Infinidad de artistas podrían afirmar que el principio en su carrera fue un papel. Éste siempre ha sido el soporte más íntimo y cercano a la creación, sobre el que los artistas han aprendido a dibujar y dar rienda suelta a su imaginación. Y han sido en los márgenes de los libros impresos de la Biblioteca Histórica, donde los primeros lectores nos han dejado verdaderas sorpresas.
Con sus primeros trazos en la pared de una cueva, el hombre tomó conciencia del mundo, y así surgió la mirada extrañada y trascendente del hombre frente al cosmos. Hoy esa historia del origen se recrea en el acto más sencillo, simple y mínimo: cuando el lector y artista vuelve a dibujar en los márgenes y guardas de los libros. La presencia de dibujos, comentarios, subrayados, anotaciones, garabatos singulariza cada ejemplar de fondo antiguo y son más proclives a revalorizarse. Constituye lo que los especialistas denominan marginalia.
Los libros antiguos de la Biblioteca Histórica están llenos de sorpresas; su valor y su rareza no proceden solamente de su contenido científico y editorial, sino también de su historia individual. Ya hemos aludido en anteriores entradas en el blog sobre el valor patrimonial que adquiere el libro, gracias a sus encuadernaciones y ex-libris de sus poseedores. Pero estos antiguos poseedores no eran tan estudiosos y algunos lectores se sienten con cierto alma de artista, dejándonos pequeños dibujos en los márgenes, entre las líneas o sobre las hojas de guarda, e incluso han añadido un poco de decoración a la portada.
Más información:
- Navarro Bonilla, Diego. Las huellas de la lectura: marcas y anotaciones manuscritas en impresos de los siglos XVI a XVIII. En: Libro y lectura en la Península Ibérica y América: siglos XIII a XVIII / coord. por Antonio Castillo Gómez Árbol académico, 2003, ISBN 84-9718-201-4, págs. 243-288
- Artistas entre páginas. En : Cápsulas del tiempo: objetos encontrados en los libros. Exposición virtual