El 9 de abril de 1609 se firmó en Amberes la tregua de los Doces Años (1609-1621) entre la Monarquía de Felipe III, los archiduques y la República holandesa que supuso un significativo paréntesis en la Guerra de Flandes (1567-1648), proceso de separación de las Diecisiete Provincias entre las que se mantuvieron leales a la Casa de Austria y las que acabaron articulando su independencia en un régimen confederal y republicano. Creemos que es oportuno analizar este periodo esencial de la historia situándolo en el contexto de una política de paces que marca de manera singular los años 1598-1618 hasta el inicio de la Guerra de los Teinta Años y la posterior reanudación de las hostilidades en los Paises Bajos a partir de 1621.
Ese reiterado y comprometido esfuerzo por pacificar los conflictos, alcanzar acuerdos estables con otros príncipes y repúblicas primando a menudo la política sobre la religión, y reducir los compromisos bélicos para tratar de sanear la situación económica presentando una imagen más conciliadora y protectora, conforman el reinado de Felipe III y el valimiento del duque de Lerma. Pero esta Pax Hispanica no hubiera sido posible sin el concurso de otros soberanos, como Enrique IV de Francia, Jacobo I Estuardo, los archiduques, Alberto e Isabel Clara Eugenia, o papas como Clemente VIII y Pablo V, de ahí la importancia de presentar la tregua en el contexto de la política europea.
Para la gente de hoy, puede resultar muy estimulante una reflexión sobre este "tiempo de paces" en el que la política supo poner freno al fanatismo religioso, en el que la búsqueda y la conservación de la paz se estimó como el objetivo primordial, en el que se trató de construir unas relaciones más estables y prósperas y se puso fin por un tiempo a la dinastía bélica del siglo XVI. Las guerras no cesaron, pero sí su intensidad y repercusiones. Los conflictos se llevaron al terreno de la militancia confesional, la propaganda y la rivalidad diplomática, y se oyeron voces que abogaban por la tolerancia, la convivencia pacífica y las libertades.
La Pax Hispanica en el contexto europeo (1598-1617). Estrategias de pacificación y recuperación.
La paz con Francia era uno de los pilares básicos de la Pax Hispanica, y por ello los tratados de vervins (1598) y Lyon (1601) se verán confirmados con los dobles matrimonios de 1615. La nueva estrategia de pacificación de los Países Bajos incluye la cesión de la soberanía de las Dicisiete Provincias y el Franco Condado como dote de la infanta Isabel. Los archiduques construirán una nueva relación con sus súbditos, reforzarán el avance de la reforma católica y mantedrán intactos los intereses patrimoniales de la Casa de Austria. Además, el soberano de la nueva Gran Bretaña Jacobo Estuardo, favorece el entendimiento hispano-inglés en la Paz de Londres (1604). Aunque se refuerza el aislamiento de los holandeses, Francia y Gran Bretaña serán garantes de cualquier futuro acuerdo de paz entre ambas partes.
En 1609 Hugo Grocio publica su discurso De la libertad de los mares, de fendiendo principios esenciales del derecho público internacional basados en la Escuela de Salamanca, que atañen a la libre circulación de bienes y personas, y critican el monopolio ibérico sobre el dominio de los mares y el tráfico internacional. La Toma de Ostende (1604) y las campañas en Frisia (1605-1606) fuerzan la apertura de negociaciones. El ataque frente a Gibraltar contra la escuadra española destinada al control del estrecho obliga a ampliar los límites del alto al fuego a los mares.
Fuente:
Tiempo de paces (1609-2009) : la Pax Hispanica y la Tregua de los Doce Años : [exposición] del 27 de octubre de 2009 al 31 de enero de 2010. Madrid : Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales ; Fundación Carlos de Amberes, D.L. 2009.