Esta sencilla cabezada fue empleada durante la Edad Media y el Renacimiento y podemos encontrarla nombrada en la literatura especializada como cabezada gótica-italiana. Se solía realizar con hilos gruesos de color natural sin teñir sobre un alma de piel o cordel vegetal que posteriormente servía para enlazar el cuerpo del libro a las encuadernaciones.
En el ejemplar de la Biblioteca Histórica impreso en 1522 que podemos ver en las imágenes (BH FOA 6040), el elevado deterioro de la cabezada original hizo imprescindible la realización de una cabezada nueva que permitiera mantener la estructura de la encuadernación y que tuviera las mismas características estéticas que la original que, en este caso, se correspondían con la cabezada gótico-italiana.
Este tipo de cabezada, por ser sencilla pero robusta en su estructura, se utiliza a menudo como cabezada de conservación en las nuevas encuadernaciones que se realizan para ejemplares que carezcan o hayan perdido la protección que les brindaba su encuadernación original.