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Ida Pfeiffer (1797-1858), el sueño cumplido

Marta Torres santo Domingo 20 de Marzo de 2020 a las 18:12 h

Viajar fue el sueño de su infancia, un deseo alimentado por los juegos de niña con sus seis hermanos, por las lecturas de libros que la llevaban muy lejos, a junglas espesas, desiertos inmensos, ríos tumultuosos, navegando en veleros que surcaban todos los mares, desde el Ártico al Caribe, desde el Índico al Pacífico. Los países se agrandaban en el atlas de la biblioteca de su padre, que la había educado en libertad y fomentado su curiosidad, guiando sus pequeños dedos mientras traspasaban fronteras: China, la India, Egipto, Persia, Brasil, Canadá, Estados Unidos, Mozambique...

Pero era un sueño utópico. Había nacido mujer, en el imperio austrohúngaro y a finales del siglo XVIII, en 1797, factores que se conjuraron para aplastar su fantasía. Su padre murió cuando ella tenía nueve años e Ida tuvo que renunciar a sus ilusiones y resignarse a la vida que la sociedad de la época le tenía reservada a las mujeres. Una educación incompleta, un amor truncado, un matrimonio forzado y de conveniencia con un viudo veinticuatro años mayor que ella (en 1822), una maternidad obligada y décadas de trabajo infatigable como madre, esposa y ama de casa, llena de sufrimientos y dificultades económicas.

Hasta que llegó un día en que toda la energía acumulada de sueños frustrados durante tantos años explotó. Y, por fin, Ida Pfeiffer se dijo a sí misma, a la pacata y perpleja sociedad de su época, y al mundo entero que quisiera oirla, que hasta aquí había llegado. Tras una separación amistosa de su marido (en 1833), cuidar de sus hijos hasta que fueron mayores e independientes, y heredar un poco de dinero de su madre, Ida, con cuarenta y cinco años, en el año 1842, hizo una pequeña bolsa con lo imprescindible y se lanzó al mundo, a vivir la vida de la manera que siempre había deseado, el viaje permanente.

Y así fue. Desde entonces, la curiosa, temeraria, intrépida e independiente Ida hizo viajes insólitos, dio la vuelta al mundo varias veces, escribió libros relatando sus aventuras que se convirtieron en bestsellers, y se ganó el respeto y aprecio de afamados exploradores como Humboldt o de sociedades geográficas como las de Berlín y París.

Siempre viajaba sola con una pequeña bolsa y poco dinero, contratando guías, conviviendo con los pueblos que visitaba, con la ayuda de las comunidades de europeos dispersos por todos los continentes, anotando sus reflexiones en cuadernos, admirando al mundo con su coraje, dureza y perseverancia.

Durante dieciséis años no paró más que para pasar unos pocos meses o años en Viena, escribir el relato de su último viaje y volver a lanzarse a la aventura. Hasta que la enfermedad le impidió seguir y murió con sesenta y un años en su Viena natal, en 1858.

Había viajado a Tierra Santa, Siria y Egipto (1842), Islandia y Escandinavia (1845), primera vuelta al mundo (Brasil, Chile, Tahití, Filipinas, China, Ceilán, India, Mesopotamia, Persia, Rusia, 1846-1848), segunda vuelta al mundo (Cabo de Buena Esperanza, Singapur, Borneo, Sumatra, Java, San Francisco, Panamá, Perú, New Orleans, Missisipi, Niágara, Canadá, New York, Azores, 1851-1854), Isla Mauricio y Madagascar (1856-1858).

Ida Pfeiffer se convirtió en una de las mujeres más famosas de su época y todavía hoy resuena su nombre como un ejemplo de determinación, un alma libre que luchó por ser lo que siempre soñó, una viajera del mundo. El retrato de Ida más conocido que nos ha llegado, tomado en 1856 por el fotógrafo Franz Seraph Hangfstaengl, revela una mujer decidida, apoyada en libros y mapas y al lado de un globo terráqueo, símbolo de los viajes que realizó.

Y si hoy la podemos recordar es porque además de viajera fue escritora y dejó un amplio testimonio escrito de sus viajes. Sus relatos son frescos, llenos de opiniones personales que reflejan sus percepciones y pensamiento, en ocasiones pudoroso o escandalizado por las costumbres locales, en otras indignada o llena de compasión por la pobreza que ve, pero siempre impregnado de un deseo imperioso de conocer.

Sus libros de viajes tuvieron un éxito casi inmediato y ante cada nuevo viaje y libro se multiplicaban las ediciones y las traducciones. Ida Pfeiffer vivió, viajó y escribió, no hay que olvidarlo, en la edad de oro de los libros de viajes, uno de los géneros más demandados por una clase media cada vez más alfabetizada.

