Merece la pena que desde la Universidad Complutense dediquemos unas líneas a la que fue una de las primeras profesoras de universidad, una de las primeras archiveras bibliotecarias y, además, doble licenciatura en Filosofía y Letras y Derecho, y doble grado de doctora en ambas carreras, en unos años en los que no era nada común que una mujer llegara donde llegó Luisa.
En la Universidad Complutense de Madrid se pueden consultar las dos tesis que defendió. La primera en 1927 en Filosofía y Letras, La Gasca en América: contribución al estudio de la política colonizadora de España en América durante el siglo XVI, y la segunda en 1930 en Derecho, La colonización de la Patagonia en el siglo XVIII.
Nacida en 1892 en Medina de Rioseco, pronto muestra sus aptitudes para el estudio, y después de un brillante fin de bachillerato en 1910, obtiene el título de maestra en la Escuela Normal de Valladolid. Poco después, en 1914, aprueba unas oposiciones como maestra en la provincia de Palencia. Al mismo tiempo que ejerce su actividad docente, se matricula en la Universidad Literaria de Valladolid en la carrera de Filosofía y Letras donde cursa el primer año, trasladándose al año siguiente a la Universidad Central de Madrid donde cursa los siguientes tres años. Culmina sus estudios en Valladolid de nuevo, donde obtiene la licenciatura en Filosofía y Letras con la calificación de sobresaliente y premio extraordinario. En la propia universidad será elegida para impartir clases como profesora entre los años 1918 y 1921 en la Facultad de Filosofía y Letras, Sección Historia, siendo una de las primeras mujeres profesoras de universidad en España. Años después, en 1927, defiende su tesis doctoral en la Universidad Central de Madrid La Gasca en América: contribución al estudio de la política colonizadora de España en América durante el siglo XVI.
La labor profesional de Luisa coincide en un momento de la historia de España en el cual se estaban dando algunos pasos relativos a la educación académica de las mujeres. Ya antes, a mediados del siglo XIX, el sacerdote Fernando de Castro, comienza a favorecer la educación de la mujer y entra en contacto con Julián Sanz del Río, introductor del krausismo en España e inspirador de los principios de la Institución Libre de Enseñanza creada en 1876. Asimismo, en 1907 se crea la Junta para Ampliación de Estudios dirigida por José Castillejo. Ambas tratan siempre de no discriminar a las mujeres. Cinco años después de haberse inaugurado la Residencia de Estudiantes, abre sus puertas la Residencia de Señoritas en 1915, dirigida por María de Maeztu. Luisa conoce todas estas instituciones e incluso llega a residir en algunas ocasiones en la Residencia de Señoritas, teniendo una relación profesional y de amistad con doña María.
En 1920 oposita para enseñanza media y obtiene una plaza en un pueblo de Burgos donde no llegó a incorporarse ya que en 1921 aprueba las oposiciones del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. Su primer destino es Santiago de Compostela en ese mismo año. Además, se matricula por libre en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid donde obtiene excelentes calificaciones. Defiende su nueva tesis en Derecho en 1930, La colonización de la Patagonia en el siglo XVIII. Solicita el traslado a la Biblioteca Nacional, donde es director Miguel Artigas, y comienza allí su trabajo sin dejar de lado su actividad investigadora con varias publicaciones que había comenzado en su etapa en Santiago, otras relacionadas con su recién terminada licenciatura en Derecho y otras con sus inquietudes feministas.
De corte izquierdista, Luisa milita en la FETE (Federación Española de Trabajadores de Enseñanza, de la UGT) y posteriormente en el Partido Comunista. Por eso, no es de extrañar que su postura le ocasionara problemas tras el golpe de estado del 18 de julio y fuera depurada por las autoridades franquistas, después de un proceso en el que tiene detractores pero también diferentes apoyos. Como consecuencia de este proceso de depuración, Luisa es trasladada al Archivo de la Delegación de Hacienda de Ciudad Real. Pero por otra parte, su postura conciliadora le granjea problemas con sus propios compañeros, ya que en diferentes ocasiones se muestra contraria a que se releve de sus puestos a determinados profesores competentes por el simple hecho de ser de derechas o religiosos.
Después de ocupar diferentes puestos profesionales, por fin en 1945 vuelve a la Biblioteca Nacional y en 1949 es nombrada Jefa de la Sección de Hispanoamérica, puesto en el que permanece hasta su jubilación en 1962. Durante aquellos tristes y duros años de posguerra, Luisa continúa con sus investigaciones y con sus publicaciones relacionadas con el derecho, la historia y la biblioteconomía.Nada más jubilarse en 1962, muere tras una larga enfermedad que no había logrado hacer tambalear sus ansias por seguir estudiando, investigando y publicando.
Fue una mujer "moderna", según se decía en la época, que supo combinar sus estudios, investigaciones, independencia económica, viajes al extranjero o aprendizaje de idiomas, llegando a ser una de las primeras profesoras universitarias y una de las primeras bibliotecarias.
Aunque nunca llegó a ostentar cargos de una gran relevancia o fuera protagonista de hechos remarcables, su título de maestra superior, su doble licenciatura en Filosofía y Letras y Derecho, su doble grado de doctora en ambas carreras, sus numerosas publicaciones e investigaciones y, por último, su tesón y perseverancia ante las adversidades, le hacen mecedora de este recuerdo que desde la Universidad Complutense queremos tributarle
Referencias:
- La bibliotecaria Luisa Cuesta Gutiérrez (1892-1962). Pilar Egoscozábal, María Luisa Medinavilla Herreros. En: Revista General de Información y Documentación, vol. 22, nº1, (2012), págs. 169-187
- https://www.lavozderioseco.com/luisa-cuesta-la-primera-profesora-de-filosofia/
- http://culturagalega.gal/album/detalle.php?id=189