Dos códices visigóticos complutenses del siglo IX fueron destruidos durante la guerra civil española, la Biblia 31, parcialmente, y la Biblia 32, por completo. Eran de una belleza singular, y testimonios únicos de la herencia cultural europea. Siete décadas después, han aparecido copias fotográficas de los dos códices, ahora digitalizadas, en su estado anterior a la guerra en un episodio, casi milagroso, en el que han intervenido muchas personas, en distintas épocas y diferentes ciudades: Madrid, Roma, Beuron Birmingham y, finalmente Minnesota (Estados Unidos). [Seguir leyendo]
Hace ya casi un año, una tarde en la Biblioteca Histórica, la doctora Elisa Ruiz, al hilo de una conversación sobre códices me preguntó, - ¿por cierto, sabes algo de las fotos de Roma de los códices visigóticos? - Quedé desconcertada, pues no tenía ni idea a qué se refería. - ¿De qué fotos me hablas? - Ya sabes, las fotos que menciona Millares Carlo...- .
Antes de que pudieramos continuar charlando, un grupo de alumnos se le acercó y, entre pregunta y pregunta, fueron entrando en el aula, cerraron la puerta y allí me quedé, sin saber muy bien a que se refería. Por ello, varios días más tarde, en una de las excursiones a la Sala de Lectura a consultar un repertorio, repasé el Tratado de paleografía española de Agustín Millares Carlo. Allí, en el anexo de códices por localización, estaba la clave. Los números 172 y 173 correspondían a las Biblias de la Universidad Complutense de Madrid conocidas por el catálogo de Villamil 31 y 32. Y esto es lo que decía Millares Carlo:
172. Madrid, Universidad Complutense, 31. - Biblia (Vulgata y Vetus Latina). Puede hoy estudiársele en la reproducción fotográfica que poseen los padres benedictinos de San Jerónimo (Roma), porque el códice original fue poco menos que destruido (1936-1939), y lo que queda, en tanto sea objeto de meticulosa reparación, casi es prácticamente inservible. Siglos IX-X. "ti" solo.
173. Madrid, Universidad Complutense, 32. - Biblia (Vulgata). Totalmente destruido, puede estudiársele en la edición fotográfica de los benedictinos de San Jerónimo (Roma). Siglo IX-X. "ti" solo.
¿Qué sabíamos nosotros de estas Biblias?. Eran conocidas internacionalmente como las Biblias visigóticas complutenses y, con anterioridad a la guerra civil habían sido estudiadas y referenciadas en todo los repertorios bíblicos, siendo muy apreciadas por su antigüedad, sus miniaturas mozárabes y, especialmente, por haber sido la base para la parte latina de la Biblia Políglota Complutense, la gran hazaña intelectual del cardenal Cisneros. Muy pocos años antes de la guerra habían sido estudiadas por última vez por María Teresa Bermejo, Pilar Martínez y Remedios Miquélez de Mendiluce y en esos estudios se incorporaron varias fotografías, últimos testimonios de la belleza de los códices.
Durante la guerra sufrieron las consecuencias de la lucha en la Ciudad Universitaria y al acabar la contienda se dio por desaparecida la Biblia 32 y por destruida casi completa la Biblia 31 que, tras un proceso de intervención, pudo ser recuperada parcialmente.
Setenta y cinco años después, gracias a Agustín Millares Carlo y a Elisa Ruiz, conocíamos que podía haber una copia fotográfica en Roma, pero ¿por qué?. Nos enteramos de que, en 1907, el papa Pio X comisionó a la Orden Benedictina, en la Abbazia di San Girolamo de Roma, a preparar una nueva edición de la Biblia y esa fue la causa por la que se encargaran multitud de copias fotográficas de manuscritos medievales bíblicos que había por el mundo. La profesora Elisa Ruiz ya había intentado localizar esas fotos por medio de amistades y codicólogos romanos pero no había conseguido dar con ellas. Para iniciar otra línea de búsqueda, a principios de marzo del 2010, le pedimos que nos echara una mano a uno de los amigos de la Biblioteca Histórica, el padre Luis Sánchez Navarro, profesor de la Facultad de Teología de San Dámaso, especialista en estudios bíblicos y con varios años de residencia en Roma. Nos prometió su ayuda.