La Biblioteca Histórica guarda entre sus tesoros un ejemplar del primero de los viajes que realizó Ida, en la edición inglesa titulada A visit to the Holy Land, publicada en 1852, varios años después de la primera edición alemana, Reise einer Wienerin in das Heilige Land, publicada en 1844.


El viaje comenzó el 22 de marzo de 1842 y, enlazando varios barcos, navegó por el Danubio hasta el Mar Negro. Tras permanecer seis semanas en Constantinopla se dirigió a Beirut pasando por Atenas y Rodas. Desde Beirut visitó las tierras del Líbano y de Tierra Santa: Jerusalén, Belén, Nazaret o el desierto del Sinaí. Y también desde Beirut viajó a Damasco pasando por las ruinas de Baalbeck. Después de este periplo por Levante se dirigió a Egipto donde visitó Alejandría y El Cairo, conociendo las pirámides. Por fin, emprendió la vuelta por Sicilia, Cerdeña e Italia donde permaneció ocho semanas antes de volver a Viena en diciembre, cansada pero plena de satisfacción.

Dedicó varios meses a poner por escrito sus anotaciones hasta conformar un libro que vio la luz en el año 1844 en su edición alemana, y en 1852 en su edición inglesa. Es un diario en el que mezcla sus reflexiones como peregrina, la excusa para este primer viaje, con relatos de aventura que presenta escenas muy vivas. A pesar de su bagaje eurocéntrico e impregnado del discurso colonialista y orientalista de la Europa de su tiempo, se la nota abierta a otras culturas y dispuesta a aprender de sus experiencias, incluso revisando prejuicios y estereotipos. Se refleja su escepticismo hacia los lugares sagrados con cierta crítica a los peregrinos cristianos, pero sobre todo describe paisajes, ciudades y gentes, dedicando un espacio singular a las mujeres, a las que intenta comprender a pesar de su incapacidad de comunicación, llegando a visitar un harén.
Estas son las palabras del prefacio de la obra en las que el editor vienés presenta a la autora:

Pocos hombres poseían la fuerza y resistencia necesarios para llevar a cabo tal empresa [el viaje a Tierra Santa], pero que una dama delicada de la clase alta de Viena tuviera el heroísmo para hacer lo que miles de hombres no lograron parecía casi increíble...

Y así es como nos cuenta que fue escrito el diario:

Lejos de desear publicidad, se limitó a llevar un diario, para conservar los recuerdos de su viaje durante su vida posterior, y para transmitir a sus parientes más cercanos la historia de su fortuna. Todas las noches, aunque a menudo agotada por el calor, la sed y las dificultades del viaje, nunca dejaba de tomar notas a lápiz de los acontecimientos del día, con frecuencia usando un montículo de arena o el lomo de un camello como mesa, mientras que los otros miembros de la caravana yacían estirados a su alrededor, completamente cansado...

Un dato relevante del desconocimiento en España de Ida Pfeiffer es que, mientras sus libros multiplicaban ediciones y traducciones en varios idiomas europeos (alemán, inglés, francés), hasta el año 2006 no se publicó una de sus obras en castellano, Viaje de una mujer alrededor del mundo (Huesca, Barrabés, 2006), edición actualmente agotada. Las editoriales especializadas en libros de viajes tienen aquí un reto apasionante.

 


El ejemplar de la Biblioteca Histórica pertenece a la segunda edición inglesa de 1853 publicado en Londres por la casa Ingram Cooke and Co. [BH FLL 52509] aunque, además de la portada de la segunda edición, conserva la portada original de la primera de 1852 y cuenta con ocho grabados que ilustran diversos paisajes del viaje, entre los que destacan la vista de Jerusalén del frontispicio, las ruinas de Baalbeck o el Istmo de Suez, con la caravana de camellos. Perteneció a la colección del catedrático de literatura griega y latina de la Universidad de Madrid Alfredo Adolfo Camús.

Bibliografía:

Howgego, Raymond John, Encyclopedia of exploration, Potts Point (Australia), Hordern House, 2003-2008.
Michaels, Jennifer, "An unusual traveler: Ida Pfeiffer's Visit to the Holy Land in 1842", en Quest. Issues in Contemporary Jewish History, 6, decembre 2013.http://www.quest-cdecjournal.it/focus.php?id=340#pfeiff1
Foto: Hanfstaengl, Franz Seraph / public domain.
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ida_Laura_Reyer-Pfeiffer.jpg

 

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Comentarios - 2

eva

2
eva - 25-03-2020 - 18:22:14h

excellent article.

Mercedes

1
Mercedes - 20-03-2020 - 19:06:30h

Gracias por darnos a conocer a una mujer tan apasionante. Estoy deseando leer sus libros de viajes


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