"Marcas de fuego: libros tatuados en la Biblioteca Nacional de México", es una exposición conformada por 89 libros antiguos que están marcados con fuego para determinar que eran propiedad de distintas órdenes, conventos y colegios como los franciscanos, dominicos, agustinos, mercedarios y carmelitas, además de particulares y que se exhiben en la sala de Exposiciones de la BNM que se ubica en la UNAM.
La exposición, que se inaugura en el marco de la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios, muestra a través de estos libros marcados una historia de amor por ellos y la conformación de bibliotecas provenientes de finales del siglo XVI, pero principalmente del siglo XVII, y que hoy resguarda la Biblioteca Nacional de México.
La muestra se divide en los libros que fueron propiedad de las grandes ordenes, como San Francisco (los que más abundan), Santo Domingo y San Agustín, luego se agrupan los libros con marcas de fuego que provienen de colegios y cleros seculares y en tercer lugar, se ubican aquellos que tienen marcas de fuego de particulares. Aquí se incluyen cinco libros antiguos de particular fulgor de bibliófilos, hermanos o bachilleres como Felipe Neri de Alfaro o Andrés de Agesta; así como doce fotografías de gran formato de los libros que la BNM resguarda en su colección reservada.
El comisario de esta muestra, Alberto Partida (jefe del Fondo Reservado de la BNM), asegura que para la exposición seleccionaron 89 piezas que dan cuenta de todo el trabajo que hicieron de búsqueda e identificación de marcas de fuego en el Fondo Reservado y que fue una oportunidad de hacerlo sistemático.
"Logramos identificar aproximadamente unas 129 marcas, pero no habría que decirlo como número global, porque en realidad varias de ellas son lo que podemos llamar variantes de un solo diseño, variantes porque pudo haberse estropeado el sello original, porque seguramente tenían dos tamaños de sellos, uno para libros más anchos y otro más delgado", asegura Partida.
Las marcas de fuego no son solamente una marca de propiedad en sentido estricto, sino que también servían para evitar el robo y para poder perseguir, demostrar y recuperar la pieza; "porque el robo de los libros no se practicaba necesariamente entre gente que los fuera a ocupar para el estudio, sino que el libro tenía un valor y podía representar la oportunidad para tener algún dinero".
"La marca de fuego o cualquier sello de distinción es necesaria en cuanto empiezan a crecer las bibliotecas, entonces las marcas de propiedad en general, y estas marcas de fuego en particular, de lo que nos hablan es precisamente de que empieza a haber una abundancia de establecimientos, una abundancia de colecciones y que hay circulación entre ellas", afirma Alberto Partida.
La exposición será inaugurada el viernes 2 de septiembre a las 12 horas en la Sala de Exposiciones de la Biblioteca Nacional de México, con la participación de Guadalupe Valencia, coordinadora de Humanidades; Socorro Venegas, directora de Publicaciones y Fomento Editorial, y Pablo Mora, director de la Biblioteca Nacional. Permanecerá hasta el 9 de diciembre con entrada libre todos los días.
Estará abierta de lunes a viernes de 9:00 a 20:00 horas; y sábado y domingos de 9:00 a 13:00 horas. Ya se tienen planeadas visitas guiadas para toda la comunidad y todo el público, los viernes y sábados.