Mientras esperábamos noticias de Roma, en el mes de mayo se pusieron en contacto con la Biblioteca Histórica dos investigadores de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), los doctores Hugh Houghton y Dámaris Romero, quienes estaban interesados en algunos aspectos de la digitalización de la Biblia 31. Unos días más tarde, el 11 de junio, la doctora Damaris Romero escribía a Mercedes Cabello contando que el "Dr. Houghton, me comenta que él cree que hay un microfilm de este manuscrito en América antes de que se estropeara durante la guerra civil, pero que necesita tener un permiso escrito de la Biblioteca Complutense para que él pueda obtener una copia del microfilm americano, puesto que el Archivo de Microfilms en América (HMML) no tiene un acuerdo de reproducción con vosotros...".
La noticia nos deja sorprendidos... ¿En Estados Unidos se conservaba una copia completa del códice 31?, ¿será la misma que buscamos en Roma?. Pero, ¿qué es HMML?
La Hill Museum & Manuscript Library, con sede en Minnesota (Estados Unidos) es una de las instituciones más meritorias de entre las dedicadas a preservar el patrimonio bibliográfico mundial. Tuvimos la oportunidad de saber de su existencia hace un par de años, cuando una investigación sobre otro códice complutense desaparecido, Las leyes de moros, nos llevó a su sitio web. Fundada en 1965 por la Saint John's University, su misión es preservar el patrimonio bibliográfico conservado en bibliotecas y monasterios de todo el mundo a través de una labor de microfilmación, y digitalización que les ha llevado a formar una colección con más de 115.000 copias de manuscritos que reflejan el pensamiento religioso y sagrado creado por la humanidad. Nació como fundación benedictina tras las desastrosas consecuencias que la Segunda Guerra Mundial tuvo para la herencia bibliográfica europea y tiene proyectos en muchos países. Ahora, por ejemplo, están trabajando en India, Líbano y Etiopía.
El 14 de junio escribimos a la HMML con una sola pregunta. - ¿Es posible que tengan ustedes una copia de una de nuestras Biblias, la 31, casi destruida en la guerra civil? - . La respuesta nos llegó unas horas mas tarde. Theresa M. Vann, conservadora de la HMML nos decía: - I can confirm that we have microfilms of your Bibles, mss. 31 and 32...- ¡La sorpresa se convierte en conmoción! No sólo nos confirman que tienen copia de la Biblia 31 sino que, además, guardan también una copia de la Biblia 32. ¡Es insólito, increíble, fantástico...! ¿Cómo ha podido suceder?
Fotografía de la Biblia 32 destruida totalmente durante la Guerra Civil |
Un intercambio de mensajes frenético entre Madrid-Minnesota-Birmingahm nos fue aclarando la historia, todavía con algunas sombras. Cuando los benedictinos de San Girolamo de Roma terminaron la edición del Viejo Testamento para cuyos trabajos se tomaron las fotografías originales (según me dice Hugh Houghton tomadas probablemente por Dom Henri Quentin en 1914), todos los materiales utilizados, incluidas las placas de vidrio fueron trasladados a la Abadía benedictina de Beuron en Alemania, sede de la Vetus Latina Institut desde 1945. Mas tarde, estas placas de vidrio (negativos) fueron refotografiadas y, sobre esta segunda copia se realizaron unos microfilmes en rollos de 35 mm., probablemente en los años 50.
Sin embargo, no fue en Alemania donde la HMML consiguió sus copias sino, sorprendentemente, en España. A finales de los años 70, según consta en la correspondencia del archivo de la HMML, su director, Julian Plante, siguiendo la misión de preservación que se había marcado su institución decidió adquirir microfilmes de todos los materiales incluidos en la obra de Klaus Gamber, Codices liturgici latini antiquiores (1968), la bibliografía más autorizada de manuscritos litúrgicos relevantes. La Biblia 31 (Gamber 369c.) era uno de ellos.
