Durante la modernidad, las relaciones de sucesos fueron el mejor método de difusión de noticias entre en las monarquías europeas y sus territorios. Pueden ser consideradas como el precedente de la prensa actual, y aunque su valor como fuente fue tradicionalmente despreciado, desde los años 80 este tipo de documentación goza de una gran importancia para los estudios históricos. Las relaciones abarcaban cuestiones de una diversidad enorme: políticas, religiosas, militares, fiestas, etc. Entre ellas, destacamos una peculiar temática que ha atraído la atención de diversos investigadores - sobre todo en el ámbito internacional - por el interés y curiosidad que sin duda despierta: las apariciones de monstruos.
Se comienzan a registrar testimonios sobre seres extraños a principios del siglo XVI, aunque será en el XVII cuando se produzcan más impresos de este tipo. El monstruo (monstrum) es una figura conocida desde la antigüedad y existente en el medievo, épocas de la que se extraen las tradiciones interpretativas reflejadas en la modernidad. Se deja a un lado la visión clásica más "científica" - representada en Aristóteles y sus seguidores - y se opta por una visión más profética, interpretada en clave cristiana. El monstruo es la vía desde la que Dios muestra a los humanos sus designios, mediante seres de extrañas características. Este método recuerda al prodigium romano, aunque en este caso aparecen seres salidos de los bestiarios medievales, fruto de la unión entre las tradiciones clásica y popular. No solo existen seres mitológicos, pues en ocasiones encontramos relaciones que narran alumbramientos de extraños bebés. Aunque eran entendidos como monstruos en la época, actualmente sabemos que sufrían enfermedades o alteraciones de nacimiento - como los siameses - de donde se extraían interpretaciones.
El significado dado a los prodigios tenían una intención puramente propagandística. Se trataba de ensalzar la fe y la monarquía, razón por la que muchos vaticinios hablaban del fin del imperio otomano frente al mundo católico, o buscaban una oposición al mundo protestante. Además, hay un claro objetivo aleccionador hacía los fieles, que debían ser educados en comportamientos morales modélicos, ejemplificados en estos relatos. Estas fantásticas narrativas, sumadas a los grabados de las criaturas descritas, asombraban a todas las personas que acudían a escuchar las increíbles noticias sobre acontecimientos en lejanas tierras. Sin duda es un tema muy particular y relativamente poco trabajado, que debería ser tratado y revisado en mayor profundidad en el futuro.
Bibliografía:
Garcia Arranz, José Julio, La fiesta. Actas del II Seminario de Relaciones de Sucesos, en Lopez Poza, Sagrario y Pena Sueiro, Nieves (eds.), Las relaciones de monstruos en el contexto de la teratología ilustrada de la Edad Moderna, A Coruña, Sociedad de Cultura Valle Inclán, 1999, pp. 133-145.
Trópe, Hélène, "Propaganda y profecía en la España de los siglos XVI y XVII, las relaciones de sucesos referidas a monstruos", eHumanista: Journal of Iberian Studies, 36, 2017, pp. 116-126.
Pena Sueiro, Nieves, "Estado de la cuestión sobre el estudio de las Relaciones de Sucesos", Pliegos de bibliofilia, 13, 2001, pp.43-66.
Imagen I (grabado de los siameses): Tratado sobre "Desvios de la naturaleza o Tratado del origen de los monstruos [...] José Rivilla Bonet y Pueyo [...] con licencia en Lima en la Imprenta Real por Jose Contreras y Alvarado impresor del Santo Oficio, año de 1695", Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla, BH MED 4113, fol.23v.
Imagen II: Relación de sucesos "Relación verdadera y notable, en la cual se contienen los mas espantosos y admirables sucesos [...] un niño que nació en Ostrabiza con tres puntas en la cabeza [...] en Sevilla por Miguel de Aldabe, año 1653", Biblioteca Histórica Marques de Valdecilla, BH FG 1504, fol.1v.