¡Vamos a cerrar el año por todo lo alto!

Como se rememoraba en el editorial del número anterior, Pecia Complutense, Boletín de la Biblioteca Histórica, nació en el año 2004 "con el deseo de ser instrumento de difusión del saber depositado en la Biblioteca Histórica, y la ilusión de reflejar un trabajo común hecho por bibliotecarios e investigadores, cuyas pecias unidas fuesen una herramienta de apoyo a la investigación y al conocimiento de las actividades realizadas en la Biblioteca Histórica". Tras más de ciento cincuenta artículos escritos por varias decenas de bibliotecarios, restauradores, investigadores, profesores y alumnos de nuestra comunidad universitaria, en treinta y cuatro números semestrales aparecidos a lo largo de diecisiete años, desde 2004 a 2021, Pecia Complutense finalizó su Primera Etapa en enero de 2021.

En diciembre de 2022 hemos querido retomar el proyecto y abrir una nueva Segunda Época que, a partir de ahora, tendrá una periodicidad anual, si bien mantendrá la anterior numeración y el mismo enfoque y filosofía. Hemos querido renovar la imagen de Pecia Complutense con un diseño más actual que esperamos sea del agrado de nuestros lectores al igual que los contenidos del nuevo número que presentamos.

Pecia Complutense siempre ha sido un cauce para la publicación de artículos sobre las colecciones patrimoniales complutenses y el número que inaugura esta segunda etapa no podía ignorar esta práctica tan arraigada y que ha sido la principal razón de ser de la revista. Por ello abre este número José Luis Gonzalo Sánchez-Molero con un artículo sobre las Constituciones del Colegio de San Ildefonso, impresas en Alcalá de Henares en 1560, la primera edición de esta normativa que, por diversos motivos, faltaba en nuestro fondo y que fue adquirida en 2015 en el mercado del libro antiguo.

Le sigue un artículo de Helena Carvajal sobre los santos patronos del libro, santos a los que nos encomendamos para pedir éxito y larga vida a esta nueva andadura de Pecia Complutense.

Esta nueva etapa también quiere mantener sus puertas abiertas a jóvenes investigadores que han realizado sus prácticas con los nuestros fondos documentales. Jonathan Jacobo Bar Shuali nos ofrece un estudio sobre los catecismos napoleónicos publicados en España a comienzos del siglo XIX conservados en la Biblioteca Histórica.

Como reflejo de alguno de los afanes que han ocupado al personal bibliotecario en los últimos meses presentamos los resultados de un proyecto de colaboración con bibliotecas mexicanas en el estudio de las antiguas procedencias, el Catálogo de Marcas de Fuego de la Colección Francisco Guerra de la Biblioteca Histórica, que ha sacado a la luz un conjunto de 28 marcas de fuego.

Las actividades del Departamento de Conservación y Restauración siempre han tenido su hueco en Pecia Complutense y en este número, Carla Delgado Alonso nos presenta la compleja intervención en el Álbum de Elisa Soriano Fisher, restaurado para la exposición de Clara Campoamor celebrada en la Biblioteca Nacional. Es un conjunto destacado, que pasa por ser una de las primeras recopilaciones de fotografía, recortes de prensa y otros documentos efímeros de contenido netamente feminista conservados en España.

Finalizamos este número con una buena notica, la incorporación de la colección de bibliofilia Tiempo para la Alegría a los fondos bibliográficos de la Biblioteca Histórica, cuya importancia glosamos en un breve en homenaje a nuestro donante, el profesor Alfonso Utrilla de la Hoz.