El doctor Plante escribió al Director de la Biblioteca Complutense en aquellos años, Fernando Huarte, para pedirle copias de los manuscritos 31 y 76 (éste último un manuscrito del siglo XIII conteniendo una obra de San Julián, obispo de Toledo). Huarte contestó diciendo que el códice 31 había sido destrozado en la guerra civil y que sólo podría consultarlo mediante la copia fotográfica de la Abadía de San Girolamo de Roma pero que escribiera al Servicio Nacional de Microfilmación de España para pedir el códice 76. El doctor Plante, sin embargo, no sólo pidió al Servicio Nacional de Microfilmación el manuscrito 76 sino que también pidió el 31 (¿tendría alguna corazonada? ¿contaría con alguna información de otra fuente?). Meses después, en marzo de 1979, llegaron a la HMML copias de los manuscritos 31 y 76. Al final del último rollo correspondiente al manuscrito 31 apareció la copia de la Biblia 32 pero nadie fue consciente entonces de la importancia de dicha copia. La Biblioteca de la Universidad Complutense nunca supo que podría haber copias de las Biblias 31 y 32 en España y hay todavía preguntas cuya respuesta desconocemos ¿de dónde procedían las copias del Servicio Nacional de Microfilmación?, de las fotos originales de 1915, ¿hubo alguna vez copia en España?, ¿porqué decidió Julian Plante pedir copia a España de la Biblia 31?. ¿porqué la Biblioteca Complutense no tenía copias ni información sobre la existencia de dichas copias? Desde luego, entre los codicólogos españoles conocedores de la colección complutense no se tenía ninguna noticia como lo demuestra la obra de Agustín Millares Carlo que, en su edición de 1983 sólo hablaba de las fotografías de Roma. Además, Manuel Sánchez Mariana en la recopilación de los códices destruidos en la guerra tampoco hace referencia a la existencia de copias y Elisa Ruiz las ha estado buscando durante años en Roma.
Volvemos al verano del 2010. Una vez comprobado por la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid, la Hill Museum & Manuscript Library y la Universidad de Birmingham la gran importancia del hallazgo, las tres instituciones nos pusimos a trabajar.
La Biblioteca Complutense envió copia digital en alta resolución de la Biblia 31 (BH MSS 31) restaurada para ser cotejada con la copia que ellos tenían y, ¡milagro!, encajaban perfectamente.
La HMML, en paralelo, puso en marcha un proceso tecnológico muy complejo para digitalizar su copia en microfilm, bajo la dirección de Wayne Torborg, director de las colecciones digitales. Los procesos estandarizados para pasar de microfilm a digital fueron desechados por no dar la calidad necesaria y ser peligrosos para la preservación del frágil microfilm. Se utilizó, entonces, un proceso manual de refotografiar cada fotograma del rollo con una cámara digital Nikon de alta resolución, operación que le llevó todo el verano a la estudiante Mary Baumgard. El resultado, magníficas copias digitales de los manuscritos 31 y 32 fueron enviados al resto de las instituciones y en breve serán puestas en el servidor de la Biblioteca Digital Dioscórides.
Mientras, la Universidad de Birmingham ha seguido trabajando en el proyecto Virtual Manuscript Room, incluyendo entre otros objetivos el estudio del Libro de Ruth del códice 31, probablemente el único testimonio conservado de la versión prejerónima.
La historia continuará, pues estos códices, con más de diez siglos de antigüedad, seguirán hablando a las generaciones venideras. Pero bibliotecarios, investigadores y universidades podemos sentirnos orgullosos. Gracias a la meritoria misión de una biblioteca del interior de Estados Unidos, gracias a los trabajos de investigación de unos profesores de Reino Unido, gracias a la inquietud de la profesora Elisa Ruiz, al interés de Luis Sánchez, a la meticulosidad de Agustín Millares Carlo, a la callada labor de los benedictinos alemanes e italianos, a la perfección de quien tomó las fotografías en 1915, y gracias a tantas y tantas generaciones de bibliotecarios que los han conservado con mimo, estos códices complutenses han podido superar la destrucción en una brutal guerra y volver a la luz, más allá de las cenizas.
Bibliografía citada:
BERMEJO, María Teresa, "La segunda Biblia visigótica de Alcalá", en Boletín de bibliotecas y bibliografía, 2 (1935), pp. 63-84 (Versión en PDF).
GAMBER, Klaus, Codices liturgici latini antiquiores, Freiburg, Spicilegii Friburgensis Subsidia, 1968.
MILLARES CARLO, Agustín, Tratado de paleografía española, Madrid, Espasa-Calpe, 1983, 3ª ed.
MIQUÉLEZ, Remedios; MARTÍNEZ. Mª Pilar, "El códice Complutense o la primera Biblia visigótica de Alcalá" en Anales de la Universidad de Madrid, IV (3) (Letras), 1935, pp. 1-16 (Versión en PDF).
SÁNCHEZ MARIANA, Manuel, "Los códices del colegio Mayor de San Ildefonso", en De libros y bibliotecas : homenaje a Rocío Caracuel, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1995, págs. 361-372. (Versión en PDF)
TORBORG, Wayne, "Out of Ashes: rediscovered medieval Bibles highlight the importance of manuscript preservation", en Illuminations: publication of the Hill Museum & Manuscript Library, Fall Newsletter 2010, pp. 4-8