Tiempo para la alegría fue una reconocida colección de bibliofilia promovida por Rafael Díaz‐Casariego (Oviedo, 1927‐Madrid, 1995) que, entre 1963 y 1987, compaginó, en ediciones de lujo,textos clásicos y contemporáneos de la literatura española con más de 500 estampas originales encargadas a los más destacados artistas del momento, los verdaderos protagonistas de este proyecto editorial: Daniel Vázquez Díaz, Eduardo Vicente, Manuel Viola, Gonzalo Chillida, Juan Barjola, José Caballero, Luis García‐Ochoa, Pablo Serrano, Manuel Alcorlo, Álvaro Delgado, Agustín Redondela, Silvino Poza, Laxeiro, José Viera, Antonio Marcoida, Manuel Avellaneda, Javier Clavo, Doroteo Arnáiz, Benjamín Palencia, Francisco Bores, Andrés Barajas, Óscar Estruga, Orlando Pelayo, Antonio Guijarro, Manuel Menán, Guillermo Vargas Ruiz, Antonio Zarco, Amadeo Gabino, Venancio Arribas, Alberto Duce, Daniel Quintero, Joan Cruspinera y François Maréchal. Tanto, la cuidada elección de artistas, de diferentes generaciones y tendencias artísticas, como la variedad de procedimientos y técnicas utilizadas, hacen que Tiempo para la alegría logre mostrar el variado y complejo panorama del grabado y la estampación española de las décadas de los sesenta, setenta y ochenta de la pasada centuria, siendo este, sin duda, uno de los principales alicientes que presenta esta exposición.

Aunque, por el protagonismo que alcanza la parte gráfica, a veces, las obras han tenido la consideración de libros de artista, el papel de Rafael Díaz‐ Casariego fue fundamental, no solo por la elección de las obras literarias y los estampadores, sino también por su intervención directa en aspectos de la edición como la composición de los textos y la selección de la tipografía, con tipos, cuerpos y colores de impresión diferentes para cada obra. Los papeles, color marfil, los adquirió entre las marcas de mayor calidad y las encuadernaciones las encargó a destacados artesanos. Fueron realizadas a mano, con las tapas en tela, marcadas con el título y la firma del artista, y los cuadernillos en rama y las estampas sueltas, como es tradición en este tipo de colecciones de bibliofilia. Precisamente, mostrar la riqueza material de los ejemplares, en los que dominan los grandes formatos y la individualización de cada título, es otro de los atractivos que ofrece la exposición.

También se ha querido exhibir buena parte de las obras donadas por Alfonso Utrilla de la Hoz a la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla y, de este modo, mostrar la obra original de todos los artistas que, nacidos entre finales del siglo XIX y mediados del siglo XX, se nvolucraron en este proyecto editorial, para el que, no olvidemos, Rafael Díaz‐Casariego creó y mantuvo un taller propio donde la mayoría de los artistas (salvo Orlando Pelayo)realizaron las matrices litográficas, xilográficas o calcográficas de las estampas. Para ello contaron con el apoyo de reputados artesanos especializados como Manuel Repila, para la prensa litográfica, y de Silvino Poza, Dietrich Mann o Pedro Arribas, para los procedimientos calcográficos (aguafuerte, aguatinta, buril o punta seca).

En la mayoría de las ocasiones los ejemplares se abren en las vitrinas por un grabado seleccionado junto al texto que ilustran, recrean o, simplemente, acompañan, ya que imagen y palabra mantienen un fuerte vínculo en Tiempo para la alegría, siendo la aproximación de cada artista a la ilustración de los textos y acontecimientos literarios otro de los hilos argumentales de la muestra. A veces, las vitrinas se complementan con estampas enmarcadas que ofrecen una imagen más completa de los diferentes estilos de los artistas.

La exposición está organizada en torno a veinte secciones que, normalmente, aúnan en una misma vitrina la obra de dos artistas que, dentro de cada género, mantienen algún tipo de afinidad estilística, temática o literaria, siendo conscientes de que otras relaciones son igualmente posibles. El recorrido comienza con los retratos de algunos de los escritores representados y avanza con las distintas figuraciones, agrupando a los artistas, según algún rasgo estilístico, ya sea el gusto por la tradición clásica, las distintas tendencias expresionistas o la inclinación surrealista. La exposición continúa con el paisaje y culmina con obras pertenecientes a las distintas abstracciones. El itinerario expositivo termina con las obras con técnicas de estampación menos comunes, como la xilografía o la manera negra, para finalizar con aquellos artistas que realizaron versiones personales de conocidas obras del pasado.

Lizarraga Echaide, Juan Manuel (2024).Tiempo para la alegría: donación de Alfonso Utrilla de la Hoz: [catálogo de obras expuestas]. Biblioteca Histórica "Marqués de Valdecilla"