico, gran desconocido para los autores, pero sin duda la tierra de las maravillas por excelencia. Plinio el viejo, ya nos apuntaba en su Historia Natural que "hay en el mar de la india muchos y muy grandes animales entre los cuales son las ballenas de tamaño de cuatro higüeros y los pristes (pez espada) de 200 codos..."

 

Isidoro de Sevilla, en el libro XII de sus Etimologías, aborda el tema de los animales y por su carácter monstruoso se refiere a las ballenas "animales de unas proporciones gigantescas, y se les llama así porque arrojan y expelen agua, provocan unos remolinos mucho más profundos que todos los otros animales marinos. En griego, ballein significa arrojar. Se les denomina también cetáceos (cete) del griego to ketos y ta kete, es decir a causa de su magnitud. Son una clase de bestias de enormes proporciones y dotadas de un cuerpo semejante a una montaña; tal fue el cetáceo que se tragó a Jonás y cuyas entrañas eran tan gigantescas que tenía la impresión de haber llegado al infierno"


La ballena ha sido una de las criaturas marinas más temidas; en los bestiarios medievales era identificada con los nombres de aspidochelone, cetus, aspitortuga, etc., y se consideraba un monstruo asombroso de "mala compañía para los marineros". De este cetáceo llamaba la atención su orificio superior, situado en medio de la frente "donde tiene un conducto por el que atrae aire y arroja gran cantidad de agua, como una nube, con la que puede llenar los esquifes y otros barquichuelos y volcarlos en el mar. Cuando ahíta, brama y grita con tanta fuerza, que se la puede oír a la distancia de una lengua francesa".


Los monstruos marinos no escaparon al imaginario gráfico de los grabadores e impresores de la época. Matthäus Merian, el Joven (1621-1687) ha dejado constancia de ellos, concretamente de esta ballena en la lámina del libro Ioann. Ionstoni Historiae naturalis de exanguibus aquaticis libri IV. Heilbronnae, 1767. BH FOA 4187 (1)

A finales del siglo XVII tuvo gran difusión internacional la recopilación de imágenes faunísticas realizada por el pintor Matthäus Merian el Joven (1621 1687), con más de 1.300 grabados con imágenes fidedignas de animales y de criaturas irreales, como unicornios, basiliscos, dragones, arpías y numerosas bestias marinas que provocaron extrañeza y pánico en la élite social de la época.

 


Bibliografía:
Morgado García, Arturo. Los monstruos marinos en la Edad moderna: la persistencia de un mito. Trocadero (20) 2008, pp.139-154.
Paré, Ambroise. Monstruos y prodigios. [2a. ed.] . Madrid : Siruela, 1993

 

 

Bookmark and Share
Ver todos los posts de: Maite Rodríguez Muriedas

Comentarios - 0

No hay comentarios aun.


Universidad Complutense de Madrid - Ciudad Universitaria - 28040 Madrid - Tel. +34 914520400
[Información - Sugerencias]